Trabajo e inmigración venezolana en el Perú. Incertidumbres urbanas en tiempos de pandemia
Este texto plasma algunas reflexiones que emergieron en tiempos de pandemia acerca de la situación y precarización de la vida de las y los vendedores informales migrantes en la ciudad de Lima, Perú. Tales reflexiones se presentan inicialmente tras observar la magnitud del mercado laboral informal en Perú. De acuerdo con Antunes (2018) y Mora Sala y De Oliveira (2009), el trabajo informal se ha diversificado y expandido en los últimos años como tendencias globales en el mundo laboral. La configuración del mercado laboral pone al 72 %de sus trabajadores en ocupaciones informales, sin acceso a contratos, seguridad social y de salud y demás derechos laborales (Parodi, 2018). Además, la informalidad se desplaza como tendencia a la realidad concreta, material y hegemónica del mercado de trabajo peruano, en dónde los empleos formales son incipientes.
En los últimos años, hemos observado que la informalidad y flexibilidad laboral han ganado protagonismo en las discusiones globales sobre el futuro del trabajo de forma amplia. Estas configuran una marca en los mercados laborales latinoamericanos, lo que acentúa la velocidad de sus transformaciones y la diversidad de sus modalidades. Una de estas transformaciones corresponde al uso de plataformas en línea para la divulgación, contratación y ejecución de empleos informales; lo que ha resultado en la conformación de una categoría laboral que se organiza a través de la internet y que comparten condiciones precarias de trabajo como la ausencia de contratos, la flexibilidad de las jornadas, sueldos y derechos.
Ilustración: Patricio Betteo
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Tal fenómeno fue nombrado por Standing (2012) como una nueva clase trabajadora conocida como el precariado, se configuraría en una clase peligrosa por su heterogeneidad. Como apunta el sociólogo brasileño Ricardo Antunes (2018), a excepción del uso del internet, el fenómeno no tiene características novedosas en el contexto latinoamericano en términos de precariedad de condiciones de trabajo y flexibilidad laboral y más bien se configura como un nuevo proletariado de servicios, sector que se ha expandido globalmente. Esta nueva configuración de la clase trabajadora consiste en una masa heterogénea de personas que comparten una experiencia y efectos de las transformaciones del empleo basada en la ausencia de derechos laborales, en flexibilidad de jornadas laborales, en más horas dedicada a la atención y a brindar servicios sin sueldo digno y la ejecución de estas labores en un contexto con diversas condiciones de precariedad. La flexibilización y tercerización laboral promovidas en la globalización son fundamentales para la emergencia y divulgación del empleo precario y responsables por un nuevo dibujo de la división internacional del trabajo.
La precariedad es histórica en el mercado laboral en Latinoamérica, y está presente mismo desde antes del surgimiento del proletariado moderno que emergió con el fin del sistema esclavista colonial (Quijano, 2000). Si la informalidad es la marca del mercado de trabajo en Latinoamérica, la precariedad es la regla, y las nuevas tendencias del trabajo ganan matices más complejos en la región. Además, la heterogeneidad del nuevo proletariado de servicios pasaría a incorporar la migración venezolana que busca escapar de la crisis humanitaria en el país y recuperar los ingresos básicos necesarios para una existencia digna.
En Perú, el cual es el segundo país en con mayor acogida de migrantes venezolanos, está población se concentra el 85 %en la ciudad de Lima (ENPOVE, 2019). El paisaje de la capital peruana es ocupado por mercados populares, y por el comercio callejero en las calles adyacentes a sus grandes centros comerciales. Mercado central, Gamarra, Polvos Azules, Malvinas son centros comerciales relevantes para el comercio sudamericano, pues aquí se concentran una vasta y diversa expresión del trabajo informal actual, entre el cual se incluye el de los inmigrantes venezolanos. En un reciente estudio sobre el impacto de la inmigración venezolana en el mercado laboral en Perú, conducido por Koechlin, Solórzano, Larco y Fernándes (2019), se presenta que el 92,1 %de esta población inmigrante actualmente labora sin acceso a contratos de trabajo y que su ocupación laboral se relaciona, sobre todo, en el sector terciario, de servicios y comercio.
En el domingo 15 de marzo del presente año 2020, el gobierno del presidente Martin Vizcarra anunció públicamente el inicio de la cuarentena. A partir de las 00:00 del día siguiente, en todo Perú se suspendieron vuelos, actividades escolares y laborales no esenciales, y se implementó un toque de queda, además de cerrarse las fronteras. En el segundo día de la cuarentena las autoridades decretaron el cierre de todas las fronteras internas del país dejando a trabajadores y turistas varados, solo siendo autorizados los vuelos humanitarios que permitían regresar a algunos peruanos que se encontraban en países extranjeros. Frente a un mercado laboral altamente informal, el impacto económico de la contingencia implementada en torno a la pandemia del covid-19, la masa de trabajadores extranjeros y nacionales ya desasistida por derechos y beneficios laborales fueron profundos, en el caso de los inmigrantes venezolanos que como mencionado arriba están en el 92,1 % en trabajos informales, muchos de ellos ganan a diario y han quedado sin trabajo, sin ingresos y muchos fueron desalojados (BBC).
Por tal motivo, los trabajadores informales e inmigrantes fueron doblemente vulnerados en Perú durante la cuarentena por el covid-19, y esto los ha excluido de la agenda de acciones y apoyos elaborados por el gobierno para enfrentar la pandemia. Ante la masa de trabajadores informales en el país, el gobierno federal ha manejado distintos bonos, subsidios financieros de apoyo a los peruanos. Algunos ejemplos son: el bono familiar universal, el bono Yo me quedo en casa, el bono rural y el bono independiente. Este último se destinó para los trabajadores independientes urbanos1 y tuvo la intención de cubrir 773 mil hogares en el país (Gobierno de Perú, 2019). No obstante, los venezolanos, a pesar de ser catalogables dentro de estos sectores poblacionales, no tuvieron acceso a cualquiera de estos bonos aprobados en el marco de la pandemia. Más bien, quedaron a la espera de las negociaciones por apoyo internacional que al final no les ha llegado (El Comercio, Perú, 2019).
Cada quincena las autoridades han anunciado la flexibilización y extendido la duración de la cuarentena en Perú hasta su término, a reserva de algunas regiones, el pasado 1 de julio. Con la nueva normalidad, la precariedad de la vida se ha incrementado, sobre todo para los inmigrantes venezolanos en el Perú. En momentos anteriores a la contingencia los inmigrantes ya relataban que trabajan más horas que lo permitido por la legislación, ganan menos que el sueldo mínimo (930 soles) y no tenían acceso a días libres y o vacaciones (ENPOVE 2019). La cuarentena, entonces, ha dejado una situación aún más critica en dónde el “quédate en casa” se convierte en un privilegio de pocos, mientras salir a la calle es tanto una necesidad como un dilema con el cual millares de trabajadores migrantes e informales venezolanos tienen que lidiar.
Ante a la incapacidad del Estado peruano para manejar las decisiones, la divulgación de la información y la infraestructura social frente a la pandemia del covid-19, responsabilizar a la gente más vulnerada por la contingencia en relación con el incumplimiento de las medidas de seguridad ha tomado protagonismo en los medios de comunicación. Esto los ha posicionado como victimarios más que como víctimas de las circunstancias, y pasaron así a acompañar los intentos de las municipalidades de la ciudad de Lima en la reubicación y gestión del comercio informal ambulante. Las propuestas presentadas hasta el momento, así como los bonos, han sido ineficaces e inaccesibles. Las incertidumbres y precariedad siguen en la nueva normalidad peruana. Mientras el trabajo digital se profundiza y se diversifica, a los inmigrantes solo les quedan sus redes sociales como una única estrategia viable de supervivencia. En una continua precarización de la vida de esta nueva clase trabajadora, que en la región ya da muestras de su organización y conciencia de clase como el caso del paro de los entregadores de aplicaciones en Brasil en día 1 de julio del 2020, con reivindicaciones en contra la precarización de su trabajo, más transparencia en los pagos y más responsabilidades laborales por parte de las plataformas de servicios (BBC). En una demostración de lo que puede venir a ser una organización de trabajadores precarizados en la totalidad de su heterogeneidad.
Carolina Souto
Estudiante del Doctorado en Estudios de Migración de El Colegio de la Frontera Norte.
Referencias
Antunes, Ricardo. (2018). “O privilégio da servidão [recurso eletrônico]: o novo proletariado de serviços na era digital” / Ricardo Antunes. – 1. ed. – São Paulo: Boitempo.
Coronavirus (covid-19) en el Perú. (2020).
“Coronavirus. El reto de poner en cuatentena a millones de América Latina, donde mucha gente sobrevive día a día”. 18 de marzo de 2020. Stefania Gozzer, BBC News Mundo.
“Gamarra busca renacer con ventas online bajo medidas de bioseguridad”. Juan Guillermo Lara. El Comercio Perú. 27 de mayo de 2020.
“Greve dos entregadores: o que querem os profissionais que fazem paralisação inédita”. Leandro Machado. BBC News Brasil em São Paulo. 1 de julio de 2020.
Instituto Nacional de Estadística e Informática INEI (2018): Condiciones de vida de la población venezolana que reside en el país Resultados de la Encuesta Dirigida a la Población Venezolana que Reside en el País – ENPOVE 2018. Lima: INEI.
Mora Salas, M. y De Oliveira, O. (2009). “La degradación del empleo asalariado en los albores del siglo XXI: Costa Rica y México”. Papeles de población. Vol. 15 no.61. Toluca julio septiembre.
Parodi (2018) La Realidad del Empleo en el Perú.
Koechlin, José, Ximena Solórzano, Giovanna Larco y Enrique Fernández Maldonado (2019): Impacto de la inmigración venezolana en el mercado laboral de tres ciudades: Lima, Arequipa y Piura. Lima: OIM-OIT-Ministerio de Trabajo-UARM.
Este texto es una colaboración entre el Observatorio de Política Migratoria de El Colegio de la Frontera Norte y Nexos.
1 Los hogares habilitados para recibir el bono no pueden contar con miembros que ganen más de 1200 soles mensuales, o sea trabajador dependiente del sector publico o privado.