Suecia promete no apoyar a organizaciones terroristas para que Turquía no vete su entrada en la OTAN
Ankara, miembro de la Alianza desde 1952 y con derecho a veto en una decisión de admisión que ha de tomarse por unanimidad, ha presentado una lista de condiciones en la que reclama cinco «garantías concretas»
Para que no quepa duda de que el compromiso es respaldado por el Gobierno sueco al más alto nivel, la primera ministra Magdalena Andersson ha informado personalmente, en una rueda de prensa en Estocolmo, que se compromete a «no entregar ni armas ni dinero a organizaciones terroristas», cumpliendo así con una de las condiciones expresadas por el Gobierno de Turquía como contrapartida a su apoyo a la entrada de Suecia en la OTAN.
Andersson ha señalado que con esta declaración espera eliminar las «ambigüedades» en las que a juicio del Gobierno turco incurre la política de Estocolmo. Hacía estas declaraciones mientras tenía lugar en Ankara una primera reunión de negociaciones entre dos delegaciones de Finlandia y Suecia y representantes del Gobierno turco.
El encuentro se celebraba en el Complejo Presidencial de la capital turca. La delegación de Turquía está encabezada por el portavoz presidencial İbrahim Kalın y por el viceministro de Relaciones Exteriores Sedat Önal. Los visitantes incluían a Oscar Stenstrom, secretario de Estado de Asuntos Exteriores y Seguridad de Suecia, y Jukka Salovaara, secretario de Estado permanente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Finlandia.
Turquía, miembro de la Alianza desde 1952 y con derecho a veto en una decisión de admisión que ha de tomarse por unanimidad, ha presentado una lista de condiciones en la que reclama cinco «garantías concretas», incluida la «finalización del apoyo político al terrorismo», una «eliminación de la fuente de financiación del terrorismo» y el «cese del apoyo armamentístico» al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y a un grupo de milicias kurdas sirias afiliadas a él (VK), además de la adopción de una postura pública más clara contra el PKK por parte de los dos países aspirantes y la extradición de militantes kurdos y otros sospechosos que ha solicitado a Suecia desde 2017 sin éxito. Finlandia, por su parte, ha recibido nueve solicitudes de extradición por parte de Turquía y solo dos de ellas fueron ejecutadas.
«Está claro que es un problema a dónde enviamos nuestra ayuda financiera o a quién vendemos armas», ha identificado Andesson como principales escollos, aunque ha advertido que «no estamos enviando dinero a organizaciones terroristas, obviamente, ni siquiera armas, ni vamos a hacerlo en el futuro». «Por supuesto, escuchamos todo lo que se nos dice y discutiremos la lista y resolveremos una serie de cosas que no están claras», ha añadido la primera ministra sueca después de una reunión mantenida con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, «el diálogo está en marcha con Turquía y espero fortalecer las relaciones bilaterales, incluyendo en materia de paz, seguridad y la lucha contra el terrorismo». Andersson ha subrayado además que «en estos tiempos es importante fortalecer nuestra seguridad» y ha calificado esta primera reunión de contacto como «un diálogo muy constructivo».
376 millones de dólares a militantes kurdos
Turquía ha reprochado a Suecia durante la reunión que este país haya entregado 376 millones de dólares en el último año a los militantes kurdos y que les haya proporcionado equipo militar, incluidas armas antitanque y drones, una acusación que Estocolmo ha negado. «Suecia es un importante donante humanitario en la crisis de Siria a través de asignaciones globales a actores humanitarios», ha explicado la ministra de Exteriores Ann Linde, «la cooperación en el noreste de siria se lleva a cabo principalmente a través de la ONU y otras organizaciones internacionales, de manera que Suecia no proporciona apoyo específico a los kurdos sirios o a las estructuras políticas o militares en el noreste de Siria, aunque la población en esas áreas se beneficia de proyectos de ayuda».
Pero las demandas de Turquía señalan también el levantamiento de las sanciones de armas contra su propio territorio y signos concretos de cooperación mundial contra el terrorismo. En 2019, ambas naciones nórdicas impusieron un embargo de armas a Ankara después de su incursión en Siria y este asunto centró la conversación que el secretario de Estado de EE:UU., Antony Blinken ha mantenido también hoy (miércoles) con su homólogo turco en Washington. Ahí es donde se juega buena parte de la negociación y, para demostrar una posición de fuerza, Erdogan ha anunciado hoy una nueva ofensiva militar en el norte de Siria, con el objeto de crear una «zona segura» a lo largo de la frontera.