Rebrote de casos en Israel tras contener con éxito la primera ola: «Reabrimos todo demasiado rápido»
Tras superar el coronavirus con apenas 307 muertos, las autoridades israelíes temen una segunda ola debido al rebrote de los últimos días, que también ha afectado a la Autoridad Palestina
¿La segunda ola del coronavirus o el resultado inevitable del regreso a la rutina sin haber acabado completamente la primera? ¿Israel puede volver a contener con éxito la pandemia sin necesidad esta vez de un confinamiento que supondría el golpe de gracia a la economía?
Con estas dos preguntas y bajo la sombra del aumento de contagios, el gabinete israelí encargado del Covid-19 se ha reunido este lunes para aumentar la multa por no llevar mascarilla de 52 a 130 euros, advertir en caso necesario con cierres parciales por zonas y prepararse al escenario de ofrecer respiración asistida a 2000 infectados. La Autoridad Nacional Palestina también registra un rebrote con 142 nuevos enfermos palestinos en las últimas 24 horas siendo la cifra más alta diaria desde marzo.
Quizá como reflejo de su tradicional propensión a combinar euforia desmesurada y temor existencial, Israel fue uno de los primeros países en aplicar drásticas medidas contra el virus para después ser de los más rápidos en volver a la rutina. Con un balance de 307 muertos en tres meses y mientras sus laboratorios buscan a contrarreloj vacunas y anticuerpos, los israelíes parecían volver a la normalidad entre preparativos para la segunda ola prevista en invierno y el monumental reto de combatir el incremento de desempleo más vertiginoso en su historia y el colapso de muchos autónomos. Pero con casi 2000 nuevos contagios en la última semana, el nuevo Gobierno ha puesto el freno en el camino de regreso aunque, de momento, sin volver, al punto de partida.
El ministerio de Sanidad ha instado a los hospitales a que se preparen para la reapertura inmediata de los departamentos especializados en el virus. En el Centro Ichilov de Tel Aviv, 17 empleados han sido contagiados mientas 56 se encuentran en aislamiento. El hecho que sea el hospital con mayor número de afectados en la última semana tiene que ver con que Tel Aviv ocupa la zona alta de la tabla del Covid-19 y el alto índice entre los trabajadores extranjeros. La principal ciudad de ocio de Israel pasó en pocos días del cierre hermético al lleno en pubs y playas. La pérdida del miedo al contagio traducida en la renuncia a la mascarilla y el aumento de pruebas explican el rebrote.
«Nos equivocamos cuando reabrimos todo demasiado rápido. Ahora estamos más preparados que en marzo pero no queremos llegar a las cifras de entonces», admite el viceministro de Sanidad, Yoav Kish, que asumió el cargo con la formación del Gobierno liderado por Benjamin Netanyahu y el primer ministro alterno y titular de Defensa, el centrista Benny Gantz.
Netanyahu, que en las últimas semanas ha estado más centrado en lograr la luz verde de Estados Unidos y el acuerdo de Gantz para aplicar la soberanía sobre las colonias judías en Cisjordania en el marco del plan del presidente Donald Trump, vuelve a dedicar parte de su agenda a la gestión contra lo que en marzo definió como «la epidemia más peligrosa de los últimos cien años».
«Si no usamos mascarillas y guardamos distancia, volveremos a imponernos el cierre», avisa Netanyahu. Uno de los puntos de discusión en el gabinete reunido esta mañana en Jerusalén ha sido el uso de la tecnología del servicio secreto interno Shin Bet creada para la lucha antiterrorista. «No hay un método más eficaz y rápido para detectar y cortar la cadena de contagios. Estamos hablando de salvar vidas», sostiene el ministro Yuval Steinitz mientras Gantz pide un uso más limitado ante el daño a la privacidad de los ciudadanos.
El líder de la oposición, Yair Lapid, acusa a Netanyahu y Gantz de «no tener vergüenza con el despilfarro en 36 ministros, 16 viceministros y muchos gastos innecesarios mientras un millón están sin trabajo y los pequeños comercios colapsan».
Mientras los eventos siguen limitados a un aforo de 250 personas, el tren ha vuelto a funcionar tras tres meses. Adquirir el billete 24 horas antes y tras rellenar un formulario en una aplicación han surtido efecto. Esta mañana se apuntaron solo 40.000 viajeros cuando antes de la pandemia 250.000 personas usaban diariamente el transporte ferroviario.
SITUACIÓN SIMILAR EN PALESTINA
Al otro lado de la Línea Verde, el primer ministro palestino Mohamed Shtayeh, ordenó el cierre de las dos zonas más afectadas, Hebrón y Nablús el pasado sábado cuando el número de contagios en cuatro días llegó a 245 casos nuevos en Cisjordania. Shtayeh pidió a los trabajadores palestinos en Israel -alrededor de 150.000- que no lo hagan o se queden en el lugar del empleo en las próximas dos semanas y a los palestinos israelíes que no visiten Cisjordania por temor a una pandemia que ha causado cinco muertos.
Entre los 568 enfermos activos, 15 viven en la Franja de Gaza. El rebrote llega en un momento crítico para el presidente palestino Abu Mazen que ha cesado los contactos y la cooperación con Israel y alienta manifestaciones de protesta, como hoy en Jericó, ante la voluntad de Netanyahu de anunciar la anexión del 30% del territorio ocupado en la Guerra del 67.