Rusia complica el verano de Salvini
El negociador de la presunta financiación rusa de la Liga participó en una cena oficial con Putin a través de la oficina del ministro del Interior
Matteo Salvini está a punto de irse de vacaciones con la mayor popularidad que ha tenido jamás la Liga en Italia. La media de las encuestas de la semana pasada dicen que si hoy hubiera elecciones el partido ultraderechista italiano vencería con un 37,7%. Pero los sondeos no han cuantificado todavía el impacto que el escándalo por la posible financiación rusa de la campaña europea tendría entre los partidarios del ministro del Interior italiano.
Esta semana se ha sabido que la Fiscalía de Milán investiga si empresas petroleras rusas han desembolsado 65 millones de dólares en comisiones por la compra de petróleo a través del consorcio estatal Eni para asentar a la Liga al frente de Italia. El posible escándalo, ya revelado –sin poco ruido mediático– por una investigación del semanario l’Espresso en febrero, ha generado una tormenta política después de que el portal BuzzFeed publicara una grabación demoledora en que una persona muy cercana a Salvini, Gianluca Savoini, hablaba con representantes del Kremlin para buscar una fórmula para la transacción. En la conversación, Savoini, considerado el brazo derecho de Salvini para las negociaciones con Rusia, describe varias veces al liguista como el “Trump italiano” y explica que la Liga quiere cambiar Europa para que esté más cercana a Rusia. Aunque Salvini rechazó desde el primer momento haber recibido un rublo, no ha sido capaz de explicar por qué estaba Savoini junto a él en varias reuniones ni por qué se encontraba a su lado en la cena ofrecida en el Palacio Chigi para el presidente Vladímir Putin hace dos semanas en Roma. Ayer, la oficina del primer ministro, Giuseppe Conte, mandó un comunicado para informar que el premier no conoce personalmente a Savoini y que fue invitado a un foro de diálogo italo-ruso –gracias al cual participó en la cena– a petición de la oficina de Salvini. Varios exponentes de la oposición, incluyendo al ex primer ministro Paolo Gentiloni, han reclamado la dimisión inmediata de Salvini por haber mentido.
El líder ultraderechista desvía la atención atacando a Francia por ponerse del lado de Carola Rackete
El personaje en cuestión, investigado con la hipótesis de corrupción internacional por los fiscales Fabio De Pasquale, Gaetano Ruta y Sergio Spadaro, del departamento de delitos económicos transnacionales de la Fiscalía de Milán, es el fundador de la Asociación Lombardía Rusia, definida en su página web como una asociación apartidista con ideas que coinciden con las expresadas por Putin. Savoini, que en su foto de WhatsApp tenía una imagen junto al mandatario ruso, ha dicho en varias ocasiones que el objetivo de este ente es mejorar las relaciones de Italia con Rusia. Desde el círculo cercano de Salvini han repetido estos días que no forma parte del partido ni es diputado de la Liga, pero es evidente, por los varios viajes que han hecho juntos a Moscú, que tiene una relación muy cercana al viceprimer ministro.
Este episodio recuerda mucho a la trampa en que cayó hace unos meses el partido austriaco ultraderechista FPÖ. Su líder, Heinz-Christian Strache, fue pillado con una cámara oculta en julio del 2017 –antes de ser vicecanciller– mostrándose dispuesto a trapichear con una supuesta millonaria rusa a cambio de ayuda para la campaña de las elecciones austríacas de ese año. Las sombras sobre la irregularidad en la financiación de la Liga, sin embargo, no vienen sólo de Moscú. La justicia italiana ordenó embargar 49 millones a la Liga de Salvini por una estafa en los reembolsos electorales, y desde entonces se ha vinculado frecuentemente a la Liga con fondos extranjeros.
El escándalo ruso añade todavía más tensión entre la Liga y sus socios de Gobierno, el Movimiento 5 Estrellas. Rozando el 40% en los sondeos italianos, Salvini pierde ahora su oportunidad de oro para llamar a elecciones anticipadas después del verano. Una encuesta publicada por el Corriere della Sera señala que el 58% de los preguntados considera que la negociación es un asunto grave. Salvini ahora parece querer concentrarse en el pulso con la capitana alemana del Sea Watch 3, Carola Rackete, que le desafió abiertamente al entrar sin permiso en el puerto de Lampedusa para poner a salvo a los más de 40 migrantes que había rescatado. La comandante, investigada en Italia, ha presentado una querella contra Salvini por los ataques en las redes sociales del ministro, y él está mucho más interesado en hablar de este tema que no del posible Russiagate italiano. Quizás en una estrategia para desviar la atención, este fin de semana se ha centrado en atacar a Francia –París quiere condecorar a Rackete– llamándoles hipócritas por aplaudirla mientras no fueron en su ayuda cuando necesitaba un puerto para atracar.