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Taiwán alerta de que la tensión con Pekín es la más grave de los últimos 40 años

En medio de incursiones aéreas diarias, la habitual tensión militar entre China y Taiwán está viviendo su momento más peligroso de las cuatro últimas décadas. Así lo ha advertido este miércoles en el Parlamento el ministro de Defensa taiwanés, Chiu Kuo-cheng, ante las preguntas de un diputado sobre la constante entrada de aviones chinos en su Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ, en sus siglas en inglés). «Para el Ejército, la actual situación es la más seria en los más de 40 años que llevo de servicio», alertó Chiu tras haber detectado unos 150 aviones de combates chinos desde el viernes, cuando el régimen de Pekín festejó su Día Nacional. A su juicio, cualquier «pequeño descuido» o «error de cálculo» puede desatar «una crisis» en el Estrecho de Taiwán que dé lugar a una invasión de la isla por parte de China, informa France Presse.

Dentro del auge de China como superpotencia económica y militar, eso es lo que el Gobierno taiwanés teme a partir de 2025, cuando Pekín estaría plenamente preparado para lanzar un «ataque a gran escala». «Es capaz de hacerlo ahora, pero tiene que calcular el coste a pagar y qué tipo de resultados desea obtener. Después de 2025, los costes y las pérdidas se reducirán al mínimo», señaló Chiu sin dar más detalles. Sí dejó claro, en cambio, que «para mí, como hombre del Ejército, la urgencia está justo delante».

Espoleadas por la propaganda oficial, las constantes provocaciones y amenazas de China también han sido respondidas por la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen. En un artículo publicado el martes en la revista ‘Foreign Affairs’, advirtió de, si cayera la isla, «las consecuencias serían catastróficas para la paz regional y el sistema de alianzas democráticas. Significaría que, en la lucha de valores de hoy, el autoritarismo tiene la mano ganadora sobre la democracia». Aunque Tsai insistió en que Taiwán no quiere una confrontación militar y busca la coexistencia pacífica con sus vecinos, prometió que «si su democracia y modo de vida están amenazados, Taiwán hará todo lo que haga falta para defenderse».

Las incursiones aéreas chinas añaden más leña al fuego que arde en Asia, donde se libra la «Nueva Guerra Fría» entre Estados Unidos y la nueva potencia emergente, China. Al ser otro más de los muchos frentes abiertos entre ambos países, el presidente Biden intenta rebajar la tensión que le dejó Trump sin plegarse a Pekín. Según informa Reuters, Biden anunció el martes que había abordado esta cuestión con su homólogo chino. «He hablado con Xi (Jinping) y hemos acordado que cumpliremos el acuerdo sobre Taiwán», dijo en referencia al ‘statu quo’ de la isla y a la política de «una sola China».

Aunque EE.UU. cambió sus lazos diplomáticos con Taiwán por China en 1978, es el principal aliado de la isla y su mayor suministrador de armamento. Además, está obligado por ley a defenderla en caso de un ataque, por lo que una invasión china de Taiwán podría desatar una guerra entre dos superpotencias con armas nucleares. Pero Pekín ha prometido que reunificará la isla, que es un país soberano «de facto», y responderá con las armas a una declaración formal de independencia.

Desde que el Generalísimo Chiang Kai-shek se refugió en Taiwán tras perder la guerra civil contra Mao Zedong en 1949, Taiwán ha permanecido separada del autoritario régimen del Partido Comunista. Tras dejar atrás la dictadura en 1996, es hoy una de las democracias más vibrantes y libres de Asia, pero se encuentra bajo la permanente amenaza de Pekín, que tiene como objetivo irrenunciable su reunificación por la fuerza si es necesario.

Para rebajar esta creciente tensión, el consejero de Seguridad Nacional de EE.UU., Jake Sullivan se reunió la semana pasada en Suiza con el jefe de la diplomacia china, Yang Jiechi. Tras su primer encuentro en marzo en Alaska, que acabó con una bronca ante los periodistas, ambos intentan recomponer las relaciones después de la conversación telefónica que mantuvieron Biden y Xi Jinping el 9 de septiembre. Además de abordar sus frentes abiertos, como Taiwán, sobre la mesa podría estar la preparación de una cumbre entre ambos dirigentes que trajera cierto deshielo a la «Nueva Guerra Fría».

 

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