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Raúl Ochoa Cuenca: Ni Apartheid ni desigualdades

 

Las primeras elecciones democráticas y de participación de toda la población de 1994 en la república de Sudáfrica sepultaron definitivamente la segregación racial del apartheid y convirtieron en presidente a Nelson Mandela. Si efectivamente los acuerdos entre el presidente racista De Klerk y el líder de las mayorías y ejemplo de las luchas no violentas, convirtieron a ese país en una democracia representativa real, sin embargo los mismos no pudieron evitar que este país de casi 60 millones de almas  se convirtiera en una de las naciones más desiguales en el mundo.

Recordemos que Sudafrica  fue colonizada inicialmente por los neerlandeses, quienes en 1652 y a través de  la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales,  establecieron un pequeño asentamiento  llamado Ciudad del Cabo,  el cual se convertiría posteriormente en una de las tres ciudades capitales, ya que Ciudad del Cabo es la capital legislativa, Pretoria es donde tiene asiento el poder Ejecutivo y la ciudad de  Bloemfontein la capital de los asuntos judiciales.

La desigualdad racial en Sudáfrica empieza con la llegada de los primeros colonos de Europa en el siglo XVII. Los europeos se impusieron a la población autóctona con sus armas y ocuparon el poder durante siglos.

A mediados del siglo XX, la población negra empezó a reclamar los mismos derechos que los blancos. Para poner fin a las protestas, en 1948 el gobierno sudafricano (formado por blancos) creó el ‘apartheid’, un sistema de segregación racial que legalizaba el racismo y las desigualdades entre blancos y negros.

Sudáfrica es realmente y según expertos una nación con una importante  riqueza natural con un territorio suficientemente grande y, sobre todo, con una inmensa capacidad de desarrollo.  Con el 25 % de la producción del total del Producto Interno Bruto  (PIB) del continente africano, Sudáfrica es la primera economía de ese siempre golpeado continente.

Al mismo tiempo, como es conocido,  es un país con grandes desigualdades. Por ejemplo podemos citar esto: El 1 % más rico de la población posee el 70,9 % de la riqueza total del país, mientras que el 60 % con menos recursos concentra solo el 7 %. No se puede negar que ante este hecho estadístico la nación refundada por Nelson Mandela es verdaderamente desigual.

El PIB de Sudáfrica tuvo un crecimiento  en el año 2019 del 6.10 %. El  crecimiento  de su riqueza de los últimos 21 años ha tenido una envidiable tasa promedio del 5.5 %.

En 2020, la economía sudafricana colapsó debido al brote de COVID-19, lo que generó un balance de crecimiento negativo de 8%.

Según las previsiones del FMI de octubre de 2020, el crecimiento debiese repuntar en 2021,  con un 3% del PIB, y estabilizarse en 2022 en 1,5%.

Se calcula  que para retomar el promedio de crecimiento antes Covid-19 se necesitarán  mínimamente 3 años. Efectivamente significa que serán tiempos de posteriores sacrificios. En otras palabras, mayor desigualdad entre los  segmentos más débiles de la población.

Pasar de un crecimiento sostenido como promedio por los últimos 21 años de un 5.5 %  a un menos 8 % en el periodo 2020-2021 tiene que ser un drama.

La clase media emergente será la que  llevaría la peor parte. Un 43 % de ese grupo social  tiene grandes probabilidades de abandonar ese núcleo y volver a bregar en eso que desafortunadamente se conoce en Sudáfrica como la clase social de negros, la mas pobres de la sociedad.

El segmento de la población de Sudáfrica considerada clase media aumentó del 12,8% en 1993 al 16,6% en 2012 y desde ese año al 2019 aumentó al 23,2 %.

Es importante mencionar que en este segmento de la población sudafricana,  el 66 % está  compuesto fundamentalmente de blancos y en menor cuantía de “coloured” o sea mestizos, mientras el resto, 34 %, de esa clase media son de raza negra. La desigualdad social y económica la vemos en todas partes.

«Esto es para todos los sudafricanos una ocasión inolvidable, (…) el comienzo de una nueva era«, fue lo primero que dijo Nelson Mandela el 27 de abril de 1994, después de votar por primera vez en su vida.

«¡Por fin somos libres!«, clamó, entre tanto, el dos de mayo del mismo año durante su famoso discurso de la victoria en el hotel Carlton de Johannesburgo.

Veinte años después de la eliminación de la última ley del apartheid, la población sudafricana sigue padeciendo profundas desigualdades relacionadas con los derechos económicos, sociales y culturales.

Sudáfrica es uno de los países más ricos del continente africano, pero esa riqueza no se distribuye por igual entre la población. Efectivamente es la primera economía del continente africano.

Y para concluir, debo reconocer que la tristeza que en continuación embarga mi alma  por ver mi país en la situación en la cual la han postrado estos sinvergüenzas atracadores sin pañuelo en el rostro,  me obliga a no dejar pasar oportunidad para recordársela al mundo.

Y por lo que me permito hacer una breve comparación entre dos países, uno, Venezuela,  que 20 años atrás la UE afirmaba que era una nación que en menos de 10 años podría alcanzar niveles de vida como los del Portugal cuando ingresó en la  comunidad de países de Europa y el otro,  Sudáfrica,  que gracias a Nelson Mandela y al pueblo unido execraban  el Apartheid y entraban en una nueva era donde la democracia dictaba las reglas de la convivialidad.

Entonces apreciados lectores,  les propongo  de ver una rápida comparación de los perfiles básicos económicos de la República Sudafricana  con  la República Bolivariana de Venezuela, el país con más reservas probadas de petróleo pesado en el mundo.

Sudáfrica, situada en el sur de África, tiene una superficie de 1.219.090 Km2.

Venezuela situada en el norte de Suramérica tiene  912,050 Km2 de superficie total.

Sudáfrica, con una población de 59.622.000 personas, es un país muy poblado y presenta una moderada densidad de población, 49 habitantes por Km2.

La población venezolana pasó de 32.8 millones de habitantes a 28 millones de habitantes en un lapso de 5 años. Es el único país del llamado tercer mundo que decrece en población, el cual solo viene igualado por Siria, debido a la guerras que envuelven a estos dos países.

La densidad poblacional de  Venezuela es de 31 habitantes por Km2. Se prevé que será de 28  personas hacia el año 2023. Significa que Venezuela se despuebla.

Mientras en Sudáfrica se prevé el doble de la actual población hacia los años del 2060.

Sudáfrica es la economía número 33 por volumen de PIB nominal,  mientras a la que llaman la tierra de la Revolución Bonita, Venezuela,  ocupa el número 152 por volumen de su PIB nominal.

En Sudáfrica  el Apartheid lo echaron a patadas en 1994.

En Venezuela tratan de instaurar un nuevo Apartheid a través del carnet de la Patria. Este apartheid no es por la  raza, es por un  desenfrenado motivo de acumulación de riquezas, sistemáticamente expoliadas a un pueblo que muere de mengua.

El 18 de julio se conmemora  el día Internacional  de Nelson Mandela por resolución de la Organización de Naciones Unidas, ONU.

 

Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar el 18 de julio del 2021.

 

 

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