Salida de la OEA convierte a Nicaragua en un “Estado poco confiable” para organismos financieros
Plazo de acción del organismo internacional "es muy corto" y régimen Ortega-Murillo no está dispuesto a dialogar, afirma el analista Carlos Murillo
La salida de Nicaragua de la Organización de Estados Americanos (OEA), solicitada por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, significa que el país “está aislándose del sistema internacional”, lo que le genera “falta de legitimidad, porque se convierte en un Estado poco confiable” para los organismos multilaterales, advirtió el analista de asuntos internacionales y docente de la Universidad de Costa Rica (UCR), Carlos Murillo.
Esa decisión, en la que el régimen se adelantó al análisis de la suspensión de la OEA que “tardó mucho tiempo”, da el mensaje de que Nicaragua “puede en cualquier momento tomar la decisión de retirarse de cualquier otra organización internacional, incluidas las instituciones financieras internacionales”, manifestó Murillo.
El académico en entrevista en el programa Esta Noche- que se transmite por Facebook y YouTube debido a la censura del régimen orteguista- valoró que un ejemplo de las repercusiones, es la decisión de la mayoría de países miembros de suspender la inauguración de la nueva sede del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) en Managua, programada para el 15 de diciembre.
Para Murillo, la salida de la OEA involucra “la suspensión de préstamos de programas de financiamiento y cooperación por entidades financieras como el BCIE” y “sin duda después vendrán decisiones similares del BID, del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial por el temor precisamente a esa conducta, contraria al orden internacional”.
Dudoso avance en la OEA
Sobre la decisión de los miembros del Consejo Permanente de la OEA que optaron por “más gestiones diplomáticas”, que podrían incluir la creación de una comisión de alto nivel y de buenos oficios que visite el país, el analista mencionó que se debe agotar esa vía “antes de pensar en sanciones sean diplomáticas, políticas o económicas”.
Sin embargo, mencionó que “el tiempo es muy corto” para establecer esa comisión antes de la toma de posesión de Ortega y Murillo el próximo 10 de enero porque “una vez realizado ese traspaso ya no habría vuelta atrás”.
“Más allá de lo que se pueda hacer en el ámbito diplomático, el estar en fin de año siempre tiende a paralizar todos los procesos políticos y diplomáticos (…) entonces el tiempo para tomar decisiones por el Consejo Permanente es demasiado corto como para esperar que logren algún avance”, lamentó.
Durante el encuentro virtual del pasado lunes, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, exhortó a la comunidad internacional a seguir presionando a Ortega, para que Nicaragua “retome el camino de la democracia”.
Murillo estimó que la presión se puede extender más allá del 10 de enero “desde la perspectiva de la OEA”, sin embargo duda que el régimen tenga la intención de aceptar esa iniciativa “porque desde la perspectiva del régimen, el proceso electoral fue libre, transparente apegado a la normativa nicaragüense y legítimo”.
Negociación con EE. UU.
El catedrático de la UCR indicó que “Daniel Ortega ha dejado muy claro cuál es su disposición al diálogo y que solo lo hará con Estados Unidos a quien ha calificado como el dueño del circo” porque ha descalificado a los opositores nicaragüenses.
“Hay muy poco espacio para cualquier diálogo, porque al régimen Ortega-Murillo no le interesa dialogar, porque considera, aunque no es cierto que Cuba y Venezuela le pueden dar suficiente oxígeno para seguir subsistiendo como un régimen autoritario y eso no es cierto porque ni Cuba ni Venezuela tienen recursos”, insistió.
Además manifestó que el proyecto de la Alianza Bolivariana (ALBA) “es un recuerdo de cuando Venezuela podía dar, cientos de millones de dólares a los países de la región”. “Entonces le quedaría prácticamente solo un socio importante que es Rusia, pero que tampoco le garantiza suficiente recursos”, dijo.
Durante la reunión del pasado lunes, en la sesión extraordinaria, el representante alterno de Nicaragua en la OEA, Michael Campbell, aseguró que la decisión de salir del organismo es “irrevocable” y señaló a la organización de ser “constructora de injerencias y desacuerdos, en perjuicio de los pueblos de América Latina y el Caribe”. El retiro, sin embargo, será efectivo hasta noviembre de 2023, ya que el proceso dura dos años.
Murillo explicó que durante ese tiempo Nicaragua “tiene que cumplir con todos los compromisos correspondientes a la OEA” pero prevé “un limbo diplomático complejo” en el que el régimen insistirá en que ya no pertenecerá al organismo.
En ese sentido, el analista internacional señaló que puede ocurrir “lo que se ha evitado en gran medida hasta el momento” que es “pasar a las sanciones económicas contra Nicaragua, no contra el régimen y sus miembros, incluida la familia presidencial sino contra Nicaragua”.
Eso podría provocar “suspensión de créditos internacionales que ya han sido aprobados para proyectos de desarrollo o la exclusión de algunos esquemas de cooperación internacional” por lo que el régimen Ortega-Murillo se puede ver “forzado a suspender algunos programas de asistencialismo social”, que benefician a una parte de la población nicaragüense.