The New York Times: Cómo se hizo la portada repleta de nombres
Una lista de personas que han muerto por la COVID-19 en todo Estados Unidos intenta dimensionar una pérdida incalculable para el país.
En lugar de los artículos, fotografías o gráficos que aparecen de forma regular en la portada de The New York Times, este domingo hubo solo una lista: un largo y solemne listado de personas que perdieron la vida debido a la pandemia de coronavirus.
Mientras la cifra de muertos por la COVID-19 en Estados Unidos se acerca a los 100.000, un número que se espera alcanzar en los próximos días, los editores del Times habían estado pensando cómo conmemorar este hito nefasto.
Simone Landon, editora asistente del departamento gráfico, quería representar el número de una forma que expresara tanto la vastedad como la variedad de las vidas perdidas.
Las distintas secciones del Times han venido cubriendo vigorosamente la pandemia de coronavirus durante meses. Pero Landon y sus colegas se dieron cuenta de que “tanto entre nosotros como seguramente en el público en general, existe algo de fatiga frente a los datos”.
“Sabíamos que estábamos acercándonos a este hito”, añadió. “Sabíamos que tenía que haber alguna forma de lidiar con ese número”.
Colocar 100.000 puntos o figuras de palitos en una página “en realidad no dice mucho acerca de quiénes eran esas personas, de las vidas que vivieron, de lo que todo esto significa para nosotros como país”, dijo Landon. Así que se le ocurrió la idea de compilar obituarios y esquelas de víctimas de la COVID-19 publicadas en periódicos grandes y pequeños de Estados Unidos, y seleccionar fragmentos vívidos de ellos.
Alain Delaquérière, un investigador del diario, revisó distintas fuentes en línea de obituarios y esquelas donde se señalaba la COVID-19 como causa de muerte. Compiló una lista de cerca de mil nombres provenientes de centenares de periódicos. Un equipo de editores de distintas secciones de la redacción, más tres estudiantes de periodismo, leyeron todos y seleccionaron frases que retrataran la singularidad de cada vida perdida:
“Alan Lund, 81, Washington, director de orquesta con ‘el oído más increíble’…”
“Theresa Elloie, 63, Nueva Orleans, reconocida por su negocio de ramilletes y broches detallados…”
“Florencio Almazo Morán, 65, Ciudad de Nueva York, ejército de un solo hombre…”
“Coby Adolph, 44, Chicago, emprendedor y aventurero…”
Landon comparó el resultado con un “rico tapiz” que no podría haber tejido sola. Clinton Cargill, editor asistente en la sección National, fue “copiloto de edición” de Landon, dijo. Otros actores clave en el proyecto fueron Matt Ruby, editor adjunto de diseño digital de noticias; Annie Daniel, ingeniera de software; y los editores gráficos Jonathan Huang, Richard Harris y Lazaro Gamio. Andrew Sondern, director de arte, está detrás del diseño de impresión.
Marc Lacey, editor de National, le había advertido a Tom Bodkin, el director creativo jefe, que el hito estaba en camino. “Quería algo que la gente volteara a ver en cien años para comprender el número de pérdidas que estamos experimentando”, dijo Lacey por correo electrónico.
Dos ideas sobresalieron para la portada del diario: una cuadrícula con cientos de imágenes de quienes perdieron sus vidas a causa de la COVID-19 o un concepto “todo tipográfico”, dijo Bodkin. Sin importar cuál enfoque se eligiera, dijo, “queríamos invadir la página entera”.
El concepto de que fuera tipográfico por completo saltó a la palestra. Un tratamiento así “sería enormemente dramático”, dijo.
El diseño remite al de los periódicos centenarios, en los que Bodkin tiene mucho interés. Después de que el Times empezó a publicarse en 1851, por muchos años no hubo titulares en el sentido moderno.
“Era como texto corrido con pequeños subtítulos”, dijo Bodkin al describir a los diarios de mitad del siglo XIX.
Bodkin dijo que no recordaba ninguna portada sin imágenes en sus cuarenta años en el Times, “aunque ha habido algunas páginas que solo llevan gráficos”, dijo, y agregó, “esta es sin duda la primera de los tiempos modernos”.
Dentro del diario la lista continúa, entrelazada con un ensayo de Dan Barry, reportero y columnista del Times. Pero sobre todo hay nombres. Más nombres y más vidas que se perdieron.