Venció «el ausente» (¿José Antonio? No. Feijóo)
Sánchez habló de Núñez Feijóo culpando a Santiago Abascal de todas las iniciativas políticas de éste
El debate en Televisión Española entre los candidatos que figuran como segundo, tercero y cuarto en todas las encuestas dejó un claro ganador: el ausente. En tiempos del franquismo al que tanto gusta referirse la izquierda porque según ellos sigue condicionando la vida de los españoles, había una retórica propagandista que siempre se refería a «el ausente»: José Antonio Primo de Rivera. El que Sánchez acaba de obligar a su familia a exhumar de la basílica del Valle de los Caídos demostrando que lo que más les preocupa son los muertos. Pero ayer –afortunadamente– no se habló de muertos. Sánchez habló de Núñez Feijóo culpando a Santiago Abascal de todas las iniciativas políticas de éste. Y eso a pesar de que ayer mismo La Vanguardia titulaba a toda página una entrevista con Feijóo con estas palabras: «Tengo la esperanza de que el PSOE evitará que pactemos con Vox». Hombre, como forma de convertir a Abascal en representante de Feijóo en el debate era bastante pobre. Pero Sánchez no estuvo mucho mejor que contra Feijóo hace nueve días. Sin duda, sus asesores le habían mostrado la catástrofe que fue entonces su actitud prepotente ante Feijóo. Y quizá ese ejercicio de contención logró que Abascal no consiguiera sacarle de sus casillas como sí logró hacer Feijóo la semana pasada.
Una de las características de la noche, antes de empezar y en el propio debate, fue la insistencia de los representantes de RTVE en denunciar la ausencia del Feijóo. No en mencionarla. En denunciarla. Y eso contribuyó mucho a hacerle un gran vencedor. Y la insistencia de la televisión pública en denunciarlo, todavía más.
Tanto Yolanda Díaz como Pedro Sánchez pretendieron hacer a Abascal el representante de Feijóo. Y con eso se han equivocado radicalmente. Y ha resultado enternecedor cómo Sánchez se refería a Yolanda Díaz como «la vicepresidenta» mientras que ella se refería a Pedro Sánchez como Pedro. Creo que debería ser estudiado por un psicólogo cualificado. A mí me hacía reír.
Abascal dejó a Sánchez y Díaz descolocados con la pregunta más básica y sobre la que ya hemos escrito mucho en El Debate: ¿Qué es una mujer? Es la pregunta más elemental. No le respondieron y le acusaron de machista. Eso lo dice casi todo.
Al mismo tiempo y durante todo el debate, el lenguaje corporal de Sánchez era el de quien está la defensiva. Eso podía tener sentido contra Feijóo. Pero contra Abascal y siendo dos contra uno era un despropósito.
Y frente al gran mentiroso de nuestro tiempo, el que ha convertido la mentira en un instrumento legítimo en la política, Pedro Sánchez, Abascal dijo una frase contundente: «Mentir es ilegítimo. No ilegal». Con ello explicó por qué puede mentir cuanto quiera en su discurso político. Pero no le legitima para ser reelegido.
Y fue muy revelador. En el minuto final, el llamado «minuto de oro», Sánchez tuvo que leer. No era capaz de enunciar tres ideas sin tenerlas redactadas. Ceo que lo dice todo.
Por todo eso, el resultado es que el que mejor salió de este mejunje fue Alberto Núñez Feijóo. El ausente.