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Así funciona la prensa del castrismo

LA HABANA, Cuba.- La prensa de Raúl, que es la del Partido Comunista de Cuba, la misma del nuevo delfín, el Presidente de Cuba Señor Díaz-Canel y la misma que fuera del difunto Fidel Castro, quien la inventó hace más de medio siglo, funciona de maravillas: no se cansa de hacer propaganda al modelo político de todos ellos, aunque ese modelo político, como bien dijo el difunto aquel 17 de febrero de 2011, “no funciona ni para nosotros”.

Esta vez nos vamos a referir nuevamente a ese caos productivo lácteo que han sufrido los dirigentes comunistas durante años y que demuestra, a todas luces, que ninguno de ellos, por muy generales de cinco estrellitas que sean, han resultado ser estadistas exitosos.

Ni en diez años Raúl pudo poner el prometido vasito de leche del desayuno en la mesa de los cubanos.

Ah…, pero mientras tanto, ¿qué hacía la prensa? ¿Denunciaba el periódico Granma la crisis, como medida para que la producción de este preciado alimento tuviera solución algún día? Por supuesto que no. Es más, la prensa mentía y vamos a ver cómo:

A partir del mes de abril de 2012, precisamente en Granma, se supo que el gobierno castrista había adquirido leche en polvo en el extranjero a precios que oscilan entre 3.500 a 4.200 dólares la tonelada. En dichos escritos, redactados por Yudy Castro y Delgado Guerra, señalan que las causas de las debilidades de la industria láctea se deben a la sequía y a las intensas lluvias. O sea, que la culpa era y es de “las vacas secas”.

Luego, al final de dichos escritos, mencionan, como algo de poca importancia, el robo del producto, su venta y elaboración clandestina de queso, la falta de control y las pésimas condiciones higiénico-sanitarias.

La tapa al pomo de este mal crónico la puso el colega Nelson García Santos, cuando el 14 de febrero de 2018, en Juventud Rebelde, dijo: “Todo parece indicar que la esperanza ya garantiza la calidad de los productos lácteos en Villa Clara”. En entrevista a Alexander Vázquez, director de la Empresa villaclareña, este señaló la renovación de la industria y las reparaciones y mantenimiento en sus fábricas.

Cinco meses después, el 17 de julio de 2018, en la portada de Granma apareció una noticia en grandes titulares que decía: “Inversiones aumentan capacidad productiva de industria láctea cubana”. Su texto, recogido en un encuentro entre directivos, tecnólogos, investigadores y maestros queseros del Comandante en Jefe Fidel Castro, aseguraba que se trabajaba en la modernización de la industria para incrementar la producción de leche en el país.

Entonces, ¿cómo se explica que dos meses después, el 7 de septiembre de este año, el mismo periódico Granma, utilizara dos páginas para publicar un reportaje sobre la fábrica láctea de Santa Clara, la segunda del país en importancia, y destacara el abandono que sufre? Díaz-Canel calificó como una “barbaridad”, en una visita a dicha fábrica el día antes del reportaje, la situación: tornos rotos, mala capacidad de refrigeración, a consecuencia de la pésima tecnología e infraestructura la pérdida superior a tres millones de pesos, así como de 30 mil litros por días.

Por último, Granma destacó ese mismo día 7 que en los dos últimos años habían sido sancionados 189 trabajadores y 16 directivos, y de cierta manera agradeció que la Fiscalía Provincial de Villa Clara detectara indisciplinas que provocaron una afectación económica superior al millón de pesos.

Así funciona la prensa del castrismo. Por suerte, esta vez el Bloqueo de Estados Unidos salió absuelto de culpas.

Tania Díaz Castro

Tania Díaz Castro nació en Camajuaní, Villaclara, en 1939. Estudió en una escuela de monjas. Sus primeros cuatro libros de poesía fueron publicados por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y dos por Linden Ediciones Line Press y ZV Lunaticas. A partir de 1964 trabajó como reportera en revistas y periódicos de Cuba y escribió durante ocho años guiones de radio en el ICRT entre 1977 y 1983 y en 1992 y 1993, cronicas sobre la historia de China en el periódico Kwong Wah Po, del Barrio Chino de La Habana. En 1989 y 1990 sufrió prisión por pedir un Plebiscito a Fidel Castro. Comenzó a trabajar en CubaNet en 1998 y vive con sus perros y gatos en Santa Fe, comunidad habanera.

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