Puro teatro castrista
Desde ‘convertir las derrotas en victorias’, hasta fabricar causas a opositores
NUEVA YORK, Estados Unidos.- El castrismo, desde sus inicios, ha inventado su propio teatro con situaciones, dogmas y leyes. Y lo más peculiar es que las derrotas las ha convertido en logros.
El fracaso del asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 ha sido catalogado como un triunfo de la revolución, pese a que Fidel Castro y sus compañeros fueron condenados a varios años de prisión.
Luego, no hubo sufrimientos dentro de la cárcel, pese a la enorme campaña que llevaron a cabo los detenidos. El mismo Fidel Castro relató, más tarde, lo confortable que lo pasó en su celda donde tenía libros y podía cocinar espaguetis y guisos.
Gracias al esfuerzo de sus familiares, Castro solo pasó veintidós meses preso en Isla de Pinos. (Cuando llegó al poder, le cambió el nombre por Isla de la Juventud).
Al salir de la prisión se dirigió México, desde donde preparó una expedición a Cuba para comenzar una insurrección armada contra Fulgencio Batista.
El “Granma”
Primero fue la llegada a Cuba desde México en el yate “Granma” junto a su hermano Raúl, el “Che” Guevara y otros rebeldes. La aventura fue un completo desastre, pero la convirtieron más tarde en una victoria. El número de 82 expedicionarios, que dijeron que venían a bordo, es otra exageración ya que con tantos tripulantes la pequeña embarcación se habría hundido.
Luego correría el rumor que Fidel Castro y otros habrían muerto en el desembarco, pero en realidad el grupo huyó a la montaña.
El New York Times
Más tarde, en la Sierra Maestra, los barbudos con Fidel Castro a la cabeza montaron un teatro para engañar a los ingenuos, dando a entender que contaban con más guerrilleros y más armamento que lo que en realidad tenían.
Es conocida la notoria entrevista que le hizo el 17 de febrero de 1957 al caudillo en la montaña, el periodista de The New York Times, Herbert Matthews.
Matthews pasó tres horas en la sierra. En el transcurso de ese tiempo, un escaso grupo de guerrilleros desfiló varias veces frente al periodista, que febrilmente tomaba notas, sin que se percatara que eran los mismos hombres, con diferentes vestimentas y aparentando múltiples tareas que daban vueltas alrededor del sitio donde se llevaba a cabo la entrevista
Siete días después, el 24 de febrero, el diario publicó en portada una fotografía del barbudo Fidel con un rifle de mira telescópica saliendo de un bosque. El impactante título era: “Castro sigue vivo y sigue luchando en las montañas”.
La publicación, de tres artículos, desmentía a Batista sobre la muerte del guerrillero. Lo presentaba como un héroe ante Estados Unidos y extendía la idea de que contaba con tropas, cuando apenas tenía dos decenas de hombres en la sierra.
Fue tan importante este encuentro, que en el Palacio de la Revolución en La Habana, dentro del Museo de la Revolución, está expuesta la máquina de escribir que supuestamente usó Matthews en la Sierra Maestra.
Todo el proceso de cimentación en el poder estuvo basado por Fidel Castro en el teatro y el engaño, desde hacer bajar de la Sierra Maestra a los barbudos con rosarios al cuello, hasta proclamar que la revolución era “verde como las palmas”.
La Paloma
El 8 de enero de 1959, día de la Epifanía, Fidel Castro entró en la Habana.
Casi ya a media noche, en la emblemática fortaleza Columbia, el líder de la revolución pronunció un encendido discurso ante miles de cubanos. En medio del éxtasis general –“fue casi una misa”, contarían algunos después-, avanzada ya la intervención, una paloma blanca revoloteó en torno a la cabeza de Castro y se posó en el hombro derecho del líder.
“Hubo un silencio profundo”, relató el periodista Luis Ortega, albacea de Luis Conte Agüero, secretario general del partido en el que militaba Fidel. Algunos, hasta se santiguaron. ¿Era una señal? “La gente pensaba que Fidel era un enviado de Cristo”. “El Espíritu Santo iniciaba una Epifanía posándose sobre Fidel”, dijo el teólogo Ernesto Cardenal.
Según revelan en el exilio de Miami, Conte Agüero confesó a Ortega su propia versión. “Habíamos empezado a entrenar a una paloma para que se posara sobre Fidel, para darle un toque de religiosidad al primer encuentro del gran líder y su pueblo, y darle un tono carismático”. Pero la paloma entrenada no se posó y escapó. Otra paloma, entre varias soltadas por el público, fue la que se posó sobre el hombro de Castro. Conte, que oficiaba como “un sacerdote de la revolución”, fue el más sorprendido.
Hay otros que aseguran que Fidel Castro tenía unas semillas de trigo colocadas estratégicamente en el hombro…
Los engaños del dictador, de que no era comunista, y los sueños que pintó en el aire, han sido crueles realidades para varias generaciones en estos 58 años de tiranía.
La Ley
Otro teatro especial de La Habana son las leyes dirigidas a reprimir todo tipo de disidencia en la isla.
Las leyes fijan castigo de privación de la libertad para delitos menores o simples como merodeo y escándalo en la vía pública, u otros dirigidos especialmente hacia los opositores.
Se reprime hasta el delito en estado de posibilidad, que habilita a medidas tales como “internamiento en establecimiento asistencial, psiquiátrico o de desintoxicación”, “asignación a centro de enseñanza especializada, con o sin internamiento”, o “vigilancia por los órganos de la Policía Nacional Revolucionaria”.
Fue así como el Código Penal creó el delito que encarcela a quienes se sospecha que puedan delinquir. Es el “estado peligroso”, es decir, “la especial proclividad en que se halla una persona para cometer delitos, demostrada por [una conducta] en contradicción manifiesta con las normas de la moral socialista” y pueden dar lugar a medidas de “seguridad predelictivas”. El reincidente no tiene derecho a la pena en suspenso, puede ver su segunda condena incrementada en un 50% y, luego de cumplir sentencia, puede ser objeto de vigilancia especial.
Además, quien tenga relación con algunos de los “antisociales” puede ser objeto de una “advertencia” por la autoridad pública, mediante acta que deberá firmar ante la policía. Así, muchos amigos y familiares de los opositores son castigados por el solo hecho de visitarlos.
Decenas de activistas políticos cubanos están “pendientes”, sumidos en meses y años sin juicio. Con un proceso lleno de irregularidades languidecen, privados de visitas, comida y medicinas en las cárceles y centros de detenciones.
Señala la abogada independiente Laritza Diversent que “hasta que no hay una petición fiscal y el tribunal no acepte esa causa, el acusado, a través de su abogado, no puede ver cuáles son los cargos en su contra. Esto constituye una grave violación a las garantías del debido proceso”,
El delito “ultraje sexual”.
El último de los teatros penales es acusar a los disidentes de “ultraje sexual”.
Actualmente, tres activistas permanecen en los calabozos de la Estación Policial en Colón, Matanzas, acusados del delito de “ultraje sexual” por haber “ofendido el pudor” al haberse quitado las ropas en un acto de protesta. Son Dayansi Morejón Lorián y a los hermanos Bárbaro y Juan Alberto de la Nuez Ramírez. Los dos últimos militan en el Movimiento Reflexión y Reconciliación, de Aguada de Pasajeros, provincia de Cienfuegos.
En la Ley 62 del Código Penal cubano no aparece este supuesto delito.
Sin embargo la policía no detuvo a las llamadas “Damas Lechuga” que causaron escándalo en la calle al solo usar hojas del vegetal para cubrirse… y recomendar comer vegetales en un país donde escasean la comida.
El teatro que monta en la actualidad el régimen cubano abarca también toda la vida política y social de la Isla, con especiales sainetes presentados por los nietos y otros familiares de la élite gobernante.