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¿Por qué los manifestantes en Managua derriban árboles metálicos de colores al grito de «hay libertad»?

Los “árboles de la vida” son enormes estructuras metálicas con los que la vicepresidenta y primera dama Rosario Murillo ha decorado la capital de Nicaragua en los últimos años. En esta crisis se han convertido en objetivo de los manifestantes, aunque no es claro si tienen valor político o significado esotérico.

MANAGUA, Nicaragua. – “¡Hay libertad!”, “¡Sí se pudo!”. Decenas de jóvenes con banderas de Nicaragua gritan y se abrazan enardecidos sobre una estructura metálica en una rotonda de la Carretera a Masaya de Managua. Mientras, los carros tocan bocinas, varios jóvenes transmiten la escena en vivo a través de sus cuentas en redes sociales y cientos de personas los alardean con cánticos de victoria: “¡El pueblo unido jamás será vencido!”.

Acaba de caer la noche y, tras más de una hora de arduo trabajo en el que emplearon gasolina, sierras eléctricas y cuerdas, un grupo de manifestantes ha logrado tumbar uno de los “árboles de la vida”, los enormes armazones de hierro que decoran la capital de Managua por deseo de la vicepresidenta y primera dama Rosario Murillo.

Para ellos, su caída no es solo la caída de un costoso adorno (según reportes de prensa cada uno cuesta decenas de miles de dólares), sino también la de un símbolo del gobierno sandinista contra el que se rebelan. Por eso, en medio de las protestas que ya han dejado al menos 11 muertos, según la cifra oficial, y hasta 24, según grupos independientes, los ataques a los árboles suponen un momento de éxtasis para los manifestantes.
“Esto es el pueblo. Esto en Nicaragua”, afirma Sofía, una mujer que celebra la caída del árbol en la rotonda Jean Paul Genie, mientras señala a los jóvenes subidos al árbol. “Nosotros no somos delincuentes, somos trabajadores y lo que queremos es tener derechos y derechos que queremos reclamar”.

Para ella, la caída de los “árboles de la vida” significa echar abajo lo que considera un capricho de Rosario Murillo. “La señora nos tiene embrujados con estos palos y por eso es importante (tirarlos)”, explica. “Es el emblema de ellos. Con esto puedes pagar lo que debes de pagar y mantener al INSS (Instituto Nacional de la Seguridad Social), con esto pueden disminuir el gasto del gobierno”.

Si bien las protestas comenzaron en rechazo a un paquete de reformas impositivas en el sistema de la seguridad social en un intento de sanear sus golpeadas finanzas, miles de manifestantes de todo el país han aprovechado la chispa que se prendió esta semana para mostrar su descontento con un gobierno de tintes autoritarios que lleva más de 10 años al frente del país y que en los últimos días ha sacado a la policía a reprimirlos.

¿Artes esotéricas?

Con el segundo gobierno de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, que fue subiendo en la escala del poder hasta convertirse en vicepresidenta el año pasado, los nicaragüenses vieron levantarse los «árboles de la vida».

El 19 de julio de 2013 fue la primera vez que Nicaragua vio esas enormes estructuras metálicas, de formas enrevesadas y coloridas. Eran ocho y flanqueaban la tarima central en la que el presidente Daniel Ortega celebraba el 34 aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista junto a invitados especiales, entre ellos un peso pesado del chavismo, Diosdado Cabello. La decoración del acto era obra de Murillo.

Las estructuras metálicas maravillaron a la muchedumbre que asistió al eventó en la Plaza La Fe y aquel día se fueron a sus casas comentando los gigantes y extraños ornamentos. Tres meses más tarde, los árboles metálicos comenzaron a ser plantados por una avenida de Managua. Con el paso de los días, proliferaron por toda la capital. Las estructuras, inspiradas en “El Árbol de la Vida” de Gustav Klimt, fueron bautizadas así por Rosario Murillo.

Algunas fuentes indican que el hecho de cómo están ubicados en Managua responden a secretos esotéricos y creencias filosóficas asiáticas de Murillo o que siguen los principios del Feng Shui. “Como todos los emblemas que ella (Rosario Murillo) usa, son como grandes amuletos de protección y por eso es que, si se fijan, están prácticamente (señalando) en los cuatro puntos cardinales de la ciudad, en las entradas y en las principales avenidas, todas las que conducen hacia la zona más o menos del poder”, apuntó la periodista Sofía Montenegro en 2015 en este artículo del diario La Prensa.

Lo cierto es que, según algunos informes periodísticos, cada armazón de metal de 14 metros de alto y 6 de ancho cuesta alrededor de 30,000 dólares por unidad. Cuentan con más de un centenar de bujías, conectadas entre sí por medio de un complejo alambrado.

Los ‘Arboles de la Vida’ están ubicados en las entradas de Managua y las principales avenidas. Cuando se instalaron, Murillo encargó a la Empresa Nacional de Transmisión Eléctrica (ENATREL) la construcción de un segundo modelo más grande, cuya dimensión es de 21 metros de alto y 13 de ancho. Las armazones pesan entre siete y nueve toneladas.

Las “arbolatas o los chayopalos” (en referencia a Chayo, como se le llama a Rosario Murillo), como los bautizó la cultura popular, han sido duramente criticados por la oposición y la población por su ato consuno de energía eléctrica. Pero pese a las críticas, los ‘Árboles de la Vida’ fueron exportados a otros departamentos del país. Pero además, fueron convertidos en el símbolo oficial del régimen Ortega Murillo. Están no solo en las calles, sino en la papelería oficial del Estado de Nicaragua.

Es por eso que su derribamiento en las protestas que se registran en Nicaragua es sumamente simbólico. A los nicaragüenses les viene el recuerdo grabado del derribamiento de la estatua del “Caballo de Somoza”, en la que el fundador de la dinastía Somocista cabalgaba un imponente corcel con unos testículos enormes. Esa estatua fue derribada el 20 de julio de 1979, un día después del triunfo de la revolución sandinista como prueba fehaciente de que la dictadura de los Somozas había acabado en Nicaragua. Era derribado un símbolo inequívoco del poder.

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