¿Qué pasará con la Toma de Caracas?
“Van a bloquear las vías, no se preocupen, lo estamos esperando”, dijo el diputado Juan Guaidó (Voluntad Popular), con una sonrisa confiada, cuando aseguró que la Mesa de la Unidad Democrática tiene todo preparado para la protesta del primero de septiembre, la “toma de Caracas”.
Las expectativas son altas. La oposición afirma que llenará de manifestantes el “norte, sur, este y oeste” de la ciudad y confía en que ese día será el inicio de una nueva etapa de presión social para impulsar el referendo revocatorio al mandato de Nicolás Maduro.
“Llenaremos Caracas por los cuatro puntos cardinales”, afirmó Richard Blanco, parlamentario de Alianza Bravo Pueblo, y su colega por Voluntad Popular, Luis Florido, agregó: “El primero de septiembre será un hito en la historia de Venezuela, marcará un antes y un después”.
La exigencia es clara: que se acaben los retrasos y las trabas a la solicitud del referendo revocatorio. Sin embargo, cada partido le imprime sus matices. Primero Justicia afirmó que saldrán a protestar para que el Consejo Nacional Electoral informe la fecha de la próxima recolección de firmas (20% de los electores), mientras que VP pide que se diga el día del referendo: “Vamos a exigir la fecha del revocatorio, si no, el pueblo va a hacer valer el artículo 350 de la Constitución (desobediencia civil)”, añadió Florido.
El planteamiento no encantó a Henrique Capriles, gobernador de Miranda y principal promotor del referendo, quien reaccionó: “El artículo 350 al que hacen mención, ese es un artículo que lo colocaron quienes intentaron dar un golpe de Estado. Vayamos clarito con el artículo 72 de la Constitución (referéndum revocatorio). Nosotros tenemos que dar pasos firmes. La improvisación no da resultados”.
Y es que, afirman fuentes políticas, el nuevo retraso del CNE a la consulta (recolección de firmas para finales de octubre), generó un debate intenso dentro de la oposición sobre cuáles deben ser sus prioridades. Un grupo, liderado por Capriles, insiste en que hay que presionar para lograr el revocatorio en 2016, mientras que otros han desempolvado el debate sobre la enmienda constitucional para recortar el mandato a Maduro (Acción Democrática), algunos creen que resucitar el diálogo podría ayudar con el revocatorio (UNT), y otros han planteado impulsar la desobediencia civil si se cierra la puerta a la consulta este año (VP y Proyecto Venezuela).
“Hay que hablarle al país con claridad. Si el revocatorio no tiene fecha este año, deberíamos retirar la petición ante el CNE. La Constitución tiene otras salidas cuando un gobierno se aleja de la democracia: ahí está el 350; debemos unificar criterios”, dijo el parlamentario Carlos Berrizbeitia (Prove).
G-4, ¿unido?
De momento, la movilización del primero de septiembre luce como el pegamento que une a los partidos. Más allá de las diferencias internas —la MUD aprendió a lavar los trapos en casa—, cada integrante del G-4 de la MUD (principales cuatro partidos: PJ, AD, UNT y VP) insiste en que presionarán para que el revocatorio sea en 2016, algo que confían lograr con la protesta que iniciará ese día.
“El CNE jamás va a convocar el revocatorio sin presión popular. Esto no se resuelve por la vía institucional como un país normal. Para que haya cambio, debe haber una gran movilización popular. El primero de septiembre comienza la lucha, el revocatorio depende de esa marcha. Millones de venezolanos demostrarán a las rectoras y a los militares que no hay forma de impedir el cambio”, señaló Freddy Guevara, coordinador nacional de VP.
Delsa Solórzano, vicepresidente de UNT, coincidió en que la movilización será importante, pero aclaró que la posibilidad del revocatorio no sólo depende de de la marcha, sino de las acciones de calle previas y posteriores.
“Estamos cada día por todo el país. Henry Ramos Allup un día en Falcón haciendo asambleas, yo en los Altos Mirandinos con una caminata, Capriles por varios estados. Lo especial de la movilización del primero de septiembre es que será masiva; es el pueblo que pedirá el revocatorio, que no es mío ni de Capriles”, añadió.
En AD también activan la experimentada maquinaria blanca para contribuir con la movilización, confirmó el diputado Edgar Zambrano. “Ese día activaremos el reclamo constitucional, el reclamo social, el derecho a la protesta. Ese día nos permitirá activar los mecanismos de lucha política y cambio de gobierno”, aseveró.
Capriles, quien ha liderado tres modestas movilizaciones que no lograron llegar al CNE, confía en que esta vez será diferente:
“Es importante que el pueblo sepa que el revocatorio no depende de la señora Tibisay Lucena (presidente del Poder Electoral), depende de la voluntad de nosotros los venezolanos. Ya los venezolanos tomamos una decisión: queremos que se haga el revocatorio y queremos que se haga este año; por lo tanto, el 1 de septiembre vamos a la toma de Caracas”.
¿Funcionará la presión?
En la oposición han celebrado que, aunque a cuentagotas, el CNE haya ido cediendo en cuanto al referendo, al entregar la planilla para la primera recolección de firmas, al validarlas luego de una exhaustiva revisión, al recibir la solicitud formal de la consulta y al decir que la próxima recolección de rúbricas será a finales de octubre (algo que no cierra la posibilidad del revocatorio este año). Muchos dirigentes han atribuido a la presión social los tímidos avances del Poder Electoral.
Pero, ¿se puede presionar al CNE con protestas de calle? Tibisay Lucena, presidente del organismo, fue enfática el martes 9 de agosto: “Este Poder Electoral no acepta presiones de nadie, nuestro deber es hacer respetar los derechos constitucionales del pueblo todo de Venezuela”.
El ex rector del organismo Vicente Díaz, que compartió el directorio con Lucena durante varios años, afirmó que la presión ciudadana sí influye en las decisiones que toman los rectores.
“Si hay movilizaciones, presión institucional, exigencia ciudadana firme y con argumentos, se generan niveles importantes de presión sobre la autoridad máxima electoral”, señaló. Pero no sólo influye sobre los rectores, sino sobre una pieza fundamental del engranaje del CNE: la alta dirección, los directores generales y sectoriales que, aseguró Díaz, son importantes en la toma de decisiones y son víctimas de la crisis que atraviesa el país.
“Hay dos sindicatos que conviven en el CNE, uno controlado por el gobierno y otro de tendencia opositora. Son permeables a las presiones y a su vez presionan. El CNE es un microcosmos de la realidad del país. Obviamente los rectores son susceptibles a la presión, siempre que no se les exija un desempeño diferente a la Constitución. Un buen reclamo genera siempre una reflexión interna: movilizaciones con comunicaciones a los rectores, actos de presencia de distintos sectores, pronunciamientos de la Iglesia y otras comunidades religiosas”, añadió.
Díaz advirtió que hay otro tipo de presión que no funciona: los ataques por las redes sociales, que tocan aspectos personales contra las rectoras, incluso situaciones delicadas de salud que ha atravesado Lucena. “Eso sólo atrinchera a las rectoras y a los funcionarios que tienen un corazón diferente al rojo, porque se despierta una actitud de tribu y cohesión interna por solidaridad. Hay que exigir con dureza, contundencia, pero en el marco del respeto a la persona y a la dignidad del cargo”, dijo.
Dentro del CNE, aseguró el ex rector, hay un departamento de monitoreo de medios que suministra a las autoridades reportes pormenorizados de todo lo que ocurre en el país, por lo que no es de extrañar que se preparen frente a la movilización del primero de septiembre. “Esta movilización debe mandar un mensaje claro, no sólo a CNE, sino al gobierno: aquí hay dos bandos en pugna, el gobierno con su cúpula, que quiere ilegalizar a la oposición y evitar una consulta ciudadana. Y la oposición, que sólo se pide abrir la ruta electoral. El tapón a la olla de presión sólo hace que aumente”, explicó.
Luis Salamanca, politólogo y también ex rector del CNE, no es optimista en cuanto a las posibilidades reales de la movilización del primero de septiembre. “Si es como lo plantean, que vendrá gente de todo el país, tendría que hacerse en la autopista y no creo que el gobierno lo permita. Se valdrá de varias modalidades para impedirla. La oposición tendría que recurrir a una suerte de caballo de Troya para triunfar”, opinó.
Tampoco es optimista en cuanto a la influencia que puede generar esa protesta dentro del organismo comicial, pues considera que el CNE luce dispuesto a resistir cualquier casi cosa en su empeño por retrasar la consulta. “Lo demuestra el cronograma que pusieron. Sin embargo, todo depende de lo que ocurra porque, debo admitir, parece que la organización se organiza bien, se ha generado una expectativa alta. Puede ser la primera que despierte de nuevo el interés en movilizarse. Desde 2014 la gente teme por la represión”, indicó.
Aunque sea exitosa la protesta, añadió el politólogo, sus logros pueden ser tímidos: “Quizá el CNE especifique los días de la próxima recolección, se apure en algún paso, pero no creo que traigan el revocatorio para este año. Lo que está en juego es el poder y no facilitarán las cosas”.
El chavismo amenaza
En el chavismo, como intuye Salamanca, no lucen dispuestos a permitir la movilización. El lunes el presidente Nicolás Maduro aseguró que el primero de septiembre arrancará la “contraofensiva revolucionaria” por la defensa del pueblo y su conciencia, y pidió a sus seguidores defender en la calle los logros de la revolución.
“Es tiempo de lucha, de salir a la calle, es tiempo de ir en contra de los zombies y pitiyankis. Fascista que se equivoque, no habrá imperio norteamericano que los salve de la justicia venezolana”, amenazó.
En su programa de televisión, el diputado Diosdado Cabello también advirtió: “A esa gente no le vamos a dar chance de nada. Si nos salen con algo el primero de septiembre, les saldremos adelante el mismo día. Todo primero tiene su primero, no le vamos a dar chance después de que nos vengan a chillar”.
Ilenia Medina, secretaria nacional de organización del PPT, aseguró que el Gran Polo Patriótico está organizando los Consejos Patrióticos, grupos de ciudadanos que se encargarán de evitar que “los incautos se sumen a esa movilización”.
La diputada explicó que estos grupos estarán trabajando en cada municipio del país, y su única función no es evitar la violencia, sino supervisar el alza de precios e incluso el trabajo de algunas empresas privadas de alimentos, como la Polar.
“Todo va de la mano en el plan de violencia. No van a incendiar de nuevo el país, convocamos al diálogo y la paz. El PPT se opone al plan de violencia del señor Freddy Guevara y su grupo. Ellos renunciaron al diálogo. Hasta UNT escuchó la línea política del PPT y pidió al presidente de la Asamblea hablar con el presidente Maduro, pero sus compañeros lo desecharon en medio de su ambición presidencial”, añadió.
Para Medina, la convocatoria del primero de septiembre constituye un nuevo capítulo de la política como la violencia, el fraude y la mentira.
“Que presenten un proyecto político al país, no es la violencia el camino. En su proyecto de impunidad (ley de amnistía) se comprueba que en todas sus movilizaciones se cometieron delitos de lesa humanidad. Impiden que la gente use sus derechos, trancan las vías, asesinan a personas. Son delitos graves y esta nueva movilización va en esa dirección”, advirtió.
La diputada descartó que el revocatorio se haga este año, porque se pidió muy tarde. “Si ellos creyeran que van a tener un éxito con ese revocatorio lo hubiesen pedido el 10 de enero. ¿O es que tienen dudas de que podrán preservar sus votos de diciembre de 2015 y ahora están optando por los atajos?”, se preguntó.
Las cartas de lado y lado están sobre la mesa. El sociólogo Carlos Raúl Hernández opinó que el revocatorio depende de un “cisne negro”, de un evento imprevisto que tenga la fuerza para cambiar la posición del gobierno y conducirlo a su entrega incondicional.
“No sé si el cisne negro sea esa marcha, pero no lo descarto. Dependerá también de factores internacionales y de la capacidad del gobierno para resistir. El gobierno prefiere cualquier cosa antes que el revocatorio, un golpe de Estado o una guerra civil. Hacerlo este año implicaría su entrega total”, añadió.