Piñera descuida el flanco interno
La tramitación de la reforma tributaria suma críticas en el oficialismo: las negociaciones con la oposición se han transformado en un test al manejo del equipo político; los parlamentarios se quejan de estar al margen, y el protagonismo del Presidente contrasta con la ausencia del ministro del Interior en las tratativas.
El hemiciclo de la Cámara Alta estaba prácticamente vacío. Eran las 19.20 horas del miércoles 3 y los senadores de RN Andrés Allamand y Pedro García Ruminot, junto al ministro de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), Gonzalo Blumel, y el subsecretario de la cartera, Claudio Alvarado, con lápiz y papel en mano repasaban uno a uno los votos de los diputados de oposición de la Comisión de Hacienda, calculando quién rechazaría o aprobaría la idea de legislar una de las reformas más importantes para el gobierno del Presidente Sebastián Piñera, la llamada “modernización tributaria”.
Recién terminaba una jornada clave: La Moneda había cedido una vez más al retrasar una semana la votación en la citada comisión y los ánimos en el oficialismo ya llegaban a su límite.
Los cálculos eran pesimistas. La reforma tributaria ingresó el 23 de agosto del año pasado al Congreso, el gobierno lleva siete meses debatiendo con la oposición, y los parlamentarios de Chile Vamos mostraban signos de fastidio con la negociación de La Moneda.
Allamand es uno de ellos. El viernes 29, durante un encuentro con la Sofofa, el senador RN sostuvo que “la oposición no tiene interés en aprobar esta reforma ni en general ni en particular y, en consecuencia, hay un juego de máscaras. Hay un punto en que el ministro (de Hacienda, Felipe Larraín) debe decir ‘mire, he hecho todo el esfuerzo, que cada cual asuma su responsabilidad’”, dijo. Al día siguiente los diputados Patricio Melero (UDI) y Alejandro Santana (RN) -ambos miembros de la Comisión de Hacienda- llamaron al Ejecutivo a “apurar el tranco” y votar el miércoles 3 la idea de legislar la iniciativa. Ya al inicio de semana -el lunes 1-, durante el comité político, se les notificó a los jefes de partidos que no se abriría una nueva fase de negociaciones con la oposición mientras los parlamentarios oficialistas de las comisiones de Hacienda de la Cámara y del Senado sostuvieron un almuerzo con el ministro de Hacienda en que dejaron claro que ya habían perdido la paciencia y era momento de votar. “No hay nada más que hacer”, dijeron.
La molestia se logró disipar luego de que en esta última reunión -aseguraron varios de los presentes- se acordó con Larraín forzar la votación de la idea de legislar y -ante la inminente derrota- traspasar el costo del rechazo de la iniciativa a la oposición.
Pero La Moneda -por instrucción presidencial- resolvió desconocer ese acuerdo y el miércoles 3, minutos antes de la sesión de la comisión, Blumel comentó a los parlamentarios oficialistas que se había llegado a un acuerdo con la oposición y la votación para la idea de legislar se aplazaría una semana, cumpliendo el plazo máximo legislativo, es decir, el 10 de abril.
La maniobra desató la molestia de los parlamentarios de Chile Vamos, donde se suman los críticos a la manera en que se ha encarado la iniciativa: zigzagueante, errática, con demasiado juego a la oposición, son algunas de las calificaciones más recurrentes.
Un precedente que no es menor considerando que la tramitación de la reforma tributaria -que, entre sus elementos clave, busca generar un sistema único de tributación que elimine la renta atribuida y el sistema semiintegrado, para dar paso a uno integrado que reconozca el 100% del impuesto corporativo- es la antesala de las iniciativas clave que el gobierno busca activar en el Parlamento: previsional y de salud, entre otras.
“Los plazos que ha dado el gobierno son excesivos y hoy dar más plazo y abrirse a más solicitudes de la oposición significa alejarse del propósito que es el porqué la gente votó por el programa del Presidente Piñera”, dijo a Reportajes el diputado Santana, jefe de bancada de RN.
Lo que más resienten en el oficialismo es que -según señalan- hace unas semanas era la oposición la que estaba enredada en el tema y hoy es el gobierno el cual se infligirá una derrota en caso de que la Comisión de Hacienda rechace la idea de legislar el proyecto.
Ausencia de Chadwick
En las filas de Chile Vamos se comenta sotto voce la distancia del ministro del Interior, Andrés Chadwick, con el devenir de la reforma tributaria. El secretario de Estado -de quien se señaló hace unas semanas que tendría un rol central en la tramitación de esta y otras iniciativas emblemáticas- ha optado por concentrar sus esfuerzos en la agenda de seguridad ciudadana.
No pocos coinciden en que resulta inexplicable que el jefe político del gobierno no despliegue sus redes para asegurar un buen debut de las reformas que buscan poner el sello al segundo mandato de Piñera.
Por estas semanas, además, el comité político suma la baja de la ministra vocera, Cecilia Pérez, con licencia médica.
Así, la responsabilidad de la negociación de la iniciativa ha recaído en los ministros Larraín y Blumel. Aunque en el mismo oficialismo destacan con algo de incomodidad el alto protagonismo del Presidente Sebastián Piñera en las tratativas. Prueba de ello fue que durante toda la mañana del miércoles 3 no solamente estuvo en contacto permanente con el ministro Blumel, sino que cada uno de sus pasos fue visado por el propio Mandatario.
No hay nadie en el oficialismo que sostenga que los votos de sus parlamentarios no estarán disponibles para la aprobación de la reforma tributaria. Sin embargo, cada vez toma más fuerza la idea de que el gobierno se está jugando el todo en aprobar la idea de legislar en la Comisión de Hacienda y la sala, y que inevitablemente se está instalando un juicio al equipo político. “Una suerte de plebiscito: si les va bien o mal”, afirma uno de los máximos dirigentes de Chile Vamos.
Esa impresión se agudiza porque los parlamentarios coinciden en que los ministros de La Moneda -incluyendo a Hacienda- no solo los mantienen al margen de cualquier negociación que se ha hecho con la oposición, sino que, además, no les cuentan de sus avances o retrocesos.
No hay que olvidar que -al menos en el mundo parlamentario oficialista- la reforma tributaria partió con un paso en falso. Habían pasado solo cinco días desde su nombramiento, a fines de enero de 2018, y el ministro Larraín comprometía que el nuevo gobierno del Presidente Piñera reduciría los impuestos a las empresas a un 25%. Se trataba de una promesa de campaña, enfocada en el crecimiento económico y que contaba con el amplio respaldo de Chile Vamos.
Con el paso de los meses, sin embargo, y constatando de que la realidad en el Congreso sería más compleja de lo esperado al no contar con mayoría parlamentaria, Piñera dio un sorpresivo giro y decidió no rebajar el impuesto a las empresas.
“Dadas las dificultades fiscales heredadas y la envergadura y urgencia de las reformas sociales y proyectos estructurales por hacer, he decidido mantener constante la tasa de impuesto corporativo a las empresas”, señaló el Mandatario en su primera cuenta pública.
La propia actuación de Piñera en las últimas semanas -en las que se ha cuestionado internamente el exceso de protagonismo presidencial- no han hecho sino atizar las críticas al manejo del gobierno.
Al mediodía del jueves 4, el ministro Blumel recibió al senador UDI Víctor Pérez, quien llegó hasta La Moneda para oficializar sus cuestionamientos a la estrategia política del gobierno. Ya el tema no era solo la tramitación de la reforma tributaria, sino que se habían extendido a la proliferación de anuncios que han marcado los últimos días del Ejecutivo. “Debemos enfocarnos en la gestión”, señaló Pérez, en la misma semana en que anunció un nuevo plan de drogas y el adelanto de la reforma a las isapres.
Las críticas al manejo comunicacional también se han hecho sentir. Y en el caso particular de la reforma tributaria, en el oficialismo resienten que la oposición haya logrado instalar la idea -según el gobierno errónea- de que las modificaciones beneficiarían “a los ricos”.
“La ciudadanía no tiene idea, el día de hoy, los beneficios que hay para las pymes, para los adultos mayores, con la reforma tributaria. Hoy es el parlamentario de la Nueva Mayoría el que anda diciendo en las ferias que les van a subir los impuestos y eso es falso, pero tampoco hemos hecho una campaña en contra de eso. Hay muchos aspectos comunicacionales que se deben de mejorar de manera urgente. Hoy la oposición siente que le sale gratis rechazar la reforma tributaria, porque la gente no tiene idea en qué la beneficia”, afirmó el presidente de RN, Mario Desbordes, a Reportajes.
Una caja de Pandora
“Mientras más tiempo pasa, gana la oposición. En este caso, el tiempo no juega a nuestro favor”. “Esto se debió haber votado en enero”. “No hay más diálogo”.
Las frases abundan entre los parlamentarios del oficialismo. Y aunque en el gobierno reconocen la molestia oficialista, señalan que la idea de no perder la idea de legislar la reforma tributaria se transformó en una obsesión para el Mandatario.
En La Moneda explican que el Presidente ha mirado con atención los sondeos internos del gobierno que ratifican que la ciudadanía castiga a quien no es capaz de generar acuerdos. Una alerta de la que el Mandatario ya tomó nota en enero y que lo ha llevado a sorprender al oficialismo.
Un ejemplo de ello fue la ronda de reuniones que Piñera sostuvo -en solitario- con los presidentes de los partidos de oposición y de la que -en parte importante del oficialismo- se enteraron por la prensa.
El balance no fue satisfactorio: varios hicieron hincapié en que la solitaria presencia del Mandatario debilitó aún más a su equipo político y que no logró compromisos sustantivos con los líderes de la oposición. Pero en La Moneda sostienen que la importancia de las invitaciones radica en que son valoradas por la opinión pública.
Solo eso explicaría que Piñera instruyera a sus ministros a aplazar una vez más la idea de legislar su primera reforma emblemática a la espera de ofrecer una nueva propuesta a la oposición. Fuentes de gobierno señalaron que esta precisará las medidas de compensación para buscar una mayor recaudación a la que asegura el sistema integrado y que estas provendrán de las empresas.
Todo bien hasta ahí, afirman en Chile Vamos, si es que se logra aprobar la idea de legislar. La caja de Pandora se abrirá -sin embargo- si esto no sucede el miércoles 10 y La Moneda tenga que comenzar a dar explicaciones a sus propios partidarios.