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¿Por qué fallaron las encuestas en Brasil?

Los sondeos daban a Lula una contundente victoria que hubiera evitado la segunda vuelta en las presidenciales. La realidad arrojó un resultado muy apretado entre el candidato 'petista' y Bolsonaro

En la resaca de las elecciones en Brasil hay un elemento de polémica y reflexión: el mal tino que tuvieron las encuestas, que le otorgaban a Lula da Silva una contundente victoria, incluso por encima del 50 por 100 de los sufragios, lo que hubiera evitado ir a una segunda vuelta (que tendrá lugar el próximo 30 de octubre). Los sondeos más optimistas le daban a Jair Bolsonaro un 36 por 100 de intención de voto.

Esta información proporcionada, entre otros, por Datafolha, instituto independiente de ‘pesquisa electoral’, ha sido objeto de la ironía del propio Bolsonaro, que dice confiar más en el ‘datapovo’ (juego de palabras que combina el nombre de la citada empresa encuestadora y ‘povo’ -pueblo-). Otros institutos, como Ipec, Quaest/Genial o Ipespe, no han estado más acertados. El caso es que el ‘povo’ le ha concedido un 43,2 por 100 de los apoyos, frente al 48,4 de Lula. La diferencia de 14 puntos se ha quedado reducida a 5.

¿Por qué han fallado las encuestas? Todo apunta a que se ha producido un trasvase de apoyos de los ‘outsiders’ (Ciro Gómez, del Partido Democrático Laborista, cuyo resultado ha sido residual, y Simone Tebet, del Movimiento Democrático, cuya ‘tercera vía’ ha cosechado un magro 4,16 por 100) hacia Bolsonaro, que ha recogido un voto útil en el que probablemente solo él confiaba. En un Brasil claramente polarizado, el pulso entre las dos grandes fuerzas políticas finalmente se ha equilibrado.

La ‘cocina’ de las encuestas no ha funcionado. Pero también existe un elemento más complicado de cuantificar: un cierto menosprecio de muchos medios de comunicación a las posibilidades del presidente, enemigo declarado de la prensa, que en la recta final de la campaña decidió no conceder más entrevistas y limitar sus apariciones en las plataformas tradicionales solo a los debates oficiales. Bolsonaro ha preferido un contacto más directo con los ciudadanos a través de las redes sociales, incluso con transmisiones en vivo que lograron récords de audiencia. Ayer las poderosas cadenas de televisión del país estaban desorientadas por el resultado de la primera vuelta.

El descalabro de los sondeos abre una gran incertidumbre sobre cómo respirarán los brasileños durante las próximas cuatro semanas, todo un mundo en política. Lula se inquieta y Bolsonaro respira. A día de hoy el resultado de la ‘final’ del 30 de octubre es bastante incierto.

 

 

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