Yulimar Rojas, primer oro de Venezuela: «Que acabe esta guerra entre hermanos»
Yulimar Rojas tiene un don para el relato deportivo clásico. Sobre su apretada final de triple salto con la colombiana Caterine Ibargüen: «Hemos vivido una batalla campal en la fosa». Sobre su quinto intento, cuando pegó un brinco de 14,91 metros y se confirmó ganadora: «Las espadas estaban en alto, era el momento». Sobre el sexto intento de Ibargüen, que valió 14,88 metros y casi le deja sin victoria: «Nos lo jugábamos codo con codo. Era una lucha de poder a poder». Con ese don, en cada respuesta Rojas es capaz de extenderse con alegría más de tres minutos, pero cuando se abordan temas extradeportivos es más parca..
Este lunes consiguió el primer oro en un Mundial de la historia de Venezuela y cruzado tan relevante momento con la situación política de su país, la pregunta era obligada. ¿Qué opina? «Bueno…», larga espera y… «Estoy triste por todo lo que está pasando en Venezuela. Espero que se acabe pronto esta pelea, esta guerra entre hermanos. Creo que esta medalla dará felicidad a todos». Y su discurso acabó ahí. Cuando se le realizó una segunda cuestión sobre el tema ya fue más tajante: «Mira, no quiero hablar sobre esto, es muy delicado, sólo quiero celebrar esta medalla».
En su país Rojas ha sido acusada de apoyar el Gobierno de Nicolás Maduro y también de todo lo contrario. Según algunos medios, después de su plata en los Juegos de Río recibió un coche y 150.000 bolívares de fondos nacionales. Según otros, antes se marchó del país por faltas de apoyos. Lo cierto es que hace dos años vive en España, entrenándose en Guadalajara a las órdenes del ex saltador cubano Iván Pedroso, y cada vez está más alejada de los acontecimientos que tienen lugar en su país. «Mi país siempre me ha apoyado y espero que siga haciéndolo. Creo que la decisión de mudarme a España fue la mejor que tomé en mi vida», dijo con mensaje para un bando y para el contrario.
«Aquí queda Yulimar Rojas para rato«, comentó de regreso a su extensa narrativa deportiva con toda la razón. A sus 21 años, con una altura exagerada (1,92 metros), su límite está sin duda por encima de los 15,02 metros que muestra como marca personal, quizá incluso cerca del récord del mundo, los 15,50 metros de la ucraniana Inessa Kravets en 1995. Después de formarse entre la altura y la longitud, Rojas, atleta del Fútbol Club Barcelona, promete dominar el triple salto por mucho tiempo.