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Yo voto No, pero cuido mi voto

El rechazo a la reforma constitucional es la única respuesta inequívoca, pero se debe dar en cumplimiento de la ley

Después de la lectura del artículo de Reinaldo Escobar ¿Es posible el fraude en el referendo del 24 de febrero? en 14ymedio, lo siento más como un llamado a advertir una cortina de humo de los abstencionistas como pretexto, una desmovilización de voto negativo que propugnan otros. Aclaro: Reinaldo Escobar es un convencido del No. Es decir, la oposición cubana se divide nuevamente y habrá que ver quién le juega a qué.

Lo cierto es que votar No no sólo es no ratificar la Constitución de marras, es rechazar públicamente al sistema, con todo lo que significa. Será la petición de un cambio real en la primera oportunidad en que el sistema se ha equivocado dándole la oportunidad del voto directo al elector. El Gobierno se ha sobrevalorado y, así como ocurrió en Gran Bretaña con el Brexit, en EE UU con Trump y en Colombia con el referendo de ratificación de los Acuerdos de Paz, puede haber un resultado inesperado.

La resultante de esta latente división ante el referendo favorecerá, sin dudas y únicamente, al Gobierno, que ya está diciendo que votar No es una actitud de enemigo

La resultante de esta latente división ante el referendo favorecerá, sin dudas y únicamente, al Gobierno, que ya está diciendo que votar No es una actitud de enemigo como si esa opción no estuviera entre las que establecieron ellos mismos en la boleta del referendo.

Soy un convencido como muchos del No. Es lo únicamente claro, es lo único que hará evidente el rechazo y es incluso lo menos riesgoso frente a los fuertes mecanismos de presión y control del sistema electoral cubano, no como una ambigua abstención en donde un enfermo, un viajero y un despistado se juntarán con el abstencionista, que además no contará en el resultado, ya que los que deciden son los llamados votos válidos.

El voto negativo, votar No, es fácil, silenciosamente, y simple. Marque No en su boleta y cumpla con su pensamiento por las mil y una razones que hay para hacerlo.

Ahora bien, contra el fraude solo hay una opción: cuidar los votos. Y es con civismo, con tranquilidad y respeto, ateniéndose a las reglas electorales cubanas vigentes.

Sería necesario conocer la norma, la ley 72, en donde están los derechos y deberes en el momento del escrutinio y prestando especial atención a la Sección Tercera, sobre el escrutinio en los colegios electorales.

Esta, en síntesis, reconoce el derecho de que los ciudadanos que lo deseen puedan estar presentes en el proceso de recuento de votos según el artículo 112. En este proceso hay que tener muy claras las normas, derechos y deberes para no incurrir en causales de excluidos, como las previstas en el artículo 171 sobre alteración o destrucción de impresos o registros de electores.

Tal como pienso es posible una protección del voto, pero más importante es la pedagogía de ir a votar y cómo sin anular, sin dejar en blanco y sin abstenerse

Sería ideal tener una o dos personas, que en la práctica serían veedores ciudadanos, en cada centro de votación o, al menos en los mayores de cada municipio, que hicieran un control del proceso electoral teniendo datos por grabación de audio o imagen de cada mesa. Tal proceso, tan común en el mundo, en el caso cubano da una brecha que podemos utilizar, pero exigirá de organización nacional o regional con centros de cómputo nacional para el monitoreo, todo ello en los límites que establece la ley cubana, ya que habrá cantidad de pretextos para evitar o bloquear tal acceso. El miedo es tan grande que no faltarán iniciativas desde el poder para evitar el debido cumplimiento de la ley, pero eso será una violación de la norma del pretendido ¨Estado socialista de derecho¨

Tal como pienso es posible una protección del voto, pero más importante es la pedagogía de ir a votar y cómo sin anular, sin dejar en blanco y sin abstenerse. Votar y votar No.

Así, las cuentas serán más claras y la falsa unanimidad al menos quedará en cuestionamiento, ya que sabemos que Cuba carece de una sociedad civil organizada, comprometida y éticamente responsable.

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