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Una nueva noche apocalíptica en Barcelona

Este tercer día al menos una veintena de personas han sido detenidas en Cataluña durante los disturbios y se ha atendido a 52 personas, una con traumatismo craneoencefálico

La violencia en Cataluña no cesa. El movimiento independentista comenzó llenando este miércoles por la tarde el centro de Barcelona de papel higiénico en lo que parecía una protesta pacífica y acabó prendiendo fuego a las calles, como ya hizo el día anterior y protagonizando graves altercados. Decenas de contenedores ardieron en el centro de la Ciudad Condal.

Convocados por los CDR, la protesta comenzó un par de horas después de que el consejero de Interior, Miquel Buch, se desmarcara de los altercados de la de la noche previa, a los que calificó de «incidentes indeseados» protagonizados por «grupos violentos agitadores y provocadores». «Ante nuevos brotes de violencia, la policía actuará», aseguró respaldando la actuación durante los disturbios de los Mossos d’Esquadra.

Los manifestantes, sin embargo, no siguieron la consigna de rebajar el tono que se les lanzó desde el Govern. A las 21.30 horas, cientos de jóvenes se arremolinaban en torno a las barricadas en llamas de la calle Roger de Flor, donde a esa hora no había acudido la Policía, pese a los rumores de la existencia de 10 coches quemados. TV3 sólo confirmó cinco. Lo cierto es que los vehículos ardieron cerca de una gasolinera. Y que las llamas alcanzaron los ocho y nueve metros. Varios turistas quedaron atrapados entre las barricadas improvisadas. Daba igual que las autoridades las neutralizaran, rápido reconstruían dos o tres a pocos metros.

«La noche es dura», decía un joven no independentista sentado en umbral de la tienda de su padre, a la que había acudido para tratar de protegerla. «Estando yo aquí, espero que no me prendan fuego», decía bastante preocupado. «De pacifico nada, ¿usted ve esto pacifico?», comentaba antes de dar un respingo asustado por la estampida de jóvenes que huían ante el rumor de que llegaba de la Policía. «Aquí hay una barricada, ahí otra, ahí otra…», decía una chica que iba con su pareja, señalando a los cuatro puntos cardinales y tratando de buscar un punto de fuga que no existía.

Hay quien habla de una película postapocalíptica, mientras otra mucha gente trata de refugiarse en el primer lugar que puede. Por ejemplo, un restaurante coreano, en la calle Roger, donde los clientes bajaran el cierre para protegerse el fuego.

Son los llamados Comités de Defensa de la República, que surgieron días antes del 1-O para ayudar en la celebración del referéndum y que se han ido radicalizando con el tiempo, quienes reclutaron este miércoles a los manifestantes y eligieron los puntos donde concentrarlos. En Barcelona citaron a las 19.00 horas en el cruce de Gran Vía con la calle La Marina e invitaron a llevar papel higiénico.

«Tenemos mucha mierda que limpiar», se leía en el cartel anunciador, en el que había impresa la imagen de un mosso antidisturbio blandiendo la porra ante una señora tirada en el suelo junto a un paraguas roto. «¡Qué se vayan!», añadían, destacado en letras mayúsculas. Porque a diferencia del 1-O, donde los Mossos d’Esquadra fueron aplaudidos por su pasividad y permisividad, los CDR le han declarado también la guerra a la policía autonómica catalana. De esta manera, comenzó una batalla campal entre Policía y manifestantes con piedras, palos y adoquines contra bolas de goma.

De hecho Mossos y Policía colaboran cerca de la Delegación del Gobierno para frenar los disturbios y los incidentes. Mientras, los radicales festejan que han hecho retroceder a los Mossos y los disturbios se extienden por la Diagonal.

«No caigamos en la trampa de aquellos que nos quieren desmovilizar con los falsos argumentos de la violencia. La única violencia que hemos sufrido en las últimas horas ha sido la de los Mossos y la Policía Nacional, unidos para aplicar ferozmente la violencia institucional», decía CDR Cataluña en un comunicado emitido este miércoles a primera hora de la mañana en el que negaba que los manifestantes independentistas hubieran utilizado la violencia y en el que se pedía la dimisión del consejero de Interior Miquel Buch.

«Hemos comenzado un camino de no retorno. La vergonzosa sentencia de los presos ha encendido la espita y la violencia familiar ha traído la llama», comenzaba sin embargo la nota de prensa que invitaba a aventurar otro día de barricadas y violencia.

En las dos primeras jornadas se registraron 256 heridos, 115 de ellos mossos y policías nacionales. Y durante el asedio al aeropuerto del Prat se produjo el fallecimiento de un ciudadano francés de 62 años que iba a coger un vuelo para regresar a su país y que sufrió un infarto. Mientras que en este tercer día al menos una veintenta de personas han sido detenidas en Cataluña durante los disturbios y se ha atendido a 52 personas, una con traumatismo craneoencefálico tras ser atropellada por un furgón de los mossos en Tarragona.

 

 

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