Serán las mujeres quienes decidan si Bolsonaro es el próximo presidente de Brasil
Más de la mitad del electorado brasileño es femenino, y un 23% de éste aún no sabe a quién votar. Pero pocas expresan su preferencia por un candidato ultraderechista, machista y homófobo
“Somos la mayoría en Brasil y en las urnas. Ha llegado el momento de que todo el país escuche nuestra voz”. Con estas palabras Flávia, una joven negra de largos dreadlocks azul eléctrico, sintetiza la esencia de la revolución feminista, que el sábado pasado culminó con manifestaciones masivas en cerca de 60 ciudades brasileñas. Bajo el lema #EleNão, que en portugués significa “él no”, decenas de millares de mujeres salieron a las calles para mostrar su rotundo rechazo a la candidatura del político ultraderechista Jair Bolsonaro, que concurre por primera vez a la presidencia de Brasil.
Flávia, que está acabando un postgrado en Derecho en la Universidad de Río de Janeiro, representa un nuevo perfil de mujer, consciente de su poder y determinada a ejercerlo sin miedo ni dilaciones. Los datos demográficos le dan la razón. Ellas suman el 52,5% del electorado, es decir, 77,3 millones de los 147 millones de votantes de este país continental. “Si somos la mayoría, podemos impedir que un machista, racista y homófobo llamado Jair Bolsonaro llegue al poder”, asegura Milene, una profesora de 30 años que el 29 de septiembre no dudó en llevar a sus dos hijas pequeñas a la plaza de Cinelândia, en el centro de Río de Janeiro, literalmente tomada por más de 50.000 personas.
Varios analistas políticos coinciden en que el voto de las mujeres brasileñas será decisivo el próximo 7 de octubre, cuando los habitantes del país más grande de América Latina deberán elegir al nuevo presidente, además de 27 gobernadores, 513 parlamentares y 54 senadores. “Las mujeres se desencantaron más con la política porque tienen una preocupación social y económica más amplia, ya que piensan en el futuro, en la profesión, en los hijos y en la familia. Sin embargo, esta decepción puede ser un motivo para un mayor compromiso para garantizar que realmente se produzcan cambios en la política”, señala Jacqueline Quaresemin, profesora de la Fundación Escuela de Sociología y Política de São Paulo (Fespsp).
Conscientes del enorme poder del electorado femenino, varios candidatos a la presidencia como Fernando Haddad, Ciro Gomes y Geraldo Alckim, han escogido a mujeres para el cargo de vicepresidente, en un claro intento de atraer el voto femenino. La razón es sencilla: las mujeres, además de representar la mayoría en las urnas, también son las más indecisas. Según los datos del último sondeo de Ibope, a pocos días de los comicios la mitad de las mujeres no han decidido aún su voto. El 8% todavía no sabe a quién elegir. Otro 15% amenaza con votar blanco o nulo. En total, hay un 23% de indecisas frente al 13% de hombres que se encuentran en la misma situación, divididos entre el no sabe/no contesta o el voto nulo.
Muchas mujeres no terminan de deshojar la margarita por la escasa representatividad que les brinda el actual sistema político. No se trata de una simple percepción derrotista. En la Cámara de los Diputados hay tan solo 54 mujeres, que representan el 10,5% del total. Brasil ocupa la posición 152 en un ranking de 193 países que mide la presencia femenina en la política, realizado por la Unión Interparlamentaria (UIP). En este cómputo, Brasil solo aparece por delante de los países árabesy de las islas de Polinesia.
“Ha llegado la hora de darle la vuelta a la tortilla. Las mujeres podemos y debemos cambiar el rumbo de la historia de Brasil e impedir con nuestro voto que el fascismo nos haga regresar hacia la época más oscura de nuestra historia reciente, la dictadura”, afirma Kátia, una aposentada y abuela de cinco nietos que el sábado pasado no renunció a manifestarse, a pesar de tener que apoyarse en su muleta a causa de un problema en la cadera.
Primavera de las mujeres
Curiosamente, el brote de disidencia femenina que el fin de semana pasado se apoderó de las calles no se ve reflejado en la participación de las mujeres en la vida pública. De cada 10 candidatos en las elecciones de este año, solo tres son mujeres, según datos del Tribunal Superior Electoral (TSE). Esta proporción, que equivale al 30,7%, prácticamente no ha cambiado desde las últimas elecciones de 2014, en las que el 31,1% de los candidatos eran mujeres. La pregunta ahora es si este despertar repentino de las brasileñas se verá reflejado en un futuro próximo en una mayor presencia en las listas electorales de los partidos. El éxito del #EleNão parece abrir un nuevo escenario.
Nacido en Facebook en torno a una página llamada ‘Mujeres Unidas contra Bolsonaro’, este movimiento ha sido capaz en pocos semanas de aunar a casi cuatro millones de mujeres. Y no solo esto: el grupo, nacido en el espacio virtual de las redes sociales, ha logrado materializar en las calles el descontento de decenas de millares de mujeres, algo poco común en la era del click reivindicativo y facilón.
Una de sus fundadoras, la publicitaria Ludmilla Teixeira, explica que se trata de una iniciativa no partidista y al margen de cualquier ideología. Mujeres tanto de izquierdas como de derechas son bienvenidas. El único requisito es estar en contra de Bolsonaro. A los pocos días de ser lanzada, esta página de Facebook sufrió un ataque cibernético. El hacker cambió el nombre del grupo, que durante unas horas pasó a llamarse ‘Mujeres con Bolsonaro’. Además, algunas moderadoras y administradoras denunciaron haber recibido amenazas por Whatsapp.
Unos días después, otra de sus fundadoras, cuyo nombre no ha sido difundido para proteger su integridad física, fue agredida de forma violenta cuando volvía a su casa en Río de Janeiro. Dos hombres la estaban esperando en la puerta. Uno de ellos le dio un puñetazo en el ojo y el otro le golpeó la cabeza con la culata de la pistola. Se llevaron su teléfono móvil antes de huir en taxi, pero dejaron el bolso y el dinero. Otra organizadora del acto en São Paulo, Fabia Karklin, vio su cuenta de Telegram hackeada un día antes de la manifestación. Todo esto no ha impedido que se celebrasen actos de protesta en los 27 Estados de Brasil.
En las redes sociales ya se habla de la primavera de las mujeres. En realidad, esta sublevación comenzó en 2015, el año en el que las brasileñas dijeron ‘¡basta!’ al machismo y al atropello constitucional de sus derechos básicos. Lo hicieron en las calles protestando contra el proyecto de ley que pretendía endurecer la ley del aborto; y en Twitter a través de micro-relatos desgarradores sobre acoso y abusos sexuales, que hacían parte de una campaña coordinada por la plataforma Think Olga. Los hashtags #primeiroassédio (primer acoso) y #AgoraÉqueSãoElas (Ahora es el turno de ellas) marcaron un antes y un después en la trayectoria feminista en Brasil.
Tres años después, las mujeres brasileñas han vuelto a levantar su voz durante el que para muchos ha sido el acto político más trascendentes de estas elecciones. Y aunque una gran parte de la prensa brasileña no haya dedicado mucho espacio a esta noticia, algunos de los periódicos más prestigiosos del planeta han llevado a portada este acontecimiento sin precedentes.
Expatriados brasileños en Bogotá.
El movimiento LGBTI se suma al rechazo
Cabe destacar que en las manifestaciones anti-Bolsonaro también había muchos hombres, que decidieron mojarse en una lucha de clarísimo corte feminista. “Yo todavía recuerdo cuánto sufrieron mis padres durante la dictadura. Hoy estoy aquí para apoyar a mi mujer y a mis hijas en su lucha. Creo que Brasil merece un presidente que respete las libertades individuales”, explica Francisco, un ingeniero de 54 años de Río de Janeiro. “No quiero que gane un candidato que está en contra del aborto libre, del matrimonio gay y que hace declaraciones racistas. Los hombres tenemos que sumarnos a esta valiente iniciativa de las mujeres”, añade Filipe, estudiante de medicina.
Un día después, el movimiento LGBTI se sumó a la campaña #EleNãodurante la 23a Parada anual de Río de Janeiro. En una acto multitudinario que reunió a más de un millón de personas en la playa de Copacabana, gays, lesbianas, trans y travestis recordaron que Brasil es el país que más personas LGBTI mata del mundo (uno cada 19 horas) y aprovecharon la ofensiva política contra Bolsonaro promovida por las mujeres para denunciar que este candidato es también homófobo.
Bolsonaro fue condenado en 2017 por el Tribunal de Justicia de Río de Janeiro a pagar una multa de 150.000 reales (unos 38.000 dólares)por declaraciones en contra de los gays que realizó durante el programa ‘CQC’, emitido en la TV Bandeirantes en marzo de 2011. En aquella ocasión, al ser cuestionado sobre su reacción si descubriese que uno de sus hijos es gay, el candidato a la presidencia dio una respuesta que hirió la sensibilidad de varias asociaciones LGBTI, que acabaron denunciándole. “Esto nunca pasó por mi cabeza porque ellos tuvieron una buena educación, con un padre presente. Entonces no corro este riesgo”. Aquel mismo año, Bolsonaro declaró en una entrevista con la revista Playboy: “Sería incapaz de amar a un hijo homosexual. No voy a ser hipócrita aquí: prefiero que un hijo mío muera en un accidente a que aparezca con un barbudo por ahí. Para mí él habrá muerto”.
Más recientemente, durante una entrevista como candidato a la presidencia de Brasil con TV Globo, Bolsonaro afirmó que “un padre no quiere llegar a casa y encontrar al hijo jugando con una muñeca por influencia de la escuela”, al mismo tiempo que se posicionaba en contra de la enseñanza de género en las escuelas.
Mientras, el ejército de mujeres que el pasado fin de semana dio una demostración de fuerza y determinación sin precedentes, ya ha anunciado que pretende repetir su hazaña el próximo 6 de octubre, un día antes de la primera vuelta electoral. Habrá que ver si este movimiento tiene la fuerza suficiente para arrastrar de nuevo a tantas personas a las calles y si serán autorizadas unas manifestaciones en pleno día de reflexión.
“Por lo pronto, para mí #EleNão ha servido para dar alas a Bolsonaro. Los sondeos ya le dan el 31% en la intención de voto, lo que para mí demuestra que la publicidad contra él acaba siendo publicidad a secas”, se queja David, un arquitecto de Brasilia que confiesa su hastío por los políticos. “Son todos iguales, todos corruptos, todos oportunistas. Menos mal que las mujeres van a salvarnos con su voto, su sentido común y su audacia”, agrega.