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Vilar: Pandemia, endemia y un solo país

El coronavirus será una endemia en el mundo hasta que haya suficientes vacunas. En su incidencia mediata primará nuestro comportamiento

La columna de hoy, en stricto sensu, es un catálogo de información necesaria sobre el COVID-19 para Bolivia y la región. La epidemia “aterrizó” en febrero 25 en Sao Paulo (Brasil), continuando al resto de América Latina: el 27 de febrero en México y el 29 en Ecuador (aunque el 14 llegó de España la primera contagiada); el 1 marzo en República Dominicana; el 3 en Argentina y Chile; el 6 en Colombia, Costa Rica y Perú; el 7 en Paraguay; el 8 en Panamá; el 10 en Bolivia; el 11 en Cuba, Guyana y Honduras (la OMS); el 13 en Guatemala, Uruguay y Venezuela; el 18 en El Salvador y Nicaragua; el 19 Haití y el 23 en Belice, el último.

Neófitos, la gran mayoría, nos confundimos con la abrumadora cantidad de datos, aumentado por la sensibilidad solidaria (y temerosa) por contagios y fallecimientos (trataré de clarificar algunos términos importantes para entender la penetración del virus). La morbilidad  se refiere a la cantidad de afectados por cada 100.000 habitantes; y la mortalidad, al porcentaje de fallecidos del total de afectados. Hasta la noche del domingo, la morbilidad del COVID-19 en Bolivia era de 85,8 (algo mayor a la tasa mundial: 80,4). Y la mortalidad era de un 3,1% (frente al 6,1% mundial).

Según datos de la OMS/OPS (aunque algunos sean poco fiables, como Nicaragua y Venezuela), la morbilidad de Bolivia está por debajo de Chile (521,7), Perú (511,9), Panamá (323,7), Brasil (245,8), Ecuador (229,7) y República Dominicana (168,4). Mientras que la mortalidad es menor que la de Belice (11,1), México (11), Ecuador (8,6), Guyana (7,8), Brasil (5,7), Nicaragua (4,6), Cuba y Honduras (ambas 4,1), Colombia (3,4) y Argentina (3,2).

Cabe aclarara que la morbilidad depende de la cantidad de pruebas de detección realizadas, y es importante diferenciar las existentes. i) La prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), la más confiable, pero los resultados tardan en conocerse, es cara, los reactovos para realizarla son escasos, y requerir personal y equipos especializados. ii) Pruebas de anticuerpos (serológicas), que pueden detectar casos que ya se han curado. iii) Y pruebas de antígenos, más simples, rápidas y menos costosas, pero poco confiables.

El dato actualizado para Bolivia al domingo fue de 29.642 pruebas PCR realizadas, según el Ministerio de Salud, lo que significa 2.548 pruebas por un millón de habitantes (2,5 x millar de habitantes en la metodología de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OECD, que agrupa a los países de mayor desarrollo económico. Aunque se trata de una cifra baja, no lo es tanto si la comparamos con la de Colombia (2,3), Japón (2,2) o México (0,6), según estimaciones de la OECD al 4 de mayo.

En Bolivia los departamentos se han agrupado en tres categorías según el nivel de contagios. En Santa Cruz y Beni, con el 89,0% de los casos activos hasta el domingo, se encuentran en el nivel más elevado (las marchas y bloqueos masistas pidiendo elecciones incidieron en una mayor tasa de contagio). En el nivel el moderado se encuentran Cochabamba (6,1%, que aumentó en los últimos días, posiblemente por contagios en los bloqueos), La Paz (2,7%) y Oruro (1,3%). Por último, Potosí (0,4%), Tarija (0,3%), Chuquisaca y Pando (0,1%) se encuentran en el nivel más bajo.

Al margen de las urgentes improvisaciones que se tomaron, de las dificultades en conseguir los insumos y de la corrupción en el caso de la compra de los 170 ventiladores (denunciada como “irresponsable e inmoral” por la Conferencia Episcopal y repudiada por la sociedad), se “aplanó la curva” al contener la propagación y evitar un fuerte aumento de casos al principio. Lo cual contribuyó a evitar la saturación de los servicios médicos, una situación de mucho riesgo sobre todo en Bolivia, donde el MAS durante los 14 años que estuvo en el gobierno, con boom de ingresos, no priorizó nunca a la salud pública, y aún sigue bloqueándola en la Asamblea Legislativa.

Además, las medidas de alivio social (bonos, reducción de tarifas, créditos postergados, etc.) no han dejado que el país caiga en una crisis alimentaria, como ha sucedido en otras naciones. Es momento de entender que el coronavirus será una endemia en el mundo hasta que haya suficientes vacunas. En su incidencia mediata primará nuestro comportamiento.

 

 

 

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