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Rusia está furiosa por la entrada de Finlandia en la OTAN, pero no puede hacer mucho al respecto

Members of the MPK, the National Defense Training Association of Finland, attend an exercise at the Santahamina military base in Helsinki on May 14. (Alessandro Rampazzo/AFP/Getty Images)

Members of the MPK, the National Defense Training Association of Finland, attend an exercise at the Santahamina military base in Helsinki on May 14. (Alessandro Rampazzo/AFP/Getty Images)

 

RIGA, Letonia – La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha llevado a Finlandia a dejar de lado su antigua política de no provocar a Rusia y a solicitar su ingreso en la OTAN, lo que supone un importante revés estratégico para Rusia.

La invasión también significa que hay poco que Rusia pueda hacer al respecto.

El ejército ruso está atrapado en intensos combates en Ucrania, con sus filas mermadas por las fuertes pérdidas de hombres y equipos. Rusia retiró tropas de la frontera con Finlandia para enviarlas a Ucrania, dejando a Moscú con una capacidad significativamente reducida para amenazar militarmente a Finlandia.

Rusia le envía a Finlandia pequeñas cantidades de gas y petróleo, pero esta última ya se estaba preparando para cortar esos suministros de acuerdo con las decisiones de la Unión Europea de reducir la dependencia de la energía rusa. Una de las primeras respuestas se produjo el sábado con el anuncio de la empresa estatal rusa RAO Nordic de que había interrumpido las exportaciones de electricidad a Finlandia, aunque no estaba claro si la medida pretendía ser un castigo. Rusia culpó a las sanciones occidentales de la medida, diciendo que habían dificultado que Rusia recibiera pagos por los suministros.

Finlandia se encogió de hombros. Funcionarios finlandeses dijeron que ya habían reducido las importaciones de electricidad rusa para protegerse de posibles ataques a la infraestructura del país, y que la electricidad rusa representaba sólo el 10% de su consumo.

Rusia puede intentar lanzar ciberataques contra la infraestructura finlandesa o librar una guerra híbrida para intentar influir en la opinión pública de dicho país, pero Finlandia cuenta con sistemas muy desarrollados capaces de contrarrestar cualquier esfuerzo de este tipo, en palabras del general de división retirado Pekka Toveri, antiguo jefe de la inteligencia militar finlandesa.

«En realidad, no tienen mucho que puedan utilizar para amenazarnos«, dijo Toveri. «No tienen poder político, militar o económico».

La decisión de Finlandia, que se anunció formalmente el domingo 15, altera el equilibrio de poder a lo largo de las fronteras del norte de la alianza de la OTAN. Se espera que Suecia siga el ejemplo de Finlandia y solicite también el ingreso en la OTAN. Pero es la adhesión de Finlandia la que tendrá el mayor impacto en Rusia, ya que servirá para duplicar el tamaño de la frontera terrestre de Rusia con la OTAN y rodear completamente sus tres puertos en el Mar Báltico.

Durante décadas, Finlandia se había abstenido de ingresar en la OTAN por miedo a provocar a su vecino, más grande y con armas nucleares. Y el presidente ruso Vladimir Putin había mantenido esos temores con vagas amenazas de guerra y amenazantes actos de acoso en el espacio aéreo y las aguas finlandesas.

La invasión de Ucrania dio un vuelco a ese cálculo, lo que llevó a los finlandeses a concluir que estarían más seguros bajo el paraguas protector de la OTAN, en lugar de tener que enfrentarse solos a Rusia. Antes de la guerra, sólo el 20% de los finlandeses apoyaba la entrada en la OTAN. En mayo, esa cifra había alcanzado el 76%.

La invasión de Ucrania dio un vuelco a ese cálculo, lo que llevó a los finlandeses a concluir que estarían más seguros bajo el paraguas protector de la OTAN, en lugar de tener que enfrentarse solos a Rusia. Antes de la guerra, sólo el 20% de los finlandeses apoyaba la entrada en la OTAN. En mayo, esa cifra había alcanzado el 76%.

Los finlandeses también han llegado a la conclusión de que el inesperado mal rendimiento del ejército ruso y los reveses sufridos en el campo de batalla en Ucrania sugieren que ya no representa la amenaza de antaño, dijo Toveri.

«Rusia es tan débil ahora que no podría arriesgarse a otra humillante derrota», afirmó. Si Rusia intentara enviar tropas a Finlandia «en un par de días serían aniquiladas«. «El riesgo de una derrota humillante es alto, y no creo que puedan soportarlo».

Para el Kremlin «es un momento realmente irónico», dijo Lauren Speranza, directora de Defensa y Seguridad Transatlántica en el Centro de Análisis de Políticas Europeas. Evitar la ampliación de la OTAN era uno de los objetivos declarados de Putin al atacar a Ucrania, que había intentado ingresar en la organización atlántica. Finlandia y Suecia no lo habían hecho, hasta la invasión de Ucrania, destacó.

«No sólo Putin tiene un enorme fracaso en sus manos en términos de sus objetivos militares en Ucrania, sino que también ha ampliado la OTAN, que era exactamente lo contrario de lo que quería«, dijo Speranza. «Esto subraya el enorme error de cálculo estratégico que supuso».

Moscú parece estar reduciendo sus amenazas de represalias. En una llamada telefónica el sábado, Putin dijo al presidente finlandés Sauli Niinisto que la decisión de Finlandia de unirse a la OTAN es «errónea» y podría tener «un efecto negativo» en las relaciones ruso-finlandesas – pero no hizo amenazas específicas.

Niinisto, que inició la llamada, dijo sin rodeos a Putin que fue sobre todo su «invasión masiva» de Ucrania lo que llevó a Finlandia a buscar la protección que ofrece la alianza de seguridad de la OTAN, según un comunicado de su oficina.

«La conversación fue directa y sin rodeos y se desarrolló sin agravios. Se consideró importante evitar las tensiones«, dice el comunicado.

En las semanas anteriores al anuncio de Finlandia, los funcionarios rusos habían advertido sobre posibles graves repercusiones, incluido el despliegue de armas nucleares en las proximidades y el envío de refuerzos militares a la frontera finlandesa.

Desde entonces se han mostrado más circunspectos, diciendo que la respuesta de Rusia dependerá de cuán lejos llegue la OTAN en establecer una presencia en la frontera rusa.

La decisión requerirá que Rusia ofrezca una «reacción política», según declaró a medios rusos el viceministro de Asuntos Exteriores, Alexander Grushko, el sábado, un paso atrás respecto a la respuesta «militar y técnica» con la que amenazó el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, el jueves.

También dijo que era «demasiado pronto para hablar del despliegue de armas nucleares en la región del Báltico» y añadió que «Moscú no se guiará por las emociones» a la hora de decidir su respuesta.

Rusia llevará a cabo un «análisis exhaustivo» de cualquier nueva configuración de fuerzas en su frontera antes de decidir su respuesta, dijo, haciéndose eco de los comentarios de Peskov de que el grado de represalia rusa dependerá de la cantidad de infraestructura militar de la OTAN que se establezca en las fronteras de Rusia.

No se ha llegado a ninguna decisión sobre el tipo de presencia que la OTAN establecerá en Finlandia y Suecia una vez que se haya formalizado su adhesión, que podría ser dentro de varios meses. Ha surgido un nuevo obstáculo en forma de objeción del presidente turco Recep Tayyip Erdogan a su adhesión, alegando que Suecia acoge a miembros del proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán, o PKK.

Pero es muy probable que la adhesión de Finlandia no requiera una presencia significativa de tropas de la OTAN, según los analistas. Finlandia cuenta con un ejército robusto y bien equipado que ha realizado regularmente ejercicios de entrenamiento con los países de la OTAN. Su ejército ya está bien integrado en los sistemas militares de la OTAN.

La amenaza para los intereses estratégicos de Rusia es tan grande que Moscú se verá obligado a tomar algún tipo de medida contra Finlandia, según Dmitry Suslov, de la Escuela Superior de Economía de la Universidad Nacional de Investigación de Moscú.

Como mínimo, dijo, Rusia tendrá que fortificar su presencia militar a lo largo de la frontera finlandesa porque Finlandia ya no será considerada un país «amigo». También tendrá que aumentar su presencia naval en el Mar Báltico, que se convertirá, señaló, en «un lago de la OTAN».

Si Estados Unidos o Gran Bretaña establecen bases en Finlandia, Rusia no tendrá «más remedio que desplegar armas nucleares tácticas apuntando a esas bases», advirtió Suslov.

Finlandia está preparada para nuevas acciones, dijo el ex general finlandés Toveri, aunque sólo sea porque Putin puede sentir la necesidad de guardar las apariencias. Pero los finlandeses se han acostumbrado durante décadas a vivir con un poderoso vecino potencialmente hostil en sus fronteras, y no se sienten excesivamente amenazados, dijo. «Estamos acostumbrados a que los rusos estén allí. La mayoría de los finlandeses no están demasiado preocupados por ello».

 

TRADUCCIÓN: Marcos Villasmil

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NOTA ORIGINAL:

The Washington Post

Russia is furious that Finland is joining NATO but can’t do much about it

By Liz Sly
with Sammy Westfall

 

RIGA, Latvia — Russia’s invasion of Ukraine spurred Finland to set aside long-standing concerns about provoking Russia and seek NATO membership, a major strategic setback for Russia.

The invasion also means there’s little Russia can do about it.

The Russian military is ensnared in heavy fighting in Ukraine, its ranks depleted by steep losses of men and equipment. Russia withdrew troops from the border with Finland to send them to Ukraine, leaving Moscow with a significantly reduced capacity to threaten Finland militarily.

Russia supplies Finland with small quantities of gas and oil, but Finland was already preparing to sever those supplies in keeping with European Union decisions to reduce dependency on Russian energy. One possible early response came Saturday with an announcement by the Russian state-owned company RAO Nordic that it has halted electricity exports to Finland, although it was unclear whether the move was intended as a punishment. Russia blamed Western sanctions for the move, saying they had made it difficult for Russia to receive payments for the supplies.

Finland shrugged off the action. Finnish officials said they had already been scaling back imports of Russian electricity to guard against possible attacks on the country’s infrastructure, and Russian electricity accounted for only 10 percent of its consumption.

Russia may try to launch cyberattacks against Finnish infrastructure or wage hybrid warfare in an attempt to sway Finnish public opinion, but Finland has highly developed systems capable of countering any such efforts, said retired Maj. Gen. Pekka Toveri, a former chief of Finnish military intelligence.

“They actually don’t have much they can use to threaten us,” Toveri said. “They don’t have political, military or economic power.”

Finland’s decision, expected to be formally announced Sunday, upends the balance of power along the northern borders of the NATO alliance. In the coming days, Sweden is expected to follow Finland’s lead and also seek NATO membership. But it is Finland’s accession that will have the biggest impact on Russia, serving to double the size of Russia’s land border with NATO and entirely encircle its three ports on the Baltic Sea.

For decades, Finland had refrained from joining NATO for fear of provoking its larger, nuclear-armed neighbor. And Russian President Vladimir Putin had kept those fears alive with vague threats of war and menacing acts of harassment in Finnish airspace and waters.

The invasion of Ukraine overturned that calculation, prompting Finns to conclude they would be safer under NATO’s protective umbrella than left to deal with Russia alone. Before the war, only 20 percent of Finns supported joining NATO. By May, that figure had reached 76 percent.

Finns have also concluded that the Russian military’s unexpectedly dismal performance and setbacks on the battlefield in Ukraine suggest it no longer poses the threat it once did, Toveri said.

“Russia is so weak now they couldn’t risk another humiliating defeat,” he said. If Russia were to attempt to send troops into Finland “in a couple of days they would be wiped out. The risk of humiliating defeat is high, and I don’t think they can take that.”

For the Kremlin “it’s a really ironic moment,” said Lauren Speranza, director of Transatlantic Defense and Security at the Center for European Policy Analysis. Deterring NATO enlargement was one of Putin’s declared goals in attacking Ukraine, which had been seeking NATO membership. Finland and Sweden had not — until the Ukraine invasion, she noted.

“Not only does Putin have a huge failure on his hands in terms of his military objectives in Ukraine, but he’s also enlarged NATO, which was the exact opposite of what he wanted,” Speranza said. “It underscores what a huge strategic miscalculation this was.”

Already, Moscow appears to be dialing down its threats of retaliation. In a telephone call Saturday, Putin told Finnish President Sauli Niinisto that Finland’s decision to join NATO is “wrong” and could have “a negative effect” on Russian-Finnish relations — but he didn’t make specific threats, according to a readout from the Kremlin.

Niinisto, who initiated the call, bluntly told Putin that it was above all his “massive invasion” of Ukraine that prompted Finland to seek the protection afforded by the NATO security alliance, according to a statement from his office.

“The conversation was direct and straightforward and it was conducted without aggravations. Avoiding tensions was considered important,” the statement said.

In the weeks preceding Finland’s announcement, Russian officials had warned of dire repercussions, including the deployment of nuclear weapons in the vicinity and the dispatch of military reinforcements to the Finnish border.

They have since been more circumspect, saying Russia’s response will depend on how far NATO goes toward establishing a presence on Russia’s border.

The decision will require Russia to offer a “political reaction,” Russian news outlets quoted Deputy Foreign Minister Alexander Grushko as saying on Saturday — a step back from the “military and technical” response threatened by Kremlin spokesman Dmitry Peskov on Thursday.

He also said it was “too early to talk about the deployment of nuclear weapons in the Baltic region” and added that “Moscow will not be guided by emotions” in deciding its response.

Russia will conduct a “thorough analysis” of any new configuration of forces on its border before deciding on its response, he said, echoing Peskov’s comments that the degree of Russian retaliation will depend on how much NATO military infrastructure will be established on Russia’s borders.

No decisions have been reached on what kind of presence NATO will establish in Finland and Sweden once their accession has been formalized, which could be several months away. A new hitch has emerged in the form of Turkish President Recep Tayyip Erdogan’s objection to their membership on the grounds that Sweden hosts members of the outlawed Kurdistan Workers’ Party, or PKK.

But it is highly likely that Finland’s membership won’t require a significant NATO troop presence, analysts say. Finland has a robust and well-equipped army that has conducted regular training exercises with NATO countries. Its military is already well integrated with NATO military systems.

So great is the threat to Russia’s strategic interests that Moscow will be compelled to take some form of action against Finland, said Dmitry Suslov of National Research University Higher School of Economics in Moscow.

At a minimum, he said, Russia will need to fortify its military presence along the Finnish border because Finland will no longer be considered a “friendly” country. It will also have to step up its naval presence in the Baltic Sea which will become, he said, “a NATO lake.”

If the United States or Britain establish bases in Finland, Russia will have “no choice but to deploy tactical nuclear weapons to target those bases,” Suslov warned.

Finland is braced for further actions, said former Finnish general Toveri, if only because Putin may feel the need to save face. But Finns have become accustomed over decades to living with a potentially hostile power on their borders, and don’t feel unduly threatened, he said. “We are used to the fact that the Russians are there. Most Finns aren’t too anxious about it.”

 

 

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