«Hay un consenso entre la mayoría de economistas académicos cubanos, y también extranjeros, de que la única salida (para la economía cubana) está en retomar las reformas estructurales interrumpidas, acelerarlas y profundizarlas», dijo Carmelo Mesa-Lago, profesor emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh.
DIARIO DE CUBA consultó a Mesa-Lago sobre cómo reactivar la economía cubana después de la pandemia de Covid-19, justo cuando el Gobierno comienza a anunciar medidas de desescalada.
«Parece haber muy pocas políticas internas o externas capaces de generar una reactivación» de la economía cubana en el momento actual, indicó Mesa-Lago.
Recordó palabras del economista Ricardo Torres, quien afirmó que «una situación extrema como esta debería servir de catalizador de las transformaciones que requiere el modelo cubano», y que «es hora de que se reconozca que el esquema de producción y distribución actual es un rotundo fracaso y requiere ser revisado desde sus fundamentos. En esa revisión el sector privado y cooperativo debe ser empoderado».
Una reforma de la agricultura que siga «la vía chino-vietnamita»
Preguntado por las principales medidas que recomendaría para levantar la economía cubana, Mesa-Lago mencionó una «reforma de la agricultura siguiendo la vía chino-vietnamita».
El Gobierno cubano debería «autorizar a todos los productores agrícolas a determinar por sí mismos qué sembrar, a quién vender, y a fijar los precios en base a la oferta y la demanda», consideró.
«Estas políticas terminaron con las hambrunas periódicas en los dos países asiáticos, que ahora son autosuficientes», dijo.
«Además, Vietnam es un exportador neto de productos agrícolas y envía a Cuba 350.000 toneladas de arroz anuales, que la Isla podría producir. Esto requiere eliminar el ineficiente sistema de Acopio. Las compras estatales obligatorias de la mayoría de las cosechas a precios fijados por el Estado, inferiores al precio de mercado, son un desincentivo», explicó Mesa-Lago.
«Si Cuba siguiera las reformas chino-vietnamitas, con las adaptaciones necesarias, podría alcanzar autosuficiencia alimentaria en cinco o seis años, terminar con la importación por valor de 2.000 millones de dólares anuales de productos agrícolas y convertirse en exportador neto», estimó.
«Es esencial expandir el sector no estatal»
Otro punto que defendió Mesa-Lago como necesario para un futuro crecimiento fue el relacionado con el desarrollo de las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES). «Es esencial expandir el sector no estatal, particularmente el trabajo por cuenta propia y las PYMES, muy dinámico antes del Covid-19 y esencial en la recuperación con creación de empleo productivo y eliminación del empleo estatal innecesario», advirtió.
Para ello, recomendó «reemplazar la lista de actividades por cuenta propia autorizadas por una lista de actividades prohibidas, permitir a los profesionales trabajar por cuenta propia y eliminar las barreras en el sector no estatal. Terminar la etapa experimental de las cooperativas de producción no agrícolas y de servicios, aprobar más de ellas, y establecer mercados al por mayor para suministrar insumos a todo el sector no estatal».
También señaló como necesario «establecer bancos, incluyendo extranjeros, que provean microcrédito; permitir al sector no estatal importar y exportar directamente; eliminar los impuestos más gravosos al sector no estatal; imponer el impuesto a las ganancias en vez de al ingreso bruto, y permitir la completa deducción de gastos».
Por último, destacó la importancia de «empoderar a una asociación independiente de microempresas para negociar condiciones con el Gobierno y envolverse en la legislación pertinente, además de crear una vía para denunciar a funcionarios estatales corruptos que cobran sobornos a los trabajadores del sector no estatal».
Infundir confianza en los empresarios extranjeros
Otra arista abordada por Mesa-Lago fue la de la inversión extranjera, considerada fundamental por la mayor parte de los estudiosos, pero que no acaba de prosperar en la Isla.
Para aumentarla, dijo, es necesario implementar una serie de reformas, como «autorizar a las compañías extranjeras a contratar y pagar directamente a todos sus trabajadores, aprobar la inversión de capital extranjero (incluyendo a los cubanos en el exterior) en todos los sectores económicos, así como en las microempresas y cooperativas de producción no agrícolas y de servicios».
Resulta imprescindible para infundir confianza en el exterior «unificar la moneda y las diversas tasas de cambio, publicar estadísticas actualizadas en áreas clave en que hay vacíos como la deuda externa total (no solo la negociada), la forma de calcular el IPC, incluyendo las operaciones en CUC que ahora se excluyen, y ofrecer cifras más detalladas de las finanzas públicas», enumeró.
Estas reformas servirían, en opinión del economista, para salir de la recesión actual, generando a su vez «recursos para poder refinanciar los servicios sociales erosionados y establecer una red mínima de protección social para los sectores más vulnerables a la crisis».
Por ahora, no parece que el Gobierno cubano escuche este tipo de propuestas. En un texto publicado por el diario oficial Granma el pasado 6 de junio las tildó de «neoliberales».
Curiosamente, recuerda Mesa-Lago, «un par de días después, en una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros, se exhortó de manera urgente a ‘cambiar todo lo que debe ser cambiado’, aunque dentro de los parámetros de la planificación central y en un mercado estrictamente regulado».