Plácido Domingo, un extraterrestre en la ópera
El cantante madrileño ha llegado a su papel número 150 -Zurga en «Les Pêcheurs de perles»- en el Festival de Salzburgo
A Plácido Domingo le recomendaban los críticos, en la década de los setenta -años de mucha actividad para el tenor madrileño- que frenara el ritmo. Incluso la legendaria Maria Callas le dijo en el otoño de 1971, cuando se lo encontró en un restaurante en Nueva York al día siguiente de una representación en la Metropolitan Opera House: «Solo tú eres bueno, Plácido, pero estás cantando demasiado». Hasta hubo quien se atrevió a augurar que apenas le quedaban diez años de carrera. Pero por lo visto, Domingo no hizo demasiado caso de consejos ni de augurios; de haberlo hecho, el jueves pasado no hubiera logrado, en el festival de Salzburgo, un récord insólito dentro del mundo de la ópera: cantar su papel número 150 (el New York Times recuerda que Enrico Caruso cantó cerca de sesenta y Maria Callas interpretó medio centenar; ambos son, sin duda, los dos grandes mitos de la ópera del siglo XX, y destacaron por la profusión de los personajes).
Plácido Domingo cantó el jueves -y repetirá hoy- en el festival de Salzburgo la ópera «Les Pêcheurs de perles» («Los pescadores de perlas»), de Bizet, en versión de concierto. La soprano Aida Garifullina, el tenor Javier Camarena y el bajo Stanislav Trofimov son sus compañeros de reparto, y Riccardo Minasi el director de orquesta. Domingo interpreta a Zurga, un papel de barítono, cuerda en la que se mueve en los últimos años; es el segundo rol de este título que canta, ya que en enero de 1964, en Tel Aviv, encarnó a Nadir, un papel de tenor; a pesar de ser más adecuado para un tenor lírico -Domingo ha sobresalido especialmente como tenor spinto-, lo hizo en medio centenar de ocasiones, sobre todo en la propia capital israelí (donde estuvo contratado un tiempo junto a Marta Ornelas, su mujer, al principio de su carrera).
Decir que no
La legendaria soprano sueca Birgit Nilsson -con quien Domingo cantó por primera vez el papel de Calaf en «Turandot»- ya adivinó las posibilidades de Plácido Domingo en los albores de su carrera internacional: «Dios debía tener un espíritu excelente el día qu e creó a Plácido. Tiene todo lo necesario para hacer una de las carreras más grandes que se puedan ver: una voz increíblemente hermosa, una gran inteligencia y una musicalidad increíble, además de una gran capacidad para actuar, un gran corazón, y es un querido, muy querido colega». Y concluía: «Es casi el lingüista perfecto, pero, ¡ay !, ¡todavía no ha aprendido a decir no en ningún idioma!»
Por fe en sí mismo, por capacidad, por curiosidad o por entusiasmo -es lo que le confesó en una ocasión a Nuria Espert cuando ésta le preguntó qué le movía a cantar un día en Londres y al día siguiente en Los Ángeles-, el caso es que Domingo sigue sin decir que no. «Cuando descanso, me oxido», ha dicho en una entrevista reciente. A sus 77 años (nació en el número 34 de la calle Ibiza, en Madrid, el 21 de enero de 1941) mantiene una más que notable actividad, y no solo en el escenario, sino también en los despachos -es director de la Ópera de Los Ángeles– y en los fosos de orquesta -hace unas semanas debutó en el siempre exigente Festival de Bayreuth-.
Frenética actividad
Su página web relata su actividad de aquí a final de año: conciertos en la Royal Opera House Muscat de Oman (6 y 8 de septiembre), concierto en el Hollywood Bowl de Los Ángeles (13 de septiembre), «Don Carlo» en la Ópera de Los Ángeles (del 22 de septiembre al 14 de octubre), concierto en la Grand Opera de Houston (26 de septiembre), y más conciertos en Orange (Estados Unidos), Durango (México), San Francisco (Estados Unidos) y Seúl (Corea del Sur) en octubre. En noviembre estará en la Metropolitan Opera House de Nueva York, para celebrar las bodas de oro de su debut en este teatro -fue el 28 de septiembre de 1968, cuando sustituyó repentinamente a Franco Corelli en la ópera «Adriana Lecouvreur», de Cilea, junto a Renata Tebaldi-; unos días más tarde, el 11 de octubre, nació Álvaro, el segundo hijo de su matrimonio con Marta Ornelas. En esta ocasión, Plácido Domingo cantará el papel titular de «Gianni Schicchi», de Puccini.
El cantante terminará el año en casa, con dos conciertos, el 19 y el 22 de diciembre -el primero como cantante y el segundo como director de orquesta-, en el Palau de Les Arts de Valencia. Y la primera mitad del año próximo tiene previstos conciertos y representaciones operísticas en Dinamarca, Omán, Gran Bretaña (Covent Garden de Londres), Lituania, Estonia, Estados Unidos (Metropolitan de Nueva York y Ópera de Los Ángeles), Italia (Scala de Milán), Austria (Staatsoper de Viena y Graz), Alemania (Staatsoper de Berlín, de Múnich y Ópera de Dresde) y España (Teatro Real de Madrid).
Debut
Lejano queda aquel 12 de mayo de 1959 en que se subió por primera vez a un escenario para cantar, en la compañía de zarzuela de sus padres, Plácido Domingo y Pepita Embil, «Marina» en el teatro Degollado de la ciudad mexicana de Guadalajara. Era el prólogo de una carrera operística que arrancaría el 23 de septiembre de aquel mismo año, 1959, en México D. F., donde cantó el papel de Borsa en «Rigoletto», de Verdi -Domingo encarnó posteriormente dos papeles más de esta ópera, el Duque de Mantua y el propio Rigoletto-. Su primer papel protagonista sería en otro título verdiano, «La traviata». Cantó a Alfredo en Monterrey (México) el 19 de mayo de 1961.
Verdi y Puccini son sus compositores preferidos. Del genio de Busetto ha cantado una veintena de óperas -suyos son casi todos sus papeles baritonales, a los que se ha dedicado en los últimos años, y que empezó hace casi una década con el rol titular de «Simon Boccanegra»-, mientras que del músico de Lucca ha interpretado seis de sus títulos. Su papel por excelencia es Otello, en la ópera homónima de Verdi. Pero su repertorio -en el que además de óperas hay zarzuelas y comedias musicales, y títulos cantados en el escenario y otros en el disco- lo integran casi cuarenta compositores, desde Mozart hasta Wagner, desde Chueca y Valverde a García Abril, desde Händel hasta Wolf Ferrari.