Polémico homenaje del Gobierno de Nicaragua a Rubén Darío
La Casa América de Madrid rinde homenaje a Rubén Darío, con la fachada azul y un verso del poeta – KIKE PARA
Este pasado sábado se cumplieron 100 años de la muerte del poeta Rubén Darío (1867-1916), el mayor exponente de la poesía del Modernismo en la lengua española. León, una ciudad colonial nicaragüense, fue escogida como la sede de unas celebraciones oficiales que, lejos de unir a intelectuales y escritores, han generado una intensa controversia.
El centro de la polémica es un decreto presidencial firmado por el presidente, Daniel Ortega, pero escrito por su mujer —la poetisa Rosario Murillo, vocera oficial y jefa de hecho del Gabinete de Gobierno— en el que, con una redacción melosa y con faltas de ortografía, llama al poeta “Liróforo Celeste, Poeta de Nicaragua y el Mundo” y ordena que 2016 sea el año “del Sol que alumbra, las Nuevas victorias” (con la coma en el original) y dedicar “toda la Labor, Fecunda, Generosa, Cristiana, Socialista y Solidaria del Estado nicaragüense, a honrar al Insigne Maestro de Maestros”.
El decreto fue publicado en el diario oficial del Estado, La Gaceta, y desde su aparición escritores, periodistas, poetas e intelectuales han criticado lo que consideran una afrenta contra el máximo exponente de la literatura nicaragüense, en un país donde Darío es respetado y alabado como nadie. La escritora y poetisa Gioconda Belli dijo que el decreto de Murillo tiene “adjetivos vacíos” y “loas pueblerinas” y lo catalogó de “atroz”. Para Carlos Tünnermann, estudioso de la obra de Darío, se ha utilizado la obra del modernista con “intenciones políticas”. David W. Foster, profesor de español en la Universidad Estatal de Arizona, dijo a la revista Confidencial, de Managua, que “uno puede, hasta debe, repudiar semejantes documentos que representan una distorsión de prioridades en cuanto a los bienes culturales”.
El decreto presidencial se inicia con versos de Darío, todos escritos en mayúsculas —“LA AURORA ÉS INMORTAL… LA AURORA ÉS INMORTAL” (con tilde en el original)— e incluye, entre sus mandatos, las “arrobas” que, en el discurso oficial de la primera dama Murillo, significan la inclusión del género femenino en el lenguaje. “Honraremos a Darío en su Plenitud Creciente, en el Reconocimiento de nosotr@s, cada un@, como Seremos Humanos lúcidos y capaces de cincelar cada Triunfo en la marcha incesante contra la Pobreza”.
Propaganda del Estado
La redacción es la misma de la propaganda oficial que inunda el país con rótulos gigantes en los que aparecen Ortega y su mujer acompañados de frases enormes con letras de colores que rezan una Nicaragua “Bendecida, Prosperada y en Victorias”, “Cristiana, Socialista y Solidaria”, y declaran un “2016 en buena esperanza”. La mujer del presidente es proclive a incluir tildes donde ella crea oportuno, arrobas por doquier en los documentos oficiales del Estado, mayúsculas y conjugaciones verbales poco convencionales.
Ortega y Murillo participaron en un homenaje oficial al poeta en la catedral de León, donde yacen los restos de Darío. Ortega dijo: “Rubén nos heredó a los nicaragüenses, ¡a todos!, a todos nos heredó esa inmensa fortuna, que es la fortuna de la dignidad, el honor de poder decir: ‘Rubén nació aquí en un rinconcito; Rubén llegó después a León y aquí se bautizó, aquí creció; y luego Rubén voló… voló por todo nuestro planeta y sigue volando y seguirá volando en la conciencia y en el alma de todos nuestros pueblos”.
El decreto presidencial ordena “que todas las instituciones del Estado, guiarán su trabajo, inspirándose en la palabra y el Alba de Oro, de Rubén”. Así, establece que escuelas, instancias del Ejecutivo, universidades, Embajadas de Nicaragua en el exterior y Gobiernos municipales deben organizar eventos para homenajear al poeta. Para el escritor Sergio Ramírez, “todo se improvisó”: “No hay un plan definido y mucho atraen los actos, las musas, las carrozas, lo popular, pero no es lo esencial… Las veladas, los bailes folclóricos, no dejan nada a la memoria de Darío… Que Darío llegue masivamente a la gente”.
Tal vez sea una publicación en las redes sociales de la periodista Sofía Montenegro la que retrata mejor el sentimiento de los intelectuales nicaragüenses: “Mil perdones, poeta, por la salvajada que ha hecho el poder en su memoria. Más le habría valido quedarse para siempre como migrante y morirse en una playa de Grecia, en Lesbos, emborrachándose con centauros y persiguiendo ninfas y platicando y compartiendo entremeses con las diosas del Olimpo. Perdón, poeta, que este su pueblo deje pasar sin castigo, la infamia que al príncipe de las letras de la lengua castellana le hayan enmendado la plana los forajidos del poder y del idioma”.