Turquía y Grecia se enseñan los dientes por la explotación del gas
Estado de alerta de sus flotas en el Mediterráneo Oriental, donde los límites son ambiguos
Todos los veranos los griegos, y también los chipriotas, se preguntan si habrá guerra en el Egeo. Este año con más preocupación aún: Turquía anunció hace unos días que efectuará estudios sísmicos en su plataforma continental, muy cerca de la isla griega de Kastelorizo, con su buque Oruc Reis, acompañado por varios barcos de guerra, navegando ya por la zona, lo que provocó una airada respuesta griega y el que sus fuerzas armadas pasaran al estado de alerta.
El efectuar estudios sísmicos es el primer paso para una futura explotación de hidrocarburos y este paso es algo que Grecia considera ilegal ya que viola sus derechos soberanos. Son muchos años en los que ambos países se disputan las aguas que bordean las costas turcas y las cercanas islas griegas. Y ahora, conociendo las importantes reservas de gas natural y petróleo en esta zona este del Mediterráneo, las cosas se complican aún más e involucran a Chipre y a Israel. Todo ello sin olvidar que Turquía es un miembro de pleno derecho de la OTAN y sigue siendo candidato, desde hace tiempo, para su adhesión de la Unión Europea.
El clima ya había empeorado hace meses, cuando Ankara firmó con el gobierno de Acuerdo Nacional de Libia (GAN) un acuerdo con límites marítimos desde el sur de Turquía hasta el norte de Libia, un corredor en el que se incluyen grandes zonas cercanas a islas griegas como Creta. Grecia protestó airadamente sobre este pacto y ha firmado recientemente acuerdos sobre zonas económicas exclusivas (EEZ) con Italia y con Egipto (en el caso de Egipto es aún parcial), blindándose de esta forma pero molestando tanto a Turquía como Alemania: Angela Merkel había mediado entre Grecia y Turquía para que hubiera un diálogo entre los dos países y el acuerdo heleno-egipcio no ayuda a este esfuerzo.
Los yacimientos de gas natural y petróleo de Grecia y Chipre ayudarían en un futuro a que Europa tuviera mayor seguridad energética, al tener más fuentes y rutas. Los turcos habían enviado sus buques Fatih y Yavuz a las aguas que Chipre considera suyas, y eso que la UE había condenado la operación. Porque para Turquía y la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre, ambos «no pueden ser excluidos de la ecuación energética de la región» según declaró el vicepresidente turco, Fuat Oktay.
Llueve sobre mojado después del intento frustrado de Ankara de mandar a migrantes a la frontera del norte del país para que pasaran a tierra helena y de ahí al resto de Europa. Y el constante tema de la migración ilegal a la UE entrando por tierra y mar en Grecia sigue siendo una fuente constante de serios problemas (aunque los flujos migratorios se han reducido notablemente estos meses). Se añade la conversión en mezquita de Santa Sofía, que ha provocado indignación, dolor y desazón en los griegos.
En estado de alerta
El Ejecutivo heleno, dirigido por Kiriakos Mitsotakis, reaccionó con declaraciones sin equívocos a lo que considera una nueva provocación turca. Tanto el primer ministro de centro derecha, Kiriakos Mitsotakis, como su portavoz Stélios Petsas y el Ministro de Exteriores, Nikos Dendias, insisten que Grecia «no aceptará la violación de su soberanía y hará todo lo necesario para defender sus derechos soberanos» mientras que a la orden turca, enviada por el sistema naval internacional Navtex siguió una griega y las flotas de ambos países permanecen en estado de alerta. Como muestra de apoyo, el presidente Macron no había dudado en mandar hace días, de forma temporal, dos fragatas francesas y dos cazas Rafale a la zona, en apoyo a los griegos.
Tanta provocación turca para Atenas hizo que solicitara un consejo extraordinario de ministros de Exteriores. Dicho consejo tuvo lugar este viernes y tanto Grecia como Chipre recibieron un claro mensaje de «plena solidaridad europea» para ambos países, aunque Atenas no consiguió que se exigiera el cese inmediato de las actividades turcas de investigación sísmica. Eso sí, los ministros europeos, además de un llamamiento a la reducción de la tensión por parte de Turquía, esperan ahora una reanudación del diálogo entre Atenas y Ankara.
El ministro de Exteriores griego pudo entrevistarse también en Viena poco después del consejo extraordinario con el Secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, y declaró después que se sentía «satisfecho con la condena del comportamiento ilegal turco y el apoyo expresado nuevamente» a Grecia y Chipre. Habló de una lista de sanciones contra Turquía que se elaborará por los servicios europeos y se incluirá en la próxima reunión que tendrá lugar en Berlín a finales de mes. Y subrayó que «nuestros amigos y socios ya conocen a lo que se enfrenta Grecia» y que su país permanece abierto al diálogo con Turquía pero «no bajo el estado de presión y chantaje». Un mensaje claro para el presidente Erdogan y su Gobierno en un momento en el que tienen muchos frentes abiertos, incluyendo los efectos de la pandemia en su industria turística.