DictaduraRelaciones internacionalesViolencia

Raúl Ochoa Cuenca: La OTAN, Colombia y Venezuela

 

Hemos escuchado en forma reiterada que Colombia fue la primera nación  de Latinoamérica en integrarse como socio global al pacto que une a Europa y al Canadá y a los Estados Unidos de América,   cuyo principal objetivo es el de la defensa colectiva ante cualquier ataque contra uno de los Aliados, el cual se considerará un ataque contra todos los miembros.   Ese  pacto de defensa colectiva es la piedra angular del tratado fundacional de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte [OTAN], que se firmó en Washington el 4 de abril de 1949 y entró en vigor el 24 de agosto del mismo año mediante el cual diez países de ambos lados del Atlántico, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido, firmaron y ratificaron este  pacto que no tenía otro significado u objetivo que  defenderse en el caso de ataques de parte de los integrantes del llamado bloque soviético. Hoy la OTAN está integrada por 30 países. Ser miembro a todos los efectos con deberes y derechos está reservado únicamente a los países europeos, Estados Unidos y Canadá. La OTAN también está integrada por un grupo de países llamados socios Globales y dentro de esos se encuentra Israel, Corea del Sur Nueva Zelandia, Japón, Australia, Afganistán, Irak,   Mongolia, Pakistán y últimamente Colombia.

La condición de socio global, le permite a Colombia acceder a una serie de relaciones e informaciones de inteligencia y de cooperación importantes para garantizar la defensa de su territorio.

La garantía de seguridad [de defensa mutua] del artículo 5 no se aplica a los socios Globales, afirmó el Secretario General, el Noruego Señor Jens Stoltenberg ¿Qué implica, entonces, que un país sea socio de la Alianza Atlántica?

La decisión de acceder a esta condición ha sido criticada, entre otros, por el Gobierno venezolano, que ha asegurado que su propósito no es otro que “intimidar” a otros países de la región. «Venezuela denuncia (…) ante la comunidad internacional la intención de las autoridades colombianas de prestarse para introducir en América Latina y el Caribe una alianza militar externa con capacidad nuclear, lo que a todas luces constituye una seria amenaza para la paz y la estabilidad regional«, afirmó la Cancillería de dicho país en un comunicado.                                                                    Para entender estas razones es importante recordar los hechos que se han desarrollan y persisten en la frontera entre Venezuela y Colombia. En estos momentos podemos observar que la tensión entre los dos países es “in crescendo” debido a la participación de las fuerzas armadas venezolanas combatiendo al lado de las FARC, organización de guerrillas de corte narco-terroristico. Este teatro es muy sui generis.

Estos combates se libran aparentemente en varios frentes de batalla; en la parte venezolana el ejército nacional enfrenta a fuerzas irregulares narco- terroristas colombianas en suelo patrio, con un burdo objetivo, como es el combatir en función de salvaguardar los intereses individuales y corporativos de los írritos administradores del gobierno venezolano en el tráfico internacional de estupefacientes y de minerales estratégicos como el coltan y el uranio, mineral este necesario en la producción de armas nucleares, tan buscado por la República Islámica de Irán.                                                                                                                                                      Me permito afirmar que estas escaramuzas entre guerrilleros colombianos en suelo venezolano y el ejército de la dictadura chavista, es una muestra irrefutable de que la situación de Venezuela pasó de ser una triste historia de delincuentes secuestradores de una nación, a ser un conflicto multi-partes, donde se pone en peligro la precaria estabilidad social y política de la Republica de Colombia y donde el segundo en mando del régimen venezolano amenaza con extender en toda la América Latina y al mundo entero lo que es su distorsionada mente llama “La brisita Bolivariana”.

No me cabe la menor duda: Maduro y su régimen son un real peligro para la necesaria estabilidad de la América Latina y especialmente después de ser las Américas junto con Europa, los continentes más golpeados por ese monstruo invisible a nuestros ojos pero visto y sentido por nuestros cuerpos, como lo es el Covid 19.

Es posible que una organización militar como la OTAN esté analizando, y así lo espero, lo que hasta ayer era un conflicto focalizado y en ocasionales momentos escaramuzas entre las fuerzas armadas de ambos países, pero que pudiese en un futuro próximo desbordarse y convertirse en un conflicto involucrando a varios de los países de la región.

Me refiero no solo a Colombia, sino también al Brasil y a Guyana, país este con el cual Venezuela mantiene una histórica controversia territorial. Transcribo lo referido por la prensa internacional en relación al aniversario de la OTAN: “En su 70 aniversario, dos temas dominaron las celebraciones de la OTAN esta semana en Washington: las diferencias con su socio mayor, es decir Estados Unidos, y la creciente presencia de Rusia en Venezuela y la zona del Mar Negro”. Y esto ocurrió el 4 de Diciembre del año 2019. Significa que un año y 3 meses atrás ya esta organización públicamente expresaba su preocupación ante las políticas desestabilizadoras de Maduro en la región.

¿Podría tener un significado a futuro la participación de Colombia en la OTAN desde el punto de vista de la declarada públicamente voluntad del régimen dictatorial venezolano de interferir en los procesos políticos de otros países de la región, y no solo en nuestro continente ya que es público y notorio los dineros regalados al partido de extrema izquierda de España “Podemos”.  

No dejan de ser curiosas las analogías que se sucedieron en Afganistán y las que estamos observando en Venezuela y por ende en Colombia por estos tiempos. Los actores insurgentes de la guerra de Afganistán jugaban roles coincidentes a las fuerzas irregulares de Colombia asentados en ambos territorios. En Venezuela sucede como ocurría en Afganistán, que ofrecía el soporte de las estructuras tribales, en Venezuela gozan de la protección del estado en territorio venezolano. Territorio este que en grande extensiones ha sido tomado por fuerzas armadas irregulares,  mientras en Afganistán los guerrilleros talibanes producían y traficaban con opio en inmensos territorios de difícil acceso.

Coinciden también en que las fuerzas militares irregulares tanto de Afganistán como de Colombia y en forma pública declaraban que el objetivo final, es la toma del poder por la vía de las armas.                                                                                                                                                                     Pudiera ser el caso de preguntarse si la situación venezolana podría catalogarse ya mismo de gravísima crisis humanitaria de emergencia, ante el ataque sistemático por parte de la dictadura al cerrar todas las fuentes de riquezas nacionales. Situación esta la cual afecta y ya está afectando la tranquilidad de países vecinos receptores de muchos de los 6 millones de desplazados venezolanos. El régimen movido por la maldad absoluta, ha generado una situación de hambruna, que según especialistas ya hoy alcanza al 70% de la población. Las consecuencias serán funestas para todo el continente. Maduro se ha convertido en un problema inclusive para sus aliados.

La OTAN, siempre atendiendo la solicitud de las Naciones Unidas, puede y debe jugar un importante rol en Colombia y en Venezuela.

 

Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar, el 7 de marzo del 2021.

 

 

Botón volver arriba