La Roja vuelve: las jugadoras que le ganaron al olvido con un sindicato
Un grupo de futbolistas chilenas se organizó en 2016 para presionar a la federación de su país, que por varios años dejó de darles apoyo, lo que llevó a que desaparecieran de la clasificación mundial de la FIFA. Hoy son la primera selección femenina de su país en clasificar a la Copa del Mundo.
PARÍS— La selección chilena femenina se estrenó hoy en Rennes frente a Suecia en la Copa Mundial, apenas dos años después de haber desaparecido de las actividades oficiales y de la clasificación de la FIFA. “Estamos haciendo historia”, dijo Iona Rothfeld, exseleccionada y ahora dirigente de Chile, quien vino a Francia con el primer equipo de su país que se clasificó a un Mundial.
En el 2016 Rothfeld y sus compañeras se enteraron a través de la prensa de que habían desaparecido de la clasificación. No habían logrado juntarse para competir porque la federación de su país no las incluyó en su calendario de actividades. Hoy están en la agenda del Mundial en un complicado Grupo F.
La capitana del equipo, Christiane Endler, este año fue elegida como la mejor portera de la liga francesa por su labor en Paris Saint-Germain y es uno de los pilares de la selección. Endler estuvo a un paso de dejar el equipo: “Yo misma pensé en retirarme de la selección cuando el fútbol femenino estaba tirado”, dijo.
[El partido de Suecia-Chile quedó 2-0 a favor de las europeas. El próximo partido de la Roja es el 16 de junio contra Estados Unidos.]
La tristeza y la bronca —propia y de sus compañeras— fueron un motor para Rothfeld, quien ha jugado en Santiago Oriente, Universidad Católica y Audax Italiano en su país y ahora es parte del St. Thomas University en Miami.
“Me dolió que nos volviéramos invisibles, que dejáramos de competir y de existir para el fútbol mundial después de trabajar tan duro para poner a Chile en el mapa”, dijo en París, en el estreno del documental Little Miss Soccer, de la exfutbolista francesa Candice Prévost y la periodista Mélina Boetti, que se presentó en el Instituto del Mundo Árabe un día antes del inicio de la Copa del Mundo.
Cuando su equipo perdió el apoyo oficial, Rothfeld tuvo una idea: armar un sindicato, un espacio que reuniera a las futbolistas para organizarse y empujar a la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), la institución que rige el fútbol chileno.
Rothfeld, hoy estudiante de Ciencia Política, recuerda que la noticia de que los clubes Audax Italiano y Unión Española cerraban la rama femenina a principios de 2016 terminó de convencerla de que había que crear el espacio.
La Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino de Chile (ANJUFF) que Rothfeld dirige se constituyó en junio de ese año para que el fútbol sea una ocupación viable para las niñas y mujeres que quieran dedicarse a este deporte. Otras colegas del país comenzaron a sumarse de a poco: al principio, temían la represalia de los clubes o de la ANFP.
A fines de mayo de 2017, la selección volvió a las canchas después de más de dos años sin jugar. En el Estadio Nacional, el templo de fútbol en Chile, las jugadoras golearon a Perú en un duelo amistoso 12-0 ante 10.000 personas, una cantidad de espectadores inédita para un partido de mujeres en Chile.
Por entonces se preparaban para la Copa América 2018. Ya habían tenido reuniones con la ANFP y en esos encuentros la ANJUFF le sugirió a la asociación postular para organizar la competencia. “Pensamos que ser locales del torneo serviría para visibilizar el deporte”, dijo Rothfeld.
Brenda Elsey, historiadora estadounidense y una de las autoras de Futbolera. Una historia de mujeres y deportes en América Latina analizó el caso de Chile para su libro y observa que el apoyo que el fútbol femenino recibió entre 2007 y 2011 paró con la llegada de Sergio Jadue, un nuevo dirigente a la ANFP, quien después estuvo involucrado en un caso de corrupción internacional: “Creo que hay una relación directa entre estos hechos de corrupción, la ignorancia y el machismo, que llevaron a que la ANFP abandonara a estas mujeres”, dijo Elsey por teléfono.
El sindicato de jugadoras fue la solución a ese abandono ytrajo buenas noticias en la Copa América 2018, que se disputó en las ciudades de La Serena y Coquimbo. En cada partido del equipo hubo un promedio de 20.000 espectadores y la cadena Chilevisión catalogó aquella Copa como el hito televisivo del año. La Roja —como le dicen al equipo nacional— solo perdió un partido en todo el torneo. Cayó 3 a 0 ante Brasil, el rey del continente, pero le ganó 4 a 0 a Argentina y finalizó en el segundo lugar.
Así consiguió la clasificación histórica para su primer Mundial. Un año antes, los varones no habían logrado clasificarse a la Copa de Rusia 2018.
Desde el Estado también se le ha dado impulso a las mujeres futbolistas. El Ministerio de Cultura y el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género mostraron su impulso para reparar una deuda histórica y les entregaron a las jugadoras un camarín exclusivo en el Estadio Nacional.
En Francia lidera a Chile la arquera Christiane Endler. Su currículo está repleto de éxitos: cinco títulos con el Colo Colo y el Everton en Chile, una Copa Libertadores, y una Copa de Francia con el PSG. Jugó en el fútbol estadounidense, pasó por el Chelsea de Inglaterra y el Valencia de la liga española. Su apoyo a la ANJUFF ha sido clave.
Cuando la prensa chilena le preguntó qué le faltaba al fútbol femenino nacional para competir de igual a igual con las potencias, Endler respondió: “Todo lo que falta es gestión y voluntad”.
Chile llegó a Francia para recuperarse definitivamente del olvido y se ha enfrentado a Suecia en el primero de una serie de partidos ante las potencias del fútbol mundial. Después deberá jugar ante Estados Unidos, el último campeón, y ante Tailandia. Iona Rothfeld dice que las jugadoras repiten una frase como mantra: “Los equipos más peligrosos son los que no tienen nada para perder”.