En el editorial del número siete de Encuentro Humanista (octubre – noviembre 2022), decíamos lo siguiente:
«PDVSA simbolizó por años la unidad nacional en torno a metas posibles y ambiciosas, una unidad meritocrática, de avances paulatinos y consolidación constante de la industria.
Gracias a los resultados de esa industria petrolera 100% criolla el país se nutrió de escuelas, de universidades, de hospitales, de centros culturales. Gracias a ella la democracia venezolana fue por años ejemplo y guía en la región, y le dio generoso apoyo a países hermanos que luchaban por su libertad.
Pero, por sobre todo, ese grupo humano que dirigió nuestra industria, y del cual nos enorgulleceremos siempre, pudo hacer posible el logro de la construcción de una sociedad de ciudadanos libres, autónomos, con sueños y esperanzas que eran posible de alcanzar».
Es evidente para todos que esa PDVSA fue destruida por más de dos décadas que han transcurrido del régimen chavista.
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En nota reciente, el economista José Toro Hardy señala que «Ni siquiera en un ejercicio desbocado de la imaginación se entiende la destrucción masiva a que ha sido sometida nuestra industria petrolera. Hoy en día sólo quedan las cenizas de lo que fue PDVSA, que llegó a ser la petrolera de mayor crecimiento en el planeta y que, en menos de 25 años, había llegado a transformarse en la segunda mayor empresa petrolera del mundo sólo superada por Saudí Aramco de Arabia Saudita.
En comparación hoy somos nada más que un productor de petróleo sin peso en el mercado, agobiado por las deudas, y un exportador insignificante. Ya no somos capaces de abastecer ni siquiera nuestro deprimido mercado interno de gasolina».
Pero a pesar de todo ello, sí hay futuro energético para nuestro país: accidentado, necesitado de fuerte inyección de recursos externos, además de una revisión estratégica completa de la industria; pero sí lo hay.
Para ello, sin embargo, debemos prestar atención a las palabras de expertos como Juan Fernández, quien en entrevista que publicamos en este número destaca que «los venezolanos debemos cambiar la manera de relacionarnos con el petróleo».
En este número 12 de Encuentro Humanista diversos expertos y conocedores de meritorias trayectorias elaboran posturas sobre el tema energético y su futuro.
En Encuentro Humanista queremos asimismo indicar que en nuestra relación con el petróleo y la energía no puede desestimarse el hecho cultural. En 1976, cuando la nacionalización, Venezuela era un país con un crecimiento pujante, pero con retos éticos innegables, que se expresaron en estas dos desgraciadas denominaciones: «Venezuela Saudita» y «Ta’ barato dame dos».
Los venezolanos, que prácticamente no pagábamos impuestos, nos habíamos acostumbrado a pedir y a exigir nuestra parte de la renta petrolera. Simplemente esperábamos la periódica llegada del maná energético. El Estado rentista se hizo más poderoso que nunca, por una parte, pero por otra falló al no entender qué problemas podrían presentarse en el futuro, ante las periódicas subidas y bajadas del precio del petróleo. El maná no estaba asegurado, pero los ciudadanos y nuestros dirigentes pensamos que sí.
Víctor Salmerón nos recuerda en uno de sus libros que como presagio, el 12 de marzo de 1974, día de la juramentación del presidente que nacionalizó el petróleo, en las principales salas de cine de Caracas la película más vista era «La fiesta inolvidable».
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Los venezolanos estamos pendientes de los precandidatos que están ofreciéndose al país con vista a la Elección Primaria del próximo mes de octubre que, si Dios quiere, escogerá un representante unitario y nuestro para enfrentarse a la tiranía y sus instituciones el próximo año (o antes, en todo caso cuando la dictadura decida realizar el proceso electoral).
Hasta ahora, el tema petrolero ha sido señalado por algunos de los aspirantes; debe reconocerse que en gran medida sus posturas han sido superficiales e incluso demagógicas.
De los precandidatos los venezolanos exigimos propuestas serias, responsables, profundas. Y si hay un tema que quien aspire a presidir la transición futura debe conocer es el tema petrolero, en todas sus dimensiones y características.
En él, en el tema energético y sus posibilidades, una vez más fundamos sin duda alguna buena parte de nuestras esperanzas de recuperación de la patria.
Por ello, recordamos de nuevo palabras de Juan Fernández:
«Necesitamos un liderazgo que con su ejemplo sea lección para todos».
