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Ricardo Bada: Los poetas de Samuel Whelpley

Empezaré poniendo en claro algo que no lo está en la anterior entrega de mi blog :

http://blogs.elespectador.com/cultura/corazon-de-pantaleon/mis-poetas

Son varios los lectores que me han reprochado la no inclusión en esa lista de mis poetas predilectos al gran Dante, a Virgilio, a Shakespeare… Y lo que pasa es que esa entrega anterior de mi blog debió titularse Mis poetas líricos. Soy un lector apasionado de Homero, Virgilio, Dante, Camões (uno de mis más grandes amores), no tanto de Ariosto y Milton, pero a todos ellos los considero poetas épicos. Y a Shakespeare poeta dramático, porque si bien es cierto que también escribió poesía lírica, nada mala, en mi opinión no le alcanza para equipararse con la de sus dramas y tragedias.

Aclarado este punto paso a ofrecer a los lectores la lista que ha confeccionado uno de ustedes, el ingeniero civil Samuel Whelpley, barranquillero y gran lector, como lo demuestra esa lista suya. Hela aquí :

POETAS DE LA A a la Z

A: No hay nada que hacer, Auden se lleva las palmas. Pero vuelvo cada tanto a las tierras del sur de Colombia que cantó Aurelio Arturo, y a dos autoras extraordinarias: Anna Ajmatova y Maya Angelou.

B: Aquí tampoco hay discusión. Bécquer. Pero en mi corazón siempre vuelvo a unos pocos poemas de Gastón Baquero: “Yo los lunes me llamaba Nicanor”, y su invitación a soñar entre el prosaísmo de los días.

C: Difícil. Pero al final, siempre vuelvo a Cavafis, empatado con Cernuda, y un poeta americano maravilloso: Edward Estlin Cummings.

D: Con D de Dante. Lo acompañan Drummond de Andrade, y dos compatriotas míos: León De Greiff, y mi coterránea Meira Delmar.

E: No mencionar a Eliot es una ofensa. Pero que lo acompañe Odyseas Elitis.

F: Parecido que la E. Robert Frost es el campeón. Pero que lo acompañe el gran blasfemo: León Felipe.

G: G de Gomez Jattin, y de Gil de Biedma. Que me perdonen los demás.

H:  Hasta 5 nombres me prometí al hacer la lista, así cometa injusticias. Esta es una de las letras sin orden: Hölderlin, Horacio, Homero, Nazim Hikmet (se lo debo a mi maestro Assa) y que se enfurezca media América: Vicente Huidobro.

I: Para incluirla en esta lista, una licencia: Ida Vitale, felizmente viva

J:  Juan Ramón Jiménez. No se diga más. Si no el más grande, uno de los más grandes.

K: Aires de chico “british”:  Kipling, Keats Omar Khayyam, en la versión de Fitzgerald.

L: Una vuelta por Cuba: Dulce María Loynaz y Jose Lezama Lima. Puede que Leopardi sea muy superior, pero es un desconocido para mí.

M: Otra letra complicada. Pero aquí va: John Milton, el mil veces maldito César Moro, Gabriela Mistral, Eugenio Montejo, y aquel que me enseñó a amar la poesía, mi primer amor literario, Antonio Machado. Aquí no se habla de calidad, sino de amores. Mira que quedar afuera Maiakovski o Milosz, con mucho de injusticia.

N: Novalis.

O: Ovidio, sin duda.

P: La más difícil de todas. Demasiados y muy buenos. Pessoa, Parra, Pound (el más grande), Cesare Pavese, Jacques Prévert.  Que quede fuera José Emilio Pacheco, u Octavio Paz, dice de la dificultad de esta letra.

Q:  Al gran Don Francisco de Quevedo y Villegas, que lo acompañe Giovanni Quessep, una voz árabe en el Caribe colombiano, felizmente vivo.

R: Rilke, Rilke, Rilke. Gracias por tanto, profesor Assa.

S: La ganadora con ventaja es la gran dama de Polonia, la Szymborska (Wislawa), seguida muy lejos por Shakespeare, Giogios Seferis y permítaseme la licencia de meter un poeta con un solo poema: Jaime Sabines.

T: Dylan Thomas y uno que conocí hace unos años por el Nobel: Thomas Tranströmer. Pero en mi corazón soy solidario con Marina Tsvetaeva y su desesperación.

U: Ungaretti.

V:  César Vallejo, Paul Valéry, y recordémoslo por su nombre: Vinicius.  Pero no dejemos de lado a Blanca Varela.

W: Un paseo angloamericano: William Carlos Williams, Walt Whitman y Oscar Wilde. Triple empate.

X: Mi compatriota X–504, otro poeta vivo en esta lista. Mirando con más detalle, mi admiración y amor por Xavier Villaurrutia.

Y: Aquí Yeats opaca a los demás.

Z: La última letra, y la más triste. Me quedo con Gabriel Zaid, asimismo felizmente vivo.

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Ahora y aquí sólo me resta animar a los lectores a hacerme llegar sus listas, que todas serán bien acogidas en este espacio.

 

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