El depilado de Sánchez y el afeitado de Rajoy
Vuelta al cole. Regreso al curro. Otra investidura fallida. No hay que buscarle la metáfora a este arranque de curso: seguimos donde estábamos. ¿O no?
La tropa política se pasó el verano sin cogerse vacaciones, evitando ponerse morenos para vendernos la moto de que estaban en Madrid buscando un Gobierno posible. Como si quisieran hacerse perdonar que llevan ¡desde el 21 de diciembre! sin ser capaces de alcanzar un mínimo acuerdo.
Uno de la cuadrilla, que es del PP y un optimista incorregible, creyó que la abstención del PSOE, estaba arreglada bajo cuerda.
-¿No has visto las fotos de Pedro Sánchez depilado?
El líder socialista apareció, en efecto, con el torso sin pelo alguno en Ibiza donde pasó unos días con la familia. «Como los kamikazes, se ha depilado antes de inmolarse» concluía el pepero.
Porque todos los que han argumentado -de Mariano Rajoy al Ibex pasando por el Financial Times– que la bancada socialista debía abstenerse para que el en funciones volviera a ser presidente tout court pretendían eso, que Sánchez se inmolara.
Es decir que después de depilado, el Comité Federal lo desorejara, lo descuartizara y lo desollara. Y él, claro, no estaba por la labor.
No pensaron que el hombre no tiene donde caerse muerto tras el que hubiera sido un efímero paso por el lado soleado de la política.
Se vio claramente esta semana, en el Congreso de los diputados, cuando subió a la tribuna para justificar su no. Estuvo duro, cerrándose cualquier puerta a dar marcha atrás.
«Con que diga que no, es suficiente; no intente argumentarlo. Ya entendí todas las partes del no», le replicó Rajoy.
Lo que no captó el líder de la derecha es que Sánchez le daba calabazas a él pero, sobre todo, a los barones díscolos, a Susana Díaz y a Felipe González, que buscaban que hiciera de mamporrero para luego despedirlo. Su duro discurso quería sonar a música de combate para los oídos de su militancia. Y aspiraba a demostrar al hemiciclo quién es el jefe de la oposición, como el gallito se pelea en el patio para que todo el colegio sepa quién manda. ¿Te enteras, Pablo?
Sólo le faltaba sacarse de la chistera el conejo de las fuerzas del cambio en su intervención del viernes. Ahora vendrán unas reuniones con Iglesias y Albert Rivera, un poquito de humo por aquí, unas fotos por allí y así vamos tirando…Repartiendo las culpas de la nueva convocatoria de elecciones.
La realidad es que, como viene defendiendo EL MUNDO desde diciembre, España necesita un acuerdo entre los dos partidos más votados. Para, con apoyo de Ciudadanos, afrontar las reformas de calado que necesita el sistema. Y enfrentar el desafío del independentismo catalán, que se dispone a vivir su habitual acceso febril de septiembre. Los representantes en la Cámara de ERC y de lo que fue Convergència lo dejaron claro: el precio de su voto se llama referéndum.
La verdad verdadera es que el pacto entre el PP y el PSOE no se ha intentado en serio porque Rajoy y Sánchez se detestan sin piedad.
El líder socialista ha construido de hecho su fondo de comercio sobre la inquina a Rajoy. En una de sus réplicas de la sesión del miércoles se preguntó retóricamente desde la tribuna si en las filas del PP había una Angela Merkel y recordó cómo ésta llegó al poder denunciando una corruptela de su líder y mentor Helmut Kohl. Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal, sentadas junto a Rajoy, ni pestañearon.
El desdén del presidente en funciones hacia Sánchez ha quedado estos días también de manifiesto. Fueron continuas las apelaciones al partido socialista, a los acuerdos a los que ambos partidos llegaron antaño y a todos los líderes socialistas pasados como quien invoca el santoral: Felipe, Zapatero y hasta Rubalcaba.
Se diría que la nostalgia teñía su verbo veterano y socarrón. ¡Estos chicos! con la de cosas que hemos hecho juntos sus padres y yo… pareció decirse.
Cuando vuelva a desinflarse el suflé del acuerdo entre las fuerzas del cambio, cuando pasen las elecciones vascas y gallegas, cuando se acerque el deadline presupuestario de Bruselas, cuando hayan estallado las tormentas sobre Cataluña que prevé la meteorología nacionalista para las próximas semanas… Habrá que hacer un último intento de pactar un Gobierno.
Veremos si entonces las barbas de Rajoy no son puestas a remojo por los muñidores de un acuerdo in extremis que evite elecciones y otros dos meses de bochorno. Sí, ya sé que el líder del PP gobierna el partido con mano de hierro. Pero alguna cabeza tendrá que rodar alguna vez.
A mí se me ocurren dos nombres.