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Periscopio Chile: La dignidad, la justicia y la solidaridad han tenido su primer triunfo … hasta que se haga costumbre

 

No cabe la menor duda que la única opción que tiene la clase media chilena de recibir algún bono o beneficio tras la horrible pandemia del Covid-19, es retirar el 10% de sus fondos de pensiones. “No queda de otra” como dirían los jóvenes. La única opción de la clase media, personas de esfuerzos que jamás le han pedido algo al Estado y no han recibido nunca beneficio alguno, y que como siempre, una vez más, deben enfrentar graves problemas económicos para satisfacer sus necesidades básicas, y que ahora se han visto más golpeados por la cesantía y la crisis sanitaria del coronavirus.

En una discutida y acalorada jornada se votó el proyecto de ley en la Cámara de Diputados; la semana pasada se había votado la idea de legislar, sobre el retiro de hasta 10 % de fondos de pensiones debido a la crisis sanitaria y económica que ha generado el Covid-19, pese al inmenso lobby del empresariado y del gobierno. Los ministros de Piñera se han desplegado de forma majadera a través de los medios de comunicación, como repitiendo una poesía preescolar o un slogan aprendido, que lo aprobado por las diputadas y diputados “no es una buena alternativa”, pero nada se dice del daño que ya han causado a miles de chilenos las pensiones indignas que reciben.

Si bien es una medida excepcional y urgente el retiro del 10%, hay que reconocer que tiene sentido solo en la inoperancia e ineficiencia política de un gobierno que está más preocupado del interés de los empresarios, y de defender el modelo heredado tras la dictadura de 17 años, que del bienestar social de los chilenos y chilenas. Y queda demostrado cuando en plena discusión presentaron medidas económicas para la clase media; entonces cabe preguntarse por qué cuando dieron el bono de $65 mil pesos (USD $83), no dieron la posibilidad de entregar $500 mil (USD $639) como lo ofrecen ahora. Pareciera que las amenazas de los dueños de las AFP sirvieron para abrir la billetera y realizar anuncios frente a lo que se les viene encima.

Hasta esta hora, no ingresa al Congreso Nacional ningún proyecto de ley relacionado con el ofertón que hizo el presidente Sebastián Piñera con su “Plan Clase Media”. En ese sentido, el gobierno ha llegado en reiteradas ocasiones demasiado tarde, por eso los trabajadores y trabajadoras están sufriendo duramente los efectos de la crisis, y muchas familias literalmente no tienen qué comer, “no hay con qué parar la olla”.

Pero para muchos chilenos y chilenas, y así se sintió tras el cacerolazo de la noche anterior a la votación, donde miles de personas desde sus casas tocaban las ollas como una forma de protesta, y de manifestar en forma pacífica que Chile está más unido que nunca para que por fin millones de chilenos puedan retirar el 10% de sus fondos previsionales. En ese sentido, lo ocurrido lo podemos calificar como un hecho histórico, como una batalla que ganó el pueblo chileno, donde la derecha y el gobierno quedaron absolutamente debilitados, mostrando su peor cara y con hasta matonaje a la hora de la votación. Amedrentando y teniendo al país asustado quieren imponer nuevamente el modelo, como lo hicieron hace 40 años.

Y si hablamos de matonaje, un rechazo masivo se produjo a las amenazas de muerte que varios diputados han recibido, y en especial el diputado demócrata cristiano Matías Walker que, en su calidad de presidente de la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara de Diputados, ha liderado el proyecto del retiro del 10%, recibiendo cobardes amenazas por parte de sectores de ultraderecha. La Democracia Cristiana se solidarizó con el diputado, y presentó una querella para que se investiguen los hechos y se haga justicia, exigiendo al ministerio del Interior que garantice la protección del parlamentario y su familia.

Formas cobardes que hacen revivir el pasado y abren heridas en un Chile que sigue estando polarizado. Una tristeza para la democracia y para el pueblo chileno que espera en tiempos de pandemia mucho más de un gobierno que no ha dado respuestas oportunas y certeras. Por eso el Congreso tuvo que presentar el proyecto de retiro de pensiones y actuar rápidamente como lo exige la ciudadanía en democracia y en tiempos de crisis.

Y si seguimos hablando de formas cobardes y de matonaje, en la jornada de votación el diputado oficialista del partido Renovación Nacional, Andrés Celis, acusó a su par Diego Schalper de extorsionar a otros parlamentarios para que votaran en contra del proyecto a cambio de cargos públicos. Esta denuncia sobre intento de cohecho ofreciendo puestos en el gobierno para violentar la conciencia de los congresistas que están a favor del retiro del 10% de los fondos previsionales no solo es solo una forma de matonaje, corrupción y cohecho, sino que un ataque directo al sistema democrático de un país. Cabe preguntarse ¿hasta dónde llegará la desesperación de la derecha y del empresario chileno que ve amenazado su negocio?

Y mientras tanto en el Congreso diputados y diputadas de oposición celebraban el gran triunfo de la aprobación del proyecto de ley, las fuerzas armadas, específicamente la Fuerza Aérea de Chile, FACH, a través de un documento que se filtró y se viralizó por las redes sociales, dispuso que: “todas las unidades de la institución acuartelamiento grado 2 a partir de las 16 horas”, el llamado incluye a “pelotones designados para cumplir funciones de control del orden público”, un nuevo acto de amedrentamiento hacia la ciudadanía, pero juzgue usted mismo la intención de este instructivo.

Para que sea realidad el retiro del 10% todavía quedan una serie de pasos para seguir con la tramitación. El proyecto de ley fue despachado al Senado, ahí requiere de 26 votos, lo que implica que dos votos deben ser del oficialismo, ya que la oposición cuenta con 24 de los 43 parlamentarios.

Porque los chilenos y chilenas necesitan un respiro para poder seguir adelante, la clase media tan solo pide lo justo y lo suyo, ya que los ahorros previsionales es dinero que lo han trabajado con el sudor de su frente. Lo que sucedió en la Cámara de Diputados es un acto justicia, de dignidad y solidaridad para una clase media agobiada por las deudas, y que hoy más que nunca necesita una ayuda económica. Por eso seguirán las protestas, por eso seguirán las manifestaciones, los cacerolazos, las canciones de lucha, el alzamiento de banderas… vamos por más justicia, por más solidaridad y hasta que la dignidad se haga costumbre.

 

 

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