Putin desafía a la OTAN y despliega a sus soldados frente a la frontera polaca
Paracaidistas, aviones de transporte y helicópteros rusos realizan maniobras con tropas bielorrusas frente a Polonia. Moscú asegura que responde así a la presencia de aviones y barcos de la OTAN en el mar Negro
En un nuevo intento de desviar la atención de la gravísima crisis migratoria desatada en la frontera exterior oriental de la UE, Moscú y Minsk continúan engrasando su maquinaria bélica y enviando mensajes de que el verdadero problema lo constituye el despliegue de tropas polacas y de la OTAN junto a las fronteras rusa y bielorrusa. Los respectivos ministerios de Defensa de ambos países informaron ayer de nuevos ejercicios tácticos cerca del lugar en donde siguen acampados miles de migrantes procedentes de Siria e Irak.
La cúpula castrense bielorrusa aseguró que una ‘unidad táctica’ de paracaidistas, que integra también militares rusos, ha empezado a efectuar maniobras en la base de Gozhski, en la región de Grodno, colindante con Polonia y a 20 kilómetros de la valla en donde las fuerzas de seguridad polacas han desplegado sus efectivos para tratar de detener la avalancha de ilegales.
En la misma nota se informa que en el dispositivo están involucrados aviones de transporte IL-76 y helicópteros.
«Tras efectuar los saltos, los paracaidistas rusos y bielorrusos están llevando a cabo entrenamiento de combate como la toma y mantenimiento de posiciones o la búsqueda y eliminación de objetivos», señala el comunicado. El Ejército ruso afirma que las maniobras fueron organizadas «por sorpresa» en el marco de una inspección para comprobar el nivel de preparación de las tropas. Moscú anunció anoche que dos paracaidistas habían fallecido durante estos ejercicios pero no especificó la causa de estas muertes.
El ministro de Defensa bielorruso, Víctor Jrenin, cree que «están tratando de intimidar a Bielorrusia». Hizo hincapié en que la actividad militar de los vecinos occidentales cerca de las fronteras bielorrusas «no está relacionada con la crisis migratoria». A su juicio, «nuestros vecinos de Occidente, en particular Polonia (…), están dispuestos a desencadenar un conflicto en el que quisieran arrastrar a Europa». Jrenin advirtió ayer en un vídeo que «las Fuerzas Armadas de Bielorrusia están dispuestas a responder severamente a cualquier ataque (…) se defenderán junto con Rusia».
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió ayer que «tomamos medidas para garantizar nuestra seguridad si en las cercanías de nuestras fronteras nuestros oponentes ejecutan acciones de provocación». Según sus palabras, «oponentes, son, ante todo, la OTAN», organización a la que acuso de haber desplegado «junto a nuestras fronteras una incesante actividad en el aire, en tierra y en el mar».
Peskov hizo especial hincapié en la presencia de navíos de guerra norteamericanos y de otros países de la Alianza en el mar Negro y vuelos de reconocimiento «en la zona y en otros puntos fronterizos». «Tenemos que protegernos, mitigar los riesgos, y es lo que estamos haciendo», añadió. Según el Ministerio de Defensa ruso, «fueron detectados seis aviones de reconocimiento de la OTAN en la región del mar Negro», cinco pertenecientes a la Fuerza Aérea de EEUU, que partieron de Sicilia, Creta y Chipre, y un avión espía francés que despegó de una base en Rumanía.
El Ministerio de Exteriores ruso acusó el jueves a Estados Unidos de «jugar con fuego» por enviar sus barcos al mar Negro. Esta advertencia fue lanzada por el viceministro de Exteriores, Serguéi Riabkov, para quien no es explicable que buques estadounidenses se encuentren a «miles de millas de sus bases» por el riesgo que comporta de que puedan provocar enfrentamientos con la Armada rusa.
Por otro lado, el portavoz presidencial ha negado que la concentración de tropas rusas junto a la frontera con Ucrania tenga que ver con ningún plan de intervención en el país vecino. Peskov manifestó que Rusia «no representa ninguna amenaza para nadie», pese a que, sin ninguna agresión previa de parte de Ucrania, Moscú se hizo con Crimea y alentó una guerra aún inconclusa en Donbass.
Bombarderos rusos
El jueves, bombarderos rusos Tu-160 simularon un ataque en el polígono bielorruso de Ruzhanski, situado a escasos kilómetros de la línea fronteriza con Polonia, y el miércoles Rusia envió a la zona dos aviones Tu-22M3 para sobrevolar la frontera. El presidente Alexánder Lukashenko ordenó además a su Ejército estar pendiente de los movimientos de las tropas polacas y de la OTAN y pidió a Rusia enviar refuerzos para proteger la frontera bielorrusa.
En un comunicado emitido ayer por el Consejo Atlántico, el órgano ejecutivo de la Alianza, se condena la «instrumentalización de la migración irregular» por parte de Bielorrusia contra Polonia, Lituania y Letonia, países miembros del bloque. Tacha la actitud de las autoridades bielorrusas de «acciones híbridas» con «motivaciones políticas». «Seguiremos vigilantes ante el riesgo de una escalada mayor y de más provocaciones» bielorrusas.
Sin embargo, pese a la fuerte tensión militar existente, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha dado señales de ceder en otros terrenos, por ejemplo, en lo relativo a los suministros de gas, pese a que su homólogo bielorruso amenazó el jueves con cortar el tránsito de gas a la UE a través del gaseoducto que surte combustible desde Yamal, en el Ártico, si Bruselas amplía las sanciones contra su país.
Amenaza a Europa
«Estamos dando calefacción a Europa y todavía nos amenazan con cerrar la frontera y más sanciones. ¿Y si cortamos el flujo de gas natural hacia allí? Recomendaría que se lo piensen bien antes (…) como nos impongan sanciones adicionales indigeribles e inaceptables, responderemos», advirtió. Sin embargo, Peskov declaró ayer que Lukashenko «no ha consensuado con Putin» tal medida. «Rusia es y seguirá siendo un país que cumple todas sus obligaciones de suministro de gas a los consumidores europeos».
Con el aparente objetivo de contribuir a solucionar la crisis migratoria, el Kremlin parece también haber obligado a Minsk a poner fin a los vuelos desde Irak, Siria y Turquía con migrantes que, tras llegar a Bielorrusia, se trasladan después a la frontera con Polonia. La aerolínea Bielorrusia Belavia anunció ayer que no permitirá el embarque en Turquía de ciudadanos sirios e iraquíes. La medida ha sido bien acogida en Bruselas. Y es que Bruselas puso el punto de mira en la principal línea aérea rusa, Aeroflot, con posibles sanciones por facilitar presuntamente el tráfico de migrantes hacia la UE a través de Bielorrusia. Aeroflot rechazó el jueves las acusaciones sobre su participación en los vuelos de migrantes ilegales. En un comunicado de prensa de la compañía se aseguraba que no opera vuelos a Bielorrusia desde Irak, Siria ni de Estambul, ni regulares ni chárter. «Tales líneas no figuran en los horarios del aeropuerto de Minsk», aseguraba la nota, en donde se incidía también en que tales pasajeros «pueden llegar a Bielorrusia en tránsito a través de Rusia, pero es difícil hacerlo debido a las restricciones de visado».
Moscú ha amenazado con prohibir los vuelos a las aerolíneas occidentales a través del espacio aéreo ruso, si adoptan sanciones contra Aeroflot. Peskov dijo que «el transporte de migrantes a Bielorrusia no contradice las normas internacionales». Las informaciones sobre posibles sanciones europeas hundieron el jueves las acciones de la compañía aérea rusa.