Torrijos se sintió traicionado por Fidel Castro
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Las revelaciones se derivan de documentos desclasificados por el Departamento de Estado
Omar Torrijos, el ya fallecido general que gobernó de facto como “hombre fuerte” de Panamá de 1968 a 1981, confesó en febrero de 1973 a un emisario de alto rango del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos que se sentía traicionado por el entonces gobernante de Cuba, Fidel Castro, por negarse a liberar a un estadounidense identificado solo como “Capitán Villa”, detenido desde 1971 en la isla y por el que intercedió por su liberación.
Por interés del entonces presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, el general Torrijos gestionó ante Castro para que liberara a Villa, capturado en embarcaciones de bandera panameña en aguas de Cuba, pero el gobernante cubano se resistió a hacerlo.
En enero de 1976, y tras un viaje a La Habana, Torrijos se abstuvo de refrendar al régimen comunista cubano y aseguró que Panamá y Cuba adoptaron caminos distintos para lograr la justicia socioeconómica en sus países. De regreso a Panamá, varios panameños que acompañaron al general en su visita a la isla contaron a un diplomático estadounidense que estaban impactados por “algunas de las rigideces que vieron” en Cuba.
Las revelaciones están contenidas en un voluminoso paquete de documentos desclasificados por el Departamento de Estado sobre las negociaciones entre EEUU y Panamá de 1969 a 1976 para la firma de un nuevo tratado canalero, finalmente suscrito en septiembre de 1977 por Jimmy Carter, entonces presidente estadounidense, y Torrijos, en su calidad de jefe de gobierno panameño.
Torrijos murió en 1981 en un misterioso accidente aéreo en Panamá.
El caso Villa
El 23 de febrero de 1973, el estadounidense William J. Jorden, del equipo del Consejo de Seguridad Nacional (NSC por sus siglas en inglés) envió un memorándum a Henry Kissinger, quien todavía fungía como asistente de asuntos de Seguridad Nacional de Nixon, acerca de una jornada de cuatro días consecutivos de encuentros que sostuvo con Torrijos durante una visita del 9 al 12 de ese mes a Panamá. Las citas entre Torrijos y Jorden, que en 1974 fue nombrado embajador de Panamá, se desarrollaron desde temprano en la mañana hasta tarde en la noche. Incluyeron recorridos por diversas partes de ese país y conversaciones descritas por Jorden como “serias y sustantivas”.
Aparte de dialogar sobre múltiples asuntos bilaterales y multilaterales, analizaron la negociación que diplomáticos estadounidenses y panameños desplegaban en ese entonces sobre el Canal de Panamá, que concluyó en 1977 con la firma de los pactos por los que los panameños asumieron en 1999 la soberanía de la vía y de terrenos aledaños ocupados inicialmente a perpetuidad por Estados Unidos desde 1903. Torrijos y Jorden evaluaron el tema de Cuba.
Jorden narró a Kissinger que explicó a Torrijos el trasfondo del caso Villa y la razón de la “promesa del presidente Nixon a la familia de Villa de hacer ‘todo lo posible’ para lograr su liberación de la cárcel en Cuba”. Tras narrar que sabía que Torrijos “estaba preocupado” de que Villa era un oficial operativo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Jorden contó que le dijo al entonces jefe de gobierno de Panamá que esa versión tampoco era cierta y que el interés de la Casa Blanca “era puramente humanitario”.
Fue entonces cuando Torrijos confió sus sentimientos sobre Castro a Jorden.
“Torrijos dijo que se sintió traicionado por Castro. En un principio [los cubanos] le habían asegurado que los botes y su tripulación serían enviados a Panamá y solo le proveyeron los botes. Después le habían asegurado que los botes estaban en ‘buenas condiciones’, pero casi se hunden al primer día después de salir de La Habana, incluso tuvieron que ser remolcados de vuelta al puerto. Yo le dije a Torrijos que ambos habíamos sido traicionados”, escribió Jorden en el memorándum.
Torrijos dijo, prosiguió, que tampoco confiaba en el panameño Rómulo Escobar Bethancourt, rector de la Universidad de Panamá de 1971 y 1976 y quien había negociado con los cubanos la liberación de Villa (Escobar murió en 1995). El general panameño, contó Jorden, tampoco estaba seguro de que Escobar planteara claramente a los cubanos el caso del estadounidense ni de que le hubiera informado con precisión sobre sus conversaciones en La Habana.
“Lo que él [Torrijos] quería hacer, según comentó, era enviar a su [jefe del] G-2 [inteligencia militar], el teniente coronel [Manuel Antonio] Noriega a La Habana. Él [Torrijos] estaba seguro de que Noriega podría transmitir su pensar de manera exacta y recibiría buenas nuevas de [Noriega] al regresar”, añadió. No obstante, Torrijos le comentó a Jorden que “alguna de su gente”, en referencia a oficiales estadounidenses, le había advertido a Noriega que no tuviera nada que ver con los cubanos, porque podría quedar manchado de “comunista” y le afectaría sus nexos con Estados Unidos.
“Le di a Torrijos mi garantía personal de que esto no era cierto y que eso no ocurriría. Si Noriega sacaba a Villa de La Habana, estaríamos agradecidos y me imagino que eso mejoraría, no dañaría, nuestras relaciones con él [Noriega]. Torrijos dijo que me iba a tomar la palabra y que enviaría a Noriega a Cuba la ‘próxima semana’. Yo solo he tenido un informe de que el coronel Noriega probablemente irá a La Habana hoy [23 de febrero]”, describió Jorden.
En un segundo memorándum, con fecha de 28 de febrero de 1973, Jorden comunicó a Kissinger que en una gestión que Noriega realizó en La Habana a nombre de Torrijos, Villa fue entregado por orden de Castro al jefe de la inteligencia militar de Panamá. “El capitán Villa ha sido liberado y está ahora en Panamá, luego de un corto viaje a La Habana la semana pasada por el teniente coronel Noriega como emisario personal de Torrijos”, informó.
La historia, sin embargo, colocó a Estados Unidos y a Noriega en ruta de colisión más de 10 años después de aquellos sucesos.
Tras las disputas internas que se desataron en la cúpula castrense panameña luego de la muerte de Torrijos, Noriega ascendió a general y se convirtió en el “hombre fuerte” de Panamá desde 1983 hasta diciembre de 1989, cuando fue depuesto por la invasión armada que Estados Unidos lanzó en ese mes en contra de ese país para capturarle en enero siguiente por cargos de narcoactividad. Noriega fue repatriado a Panamá en diciembre de 2011, luego de purgar prisión en Florida y en Francia desde enero de 1990 por narcotráfico.
Torrijos y su aventura cubana
Un telegrama enviado el 20 de enero de 1976 por el Departamento de Estado a Kissinger, secretario de Estado, y a la embajada de Estados Unidos en Panamá, y surgido de un mensaje de William Rogers, subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, se refirió a lo que describe en memorándum con un nombre –“Torrijos: Aventura en Cuba”– y en referencia a que el gobernante panameño visitó la isla del 10 al 15 de enero de 1976.
“Hemos salido de este pozo”, precisó el telegrama, en una aparente referencia a los riesgos detectados por Washington para sus intereses hemisféricos acerca de que Torrijos entregara un respaldo ideológico a Castro sobre el sistema comunista que instaló desde 1959 en Cuba.
“Castro aconsejó a Torrijos que fuera paciente y pacífico en el trato con Estados Unidos sobre las negociaciones” de los tratados canaleros, y Torrijos aceptó públicamente el consejo», aseguró.
El mensaje planteó varios elementos, como que Torrijos se abstuvo de “endosar” al socialismo cubano y que el general aclaró que las dos naciones adoptaron caminos diferentes en sus políticas de justicia social. Pero el telegrama también puntualizó que un diplomático estadounidense comentó que los panameños que acompañaron al gobernante a la isla estaban “impactados” por algunas de las “rigideces” que vieron en Cuba.
El telegrama precisó que los titulares noticiosos de medios panameños el día que Torrijos retornó de Cuba, destacaron que el jefe de gobierno “no quiere socialismo” para Panamá. Pero también reveló que en reuniones efectuadas en suelo panameño antes de que el general viajara a la isla, emisarios estadounidenses le advirtieron a Torrijos y “a sus confidentes” que en Cuba evitara emitir declaraciones extravagantes o que dieran la impresión de que Panamá se estaba convirtiendo en un aliado de Castro, porque podría tener reacciones adversas en Estados Unidos.