Ramón Peña / En pocas palabras: La vegetariana
Con la curiosidad de quien nunca había leído un relato de la literatura coreana, sin conocer la producción intelectual de ese país más allá de algunas excelentes películas, abrimos las páginas de la novela La vegetariana de la recién laureada con el Premio Nobel de Literatura Han Kang.
Un relato original, complejo y desafiante, no exento de imágenes perturbadoras, en el que la violencia, fundamentalmente psicológica, que sufre la protagonista es una alegoría de la violencia que la sociedad ejerce sobre las mujeres. En particular por su atrevimiento a ser diferente, en el marco de la sociedad patriarcal surcoreana.
En la trama, Yeonghye, una mujer anodina y sumisa, ajustada a los cánones que la sociedad le impone, cuya decisión de hacerse vegetariana, se convierte en un serio desafío social, en una transformación profunda que desborda los límites de la cordura.
Como detalle literario, Yeonghye es un sujeto totalmente pasivo en la narración. La voz que relata corre a cargo de tres personajes diferentes, lo que apreciamos como intención de la autora para subrayar el carácter impasible del personaje. Las descripciones, tensas y bien detalladas, exponen con un estilo poético la fragilidad de la vida humana.
La pasión vegetariana de la protagonista sobrepasa los límites conocidos. Va llena de rica simbología. Es inevitable su contraste con un mundo en el que a diario vemos implacables destrozos del medio natural, de arrase de bosques y selvas con fines mercantiles. Yeonghye sublima gradualmente su devoción por la naturaleza vegetal, hasta un punto en el que, en una original y bella metáfora naturalista de la autora, toma increíbles decisiones que no revelamos para no incurrir en spoiler.
El Nobel de Literatura, como es sabido, se adjudica por la trayectoria de un autor, no conocemos otras novelas y escritos de Han Kang, pero La vegetariana, por sí sola, merece una distinción.