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¿Por qué es tan difícil encontrar alternativas a Biden y Trump?

A pesar de todas las oportunidades de los últimos seis años, los republicanos son incapaces de despertarse de la pesadilla del trumpismo

El Partido Republicano es resultado de la nueva política surgida en EE.UU. a mediados del siglo XIX. Con Abraham Lincoln, logró ganar la Casa Blanca al segundo intento para convertirse, tras la victoria de la Unión en la guerra civil americana, en una fuerza hegemónica durante décadas. Sin embargo, ese partido de ley y orden -que durante la Guerra Fría fue muy consciente de la amenaza que representaba Moscú- se encuentra ahora más en peligro que las ballenas azules.

Por los efectos devastadores del nacional-populismo, el Grand Old Party  (GOP) de Donald Trump se ha transformado en un partido antisistema, conspiranoico y en sospechosa complicidad con el Kremlin. Nada que ver con el conservadurismo de amplio espectro de Ronald Reagan. Y a pesar de todas las oportunidades de los últimos seis años (un par de ‘impeachments’, perder la Casa Blanca, asalto al Capitolio, malos resultados en las elecciones de medio-mandato, pesquisas de toda clase y un horizonte judicial cada vez más complicado), los republicanos son incapaces de despertarse de la pesadilla del trumpismo.

El Partido Demócrata es otra historia. Por su polarización interna (como si el PSOE y Podemos fueran un único partido), tuvieron que retroceder muchas generaciones para presentar un candidato de consenso en las presidenciales del 2020. Tanto retrocedieron que ahora tienen a un octogenario como Joe Biden postulándose para un segundo mandato. En buena parte porque la vicepresidenta Kamala Harris, su heredera natural, es un bluf tan inviable como imposible de corregir sin provocar un cisma entre los demócratas.

La decepción de Kamala tiene una doble lectura. Por un lado, todas las dificultades inherentes al puesto de «número dos», descrito en la película Advise & Consent como el equivalente a vivir en una mansión sin muebles. A los vicepresidentes, pese a estar a un latido del poder, solamente les está permitido romper empates en el Senado y esperar… Y por otro lado, frente al empeño de querer analizar algo tan intangible con rigor científico, el liderazgo político sigue siendo un profundo misterio.

 

 

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