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Zumbidos de América

Xiomara Castro ya es presidenta electa de Honduras, mientras Kast muestra en EE.UU. que de nazi, nada

El avispero americano que habla en español está zumbando en diferentes direcciones. A la izquierda, ha sacado la cabeza Xiomara Castro, la mujer de Manuel Zelaya que ya es presidenta electa de Honduras. Hace buenas migas con Maduro, Ortega y también con Bukele, aunque éste sea otra cosa. En Venezuela, la farsa electoral se moderniza con la repetición de las elecciones en Barinas, la cuna de Hugo Chávez y del tostón bolivariano. El pucherazo inminente significa que al régimen se le escapó ese enclave tan emblemático (los otros eran para simular la parodia del voto). Pegado a Los Andes, resiste Pedro Castillo, rebautizado Sombrero Luminoso por Federico y con un horizonte para cumplir la legislatura bastante lejano.

A la derecha pero a la izquierda y al final, quizás en medio, está Chile, diferente hasta en sus parecidos. La primera vuelta de las elecciones le dio la puntilla a la Constituyente que, –salvo truco o embrujo–, ya no tendrá respaldo en el Senado chileno para filtrar un texto que huele, en demasiadas hojas, a revancha histórica y absurda contra sí mismos. Sorprende que Ricardo Lagos –y Michelle Bachelet– apoye a Gabriel Boric, ahora alejándose de los comunistas con los que se acuesta desde que era imberbe. Los expresidentes de la Concertación se deben cuadrar ante el candidato de Apruebo Dignidad, más por repudio a José Antonio Kast que por amor al que les puso, de boquilla, en el banquillo de los culpables.

Derecha contundente y rumbo fijo, enfila Kast que voló a Estados Unidos para mostrarse como es, no lo que provoca su reflejo (a veces por él y otras por los otros), y demostrar que de nazi, na de na.

Al sur de Paraguay, entre Buenos Aires y la Patagonia, Cristina Fernández de Kirchner, la expresidenta, viuda y actual vicepresidenta de Argentina, logró el más difícil todavía con esa Justicia gauchita de compraventa o alquiler. La han absuelto antes del ‘juicio oral y público’. Es decir, antes de que todos vieran la cascada de pruebas en su contra en el caso Hotesur. La historia se repite tres veces con ella, pero siempre quedará algún fiscal dispuesto a recurrir para conocer la verdad y que se haga lo que no hay, Justicia.

 

 

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