Trump se autodestruye
Sabemos que la ambición última de Trump es sucederse a sí mismo. La Constitución se lo prohíbe, pero quienes le rodean insinúan que hará caso omiso de ella o la modificará
![Trump se autodestruye](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/opinion/2025/02/03/ENFOQUEABC_Trumpseautodestruye_SORMAN-Ra35T6Nyk9SKA9k9fRhEQiK-350x624@diario_abc.jpg)
Trump ha despedido a todos los inspectores generales que en cada administración federal se encargan de vigilar el fraude y la corrupción. Estos inspectores son nombrados por el Congreso y el presidente no está facultado para deshacerse de ellos. Es significativo que Trump considere que la corrupción y el fraude son incidentes menores. Quizá más espectacular sea la decisión de Trump de retirar la ciudadanía estadounidense a cualquier persona nacida en Estados Unidos, pero de padres extranjeros. Esto, que se denomina derecho a la ciudadanía por nacimiento, es uno de los fundamentos de la nación estadounidense y está consagrado en la Constitución. Como esta decisión fue anulada inmediatamente por un juez federal, Trump ha llegado a la conclusión de que es necesario modificar la Constitución, un proceso largo y complicado que casi nunca llega a buen puerto.
En medio de esta incertidumbre, al menos diez millones de estadounidenses ya no saben si son ciudadanos o se han convertido en apátridas. No cabe duda de que las amenazas y el miedo son instrumentos de poder que Trump aprecia; la incertidumbre jurídica en la que sumerge a sus conciudadanos contribuye a su sensación de omnipotencia.
Otra decisión ilegal fue recurrir al Ejército para expulsar a los inmigrantes ilegales y a los refugiados potenciales que quisieran cruzar la frontera con México y con Canadá. El Ejército estadounidense no tiene derecho a intervenir en territorio estadounidense ni a inmiscuirse en asuntos internos. Ello no impide que los soldados estén ahora acampados en la frontera, aunque sin moverse, y sin saber muy bien por qué están allí. Sin duda, una vez más, para infundir miedo a los inmigrantes en potencia.
La consecuencia de estas iniciativas de política interior es crear confusión entre la población. Pero si bien el miedo es un elemento de poder, difícilmente contribuye a la legitimidad de Trump ni a que su poder perdure. Tarde o temprano, sus adversarios políticos y la sociedad civil se rebelarán contra este desprecio hacia la Constitución, un texto casi tan sagrado para los estadounidenses como la Biblia.
La política exterior de Trump es igual de caprichosa. De hecho, se muestra más conciliador con sus adversarios que con sus aliados: amenazar con anexionarse Groenlandia y apoderarse del canal de Panamá supone una agresión contra todos los miembros de la UE y contra toda Latinoamérica. Con respecto a esta última, la devolución de inmigrantes ilegales a Colombia y a México sin el acuerdo de estos dos países también contribuirá a levantar a todo el continente contra el imperialismo de Trump. Lo que antes era el patio trasero de Estados Unidos volverá a constituir una alianza antiyanqui que incluirá a Cuba y a Venezuela.
Europa está igual de intranquila por las imprevisibles intenciones de Trump respecto a Dinamarca y a todos los miembros de la OTAN. Y las incursiones de Elon Musk en la política alemana de la mano de la ultraderecha no contribuyen a tranquilizar a los europeos; es inaudito que el Gobierno estadounidense intervenga en las elecciones europeas eligiendo un bando hostil a la democracia. En cuanto a Ucrania, no sabemos nada porque Trump tampoco lo sabe; pero parece dispuesto a hacer más concesiones a Putin, a quien tiene en alta estima, que a Zelenski, a quien desprecia. Una vez más, los amigos de Estados Unidos están convirtiéndose en sus enemigos.
La política económica de Trump también va en contra de los intereses de aquellos cuyos votos ha buscado. Los aranceles que tiene intención de imponer a todas las importaciones, empezando por las procedentes de aliados como México, Canadá y Europa, contribuirán a elevar los precios: los que pagan los aranceles son los consumidores, no los exportadores. Los aranceles de Trump irán en contra de los más pobres y contribuirán a impulsar la inflación, que es lo contrario de lo que prometió. Está claro que en la Casa Blanca no entienden el mecanismo de los aranceles. Además de a México y a Canadá, estos aranceles destruirán también las cadenas de producción, ya que la mayoría de los productos industriales se fabrican simultáneamente en estos tres países. Una parte de la industria estadounidense se verá afectada, empezando por el sector de la automoción, en contra de las promesas electorales. También hay que señalar que las rebajas de impuestos que el presidente ha prometido a los más ricos, y en particular a la casta de los superricos, se verán compensadas por recortes en las ayudas sociales. Con Trump, los superricos están en el poder; es más, el presidente creará una nueva clase de superpobres. Superpobres a quienes no interesa ser negros, mestizos o transexuales, ya que Trump ha prescindido de las administraciones federales que luchan contra la discriminación e invita a las empresas privadas a seguir su camino. En la práctica, esto restaurará la supremacía del macho blanco, cuyo héroe es Trump.
Todas estas ostentaciones de fuerza son contrarias a la Constitución estadounidense y a su tradición política; también privarán al país de cualquier poder blando. Trump ya no está en condiciones de dar lecciones de democracia o de respeto de los derechos humanos a Putin o Xi Jinping. También sabemos que la ambición última de Trump es sucederse a sí mismo. La Constitución se lo prohíbe, pero quienes le rodean insinúan que hará caso omiso de ella o la modificará. Si después de ser presidente no llega a ser rey, cuenta con sus hijos para sucederle; en los actos públicos se exhibe con ellos como una corte monárquica a imagen de Gran Bretaña. Siente gran admiración por Isabel II, olvidando que la monarquía británica, como la española, reina, pero no gobierna. Si tuviera que aventurar una predicción, una empresa arriesgada, apostaría a que, si bien el mundo sobrevivió a Trump I, Trump II no terminará su mandato en óptimas condiciones. Y a que no habrá Trump III.