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Polonia amenaza con invocar el artículo 4 de la OTAN para que actúe contra Bielorrusia

El Tratado de la Alianza permite a los miembros pedir ayuda ante una amenaza a su integridad territorial

«No basta con expresar públicamente nuestra preocupación; ahora necesitamos medidas concretas y el compromiso de toda la alianza», advirtió ayer el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, que llamó a la OTAN a adoptar acciones específicas para resolver la crisis migratoria en la frontera con Bielorrusia.

Se refería con estas declaraciones a la posibilidad de que PoloniaLituania y Letonia soliciten consultas en virtud del artículo 4 del Tratado de la Alianza, según el cual cualquier país miembro puede solicitar ayuda cuando, en su opinión, su integridad territorial, independencia política o seguridad se vean amenazadas.

Además de deslizar esta posibilidad, Morawiecki celebró que los líderes de la UE estén a punto de discutir nuevas sanciones contra Bielorrusia, incluyendo un posible cierre completo de la frontera.

Añadió que la UE debería financiar continuamente un muro fronterizo y reconoció que la situación en la frontera sigue siendo muy tensa e inestable por momentos.

Varios miles de inmigrantes ilegales esperan todavía en el lado bielorruso, con la esperanza de avanzar hacia el oeste y entrar en territorio de la UE. Duermen en campamentos improvisados en el bosque, a temperaturas de varios grados bajo cero, y conforman un heterogéneo bloque que combina familias con niños pequeños sin apenas capacidad de movimiento con grupos de hombres jóvenes violentos que periódicamente se lanzan contra las vallas fronterizas en distintos puntos de la línea, a varios kilómetros de distancia unos de otros, con la esperanza de que al menos algunos consigan pasar. El sábado lo lograron unos 50, que fueron detenidos inmediatamente en suelo polaco. Una vez sean identificados, Polonia intentará devolverlos a sus países de origen, pero en muchos casos no es posible porque se deshacen de su documentación antes de cruzar la frontera.

Anoche varios cientos volvieron a intentarlo. La Guardia Fronteriza polaca denuncia que estos hombres reciben instrucciones coordinadas de los guardias bielorrusos y esperaban varios nuevos ataques de madrugada.

La prensa tiene vedado el acceso a la zona, debido al estado de emergencia, y la única información disponible procede del Ejército polaco, que ayer publicó en redes sociales imágenes donde parece distinguirse cañones de agua para disolver a los grupos que intentan entrar por la fuerza en su territorio.

La ONG Grupa Granica, que sí accede a la zona para el reparto de ayuda humanitaria, publicó un comunicado en el que informa sobre intentos de Bielorrusia de obligar a los inmigrantes a utilizar la violencia contra los agentes polacos. «Debido al riesgo de escalada de violencia, queremos recordar todas las partes que los migrantes no son agresores, sino rehenes del régimen de Lukashenko», denuncia en el texto.

Tráfico de personas

Tanto Polonia como Alemania han multiplicado sus esfuerzos por desmantelar la red de tráfico de personas que hay detrás de este movimiento migratorio facilitado por el gobierno de Bielorrusia, país al que los inmigrantes han estado llegando con visa de turista por vía aérea. En las últimas diez semanas, 329 personas han sido detenidas en Alemania, destino final de los viajes ilegales. Los detenidos esperaban cerca de la frontera entre Polonia y Bielorrusia con coches alquilados y dispuestos a hacer el papel de chófer para los que fuesen consiguiendo cruzar, en un último trayecto en automóvil hasta territorio alemán. Al menos 14 de ellos tenían pasaporte alemán y también hay algunos sirios e iraquíes con derecho de residencia en Alemania. Los demás proceden de Ucrania, Georgia y los Estados bálticos.

Según los investigadores alemanes, los contrabandistas se postulan a través de foros cerrados en internet y alquilan coches o camionetas. Sus patrocinadores en Minsk les envían datos geográficos a través de teléfonos móviles sobre las ubicaciones en las que recibir a los inmigrantes ilegales que cruzaron con éxito la frontera y reciben entre 1.000 y 5.000 euros por viaje. Hasta ahora se han registrado más de 9.500 inmigrantes que han ingresado en Alemania a través de esta ruta.

El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, habló este domingo por teléfono con el ministro de Exteriores de Bielorrusia, Vladimir Makei, ante el que calificó de «inaceptable» la situación humanitaria en la frontera y al que acusó de emplear a los inmigrantes como «armas». El Gobierno de Alexander Lukashenko ha desmentido reiteradamente estas acusaciones y Makei insistió ayer en que las nuevas sanciones serán «inútiles» y «contraproducentes».

La ministra británica de Exteriores, Liz Truss, apeló por su parte a Rusia a intervenir en la «vergonzosa crisis migratoria prefabricada» y, en un artículo publicado en el dominical ‘The Sunday Telegraph’, recordó al presidente Vladimir Putin que tiene «una responsabilidad clara» y que «el Reino Unido no va a mirar para otro lado».

 

 

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