Víctor Salmerón: ¿qué tan severo es el recorte de las importaciones?
Atrás quedaron los tiempos en que los venezolanos disfrutaban de importaciones abundantes y baratas que alimentaban al consumo. Ahora, tras la caída de los precios del petróleo —el producto que provee 96 de cada 100 dólares que ingresan al país— la inexistencia de ahorros y el peso de una voluminosa deuda, la población vive la economía del miedo: desabastecimiento de productos básicos, plantas paralizadas por falta de materia prima y la mayor inflación desde 1951.
Para mantener al día el pago de la deuda externa y “cuadrar” las cuentas la administración de Nicolás Maduro ha optado por un recorte en las compras al exterior que no tiene precedentes en la historia contemporánea de Venezuela, algo que presagia la prolongación de la recesión, la presión inflacionaria por el descenso de la oferta y dificultades para la creación de puestos de trabajo.
La reducción
El pasado 16 de mayo, el vicepresidente para el Área Económica, Miguel Pérez Abad, puso cifras al ajuste al señalar que el Gobierno tiene como meta que este año las importaciones se ubiquen en 16 mil millones de dólares. Miguel Ángel Santos, investigador de la Universidad de Harvard y quien coordinó a un equipo de cuarenta expertos para elaborar el documento “Bases para el diseño de un programa de reconstrucción nacional”, explica que este dato sirvió de punto de partida para colocar en contexto el impacto que sufrirá la población.
Se estima que la meta de 16 mil millones de dólares corresponde a las importaciones no petroleras. Por lo tanto, al añadir una proyección de las importaciones petroleras que son las que tiene que hacer Pdvsa para producir petróleo, se obtiene un estimado del total de compras al exterior a realizar en 2016 de 25 mil millones de dólares en números redondos.
Al tomar este monto para las importaciones, dividirlo entre el número de habitantes y ajustar la inflación para comparar en el tiempo surge que las importaciones de 2016, serán las más bajas en términos per cápita desde 2004. Además, significa un descenso de 62% respecto al nivel registrado en 2012, año en que el Gobierno disparó las importaciones para mantener a raya la inflación y generar una sensación de prosperidad que ayudó a la reelección de Hugo Chávez.
El impacto en la caída de las importaciones debe considerar también los efectos de la caída de la producción nacional tras la expropiación de una gran cantidad de empresas y trece años de control de precios y control de cambio. La dependencia en las importaciones es muy superior a la que tenía el país en crisis anteriores como la vivida en 1996 y 1989, cuando los gobiernos de Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez aplicaron programas de ajustes que contaron con el apoyo del Fondo Monetario Internacional.
La producción
El Producto Interno Bruto (PIB) en Venezuela está altamente correlacionado con la marcha de las importaciones de bienes intermedios que, principalmente, son materia prima e insumos que utilizan las empresas para producir. Las últimas cifras difundidas por el Banco Central indican que al cierre de los tres primeros trimestres de 2015, estas importaciones suman 16 mil 304 millones de dólares, una cifra que se traduce en un desplome de 20% respecto al mismo lapso de 2014.
A pesar de este declive, de acuerdo con los datos oficiales, el PIB sólo descendió 5,7% en 2015 algo que, según Miguel Ángel Santos, tiene dos lecturas posibles:
“Una es que el sector privado tenía todavía inventarios y eso ayudó a que el PIB no cayera tanto y la otra es que el descenso del PIB es mayor al que reportó el Banco Central. Seguramente se trata de una mezcla de las dos cosas, pero lo que sí está claro es que con el recorte de importaciones planteado para 2016 el descalabro del PIB tiene que ser brutal”.
En 2015, con importaciones de bienes intermedios muy superiores a las planteadas para este año, la encuesta de coyuntura elaborada por Conindustria, gremio que agrupa a las empresas que generan 90% de la producción manufacturera, reportó que, en promedio, la industria sólo estaba utilizando 43,8% de la capacidad instalada.
Podría pensarse que la disminución de las importaciones estimada por Miguel Pérez Abad es exagerada y no está sucediendo pero los datos indican que el shock de importaciones sí está ocurriendo en la magnitudes comentadas. Un estudio elaborado por Barclays indica que en los dos primeros meses de este año las exportaciones a Venezuela de sus cinco principales socios comerciales (Estados Unidos, México, Brasil, Colombia y China) experimentan una caída de 41% respecto al mismo lapso de 2015.
En este contexto, el último reporte de Latin Focus incluye proyecciones muy preocupantes. Barclays espera que este año la economía sufra una caída de 9,4%, Credit Suisse 8,5%, Goldman Sachs 7,8% y Deutsche Bank 7,6%.
El déficit
Los desequilibrios en la economía venezolana son de tal magnitud que aún considerando el dramático recorte de importaciones anunciado por Miguel Pérez Abad, continúa existiendo una importante brecha entre el ingreso y los gastos en dólares.
Miguel Ángel Santos indica que asumiendo un precio promedio para el petróleo de 35 dólares el barril, Venezuela recibiría por sus exportaciones petroleras unos 27 mil 263 millones de dólares, a los que se añadirían 2 mil 300 millones por exportaciones no petroleras, para un total de 29 mil 563 millones.
Agrega que considerando el recorte de las importaciones y un posible acuerdo con China para no pagar capital por la deuda que se tiene con este país, el déficit de cuenta corriente más las amortizaciones de la deuda financiera, determinan una brecha de 15 mil millones de dólares.
A diferencia del resto de los países petroleros, Venezuela no tiene ahorros. El Fondo de Estabilización, la alcancía destinada a evitar catástrofes cuando el precio del barril cae desde las alturas, sólo posee tres millones de dólares, mientras que las reservas internacionales, el tanque de divisas que administra el Banco Central de Venezuela y permiten importar, pagar deuda, cubrir contingencias y ayudar a la estabilidad del tipo de cambio está en niveles históricamente bajos.
Los inversionistas observan a una economía con severos problemas y, por tanto, la nación tendría que pagar una tasa de interés sumamente alta para obtener financiamiento. Venezuela tiene el riesgo país más elevado de la región y uno de los mayores del mundo, por ello, de acuerdo con los indicadores del 2 de junio, si la república emite bonos en el exterior para obtener financiamiento tendría que cancelar una tasa de interés de 28 puntos porcentuales por encima de lo que paga Estados Unidos, que es la nación que se financia al menor costo.
Colombia sólo cancela 2,9 puntos porcentuales más que Estados Unidos, Argentina 5,1, Brasil 3,9, México 2,2 y Perú 2,1.
La deuda pendiente
La concentración de los vencimientos de la deuda que el gobierno y Pdvsa multiplicaron velozmente en los últimos diez años aumenta la presión sobre las finanzas públicas. En lo que resta de 2016, el país tendrá que desembolsar 5 mil 800 millones de dólares en momentos en que el recorte de las importaciones se traduce en plantas paralizadas en empresas como Polar y Coca Cola por falta de materia prima, anaqueles vacíos en los supermercados y farmacias con pocas medicinas.
Para cumplir con los pagos de deuda la administración de Nicolás Maduro ha comenzado a utilizar las reservas de oro. Una porción de las mismas han sido entregadas como garantía a prestamistas. El trato contempla que una vez se venza el plazo del crédito, Venezuela cancela y recupera los lingotes empeñados.
Además, ha enviado funcionarios a China a fin de tramitar un crédito por el orden de 10 mil millones de dólares que pueda ser inyectado a las reservas internacionales, pero hasta el momento el país asiático no ha querido asumir el rol de prestamista de última instancia.
Financiamiento
El 17 de mayo, la Academia de Ciencias Económicas difundió un comunicado donde le indica al Gobierno que es urgente acudir a los organismos multilaterales para obtener financiamiento.
Dice la Academia:
“La disminución del precio internacional del petróleo hace que los ingresos por exportación no alcancen para cubrir el pago de las importaciones, el servicio de la deuda financiera y lo adeudado a los proveedores extranjeros. Debido a esta estrechez de divisas, muchas empresas no han podido importar los insumos y/o equipos y repuestos que requieren sus actividades productivas. Por tanto, es necesario iniciar negociaciones cuanto antes con organismos financieros internacionales para concertar un importante financiamiento externo que permita cubrir, junto con los ingresos por exportación, los compromisos externos de la nación”.
Todo indica que si el Gobierno continúa negándose a esta posibilidad y los precios del petróleo no sufren una recuperación imprevista, el recorte de las importaciones mantendrá al país en una profunda recesión.