Votos y ficción: cinco películas para cerrar el periodo electoral
No lo podemos negar, el periodo electoral se encuentra en plena efervescencia en nuestro continente. A pesar de que la política mexicana es hoy día digna de cualquier entramado ficticio de la pantalla grande; llena de corrupción, traiciones y alianzas políticas endebles, esta lista nos muestra cómo los periodos de sufragio han inspirado grandes obras de ficción alrededor del mundo. Sabiendo que casi todas estas películas están basadas en historias reales, podemos darnos cuenta de que la ficción política queda en muchas ocasiones rebasada por los hechos. Sin embargo, a modo de leyendas dignas de ser contadas con mecanismos narrativos y de puesta en escena, estas películas encarnan grandes logros y contradicciones que pueden traer estos tiempos de cambio político, nunca faltos de controversia y opiniones divididas.
La corrupción griega
Z (dir: Costa Gavras ,1969)
La que algunos consideran la obra maestra de Costa Gavras. Z es como tantas de su época, una película que muestra las preocupaciones políticas de la generación de 1968. Basada en una novela de Vassilis Vassilikos del mismo nombre, la cual a su vez se inspira en los hechos en torno al asesinato del candidato Grigoris Lambrakis, en tiempos que sacudieron al país y pusieron en jaque a la democracia griega. La película retrata un sistema corrupto en el que la política siempre va de la mano con la violencia. Yves Montand, que interpreta a Lambrakis, da una increíble actuación y Jacques Perrin, a su vez productor de la película, encarna a un periodista perseguido, personaje que hoy tendría mucha resonancia en el México contemporáneo. Con el uso inteligente de escenas de acción y de suspenso, esta obra marca el estilo de montaje rítmico y metódico de Costa Gavras, que hace de Z una joya del género del thriller político de los años sesenta.
Inicios políticos del movimiento gay
Mi nombre es Harvey Milk (Milk, dir: Gus Van Sant, 2008)
En continuidad con su obra sobre la homosexualidad y el cine LGBT, Gus Van Sant se va a los Oscares con esta película sobre la vida del activista y político Harvey Milk, encarnado por Sean Penn, en una interpretación que le valió el máximo galardón de cine como mejor actor. Milk nos habla de los principios de la politización del movimiento gay en San Francisco, que dio lugar a una de las primeras organizaciones populares que lograron tener éxito electoral.
Harvey Milk luchó por una representación de los homosexuales dentro de la junta de supervisores de San Francisco; así se convirtió en el primer político abiertamente gay de Estados Unidos. Harvey se confronta tanto con candidatos homófobos como con el mismo establishment gay de la ciudad de San Francisco. En una increíble recreación de los hechos, la voz narradora de Harvey nos lleva a través del relato con una confesión post-mortem para mostrar su legado político.
Management político
Los Idus de marzo (The Ides of March, dir: George Clooney, 2011)
La historia se adentra en el mundo de un equipo de asesoría política. Stephen Meyers (Ryan Gosling), asesor de campaña tiene una fe casi ciega en su candidato Mike Morris (George Clooney), que participa en la elección general del partido demócrata para contender en la carrera presidencial. La trama se empieza a complicar cuando los intereses de los managers del otro candidato empiezan a interponerse en la confianza que Stephen tiene hacia Mike. Por otro lado, Stephen Meyers se ve involucrado sexualmente con Molly Sterns, becaria dentro del equipo de campaña, lo cual lo conducirá a un sin fin de problemas.
En un increíble dúo con Phillip Seymour Hoffman, Ryan Gosling caracteriza de manera perspicaz un personaje frio y calculador que irá poco a poco descomponiéndose, o al menos eso nos hace creer. Con un estilo bastante pulcro, en esta cuarta película como director, George Clooney nos enseña cómo los engranajes del mundo de la política oficial funcionan a base de mentiras, bluffs y apariencias engañosas, elementos que harán que el espectador esté siempre pendiente de quién tiene el ultimo as bajo la manga.
El presidente encarcelado
Lula, el hijo de Brasil (Lula, O filho do Brasil, dir: Fabio Barreto, 2009)
En resonancia con la situación política del Brasil actual, esta película narra la historia, en orden relativamente cronológico, de la vida del ex-presidente Luis Inácio Lula da Silva. Vista como una película de propaganda por sus adversarios, el cineasta nominado al Oscar Fábio Barreto llevó a la pantalla grande el ya muy conocido relato de cuando Lula le lustraba los zapatos a hombres de negocio en el nordeste brasileño. Basándose en algunos mitos y hechos históricos alrededor de la vida del político, la narrativa de este biopic propone una mirada interesante a varias de las decisiones políticas de Lula. No falto de críticas hacia algunos aspectos de su carrera como sindicalista, Barreto entrega una obra en la que destacan los grandes contrastes sociales y geográficos que han marcado históricamente a Brasil. Intentando llevar una campaña desde la cárcel y a pesar de todos los escándalos a su alrededor, Lula es hoy día el candidato puntero en las encuestas, con pocas probabilidades de poder participar en la contienda. Ningún cineasta está retratando este nuevo drama.
El plebiscito chileno
No (dir: Pablo Larraín, 2012)
Pablo Larraín se ha vuelto uno de los más prominentes realizadores del cine chileno contemporáneo. Su cuarta película, No, es un perspicaz thriller político que gira en torno a la campaña del plebiscito al mandato de Augusto Pinochet en 1988. Encarnado por Gael García Bernal, el joven publicista René Saavedra tomará las riendas de la campaña del “No”, inspirándose en la publicidad estadounidense de la época. René se enfrentará a los creadores de la campaña del “Sí”, pero también a los integrantes más ortodoxos de la campaña del “No”, que no están de acuerdo con su visión positiva y ligera del plebiscito. En búsqueda de una recreación histórica fidedigna de los ochenta, Larraín va más allá de los atuendos y del uso de imágenes de archivo. La película usa un formato de grabación en cinta magnética de tres cuartos, ampliamente utilizada en esa época, lo que dota de una estética única y una firma original a este drama político nostálgico de los ochentas, un momento de cambio decisivo para Chile.
Nicolás Segovia
Cineasta. Es director y guionista de: Costa chica (documental).