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Pasaron las PASO y comenzó una nueva batalla por los votos

No puede negarse que el de ayer fue un día de sensaciones encontradas. Los ganadores y los perdedores de las PASO amanecieron sin haber terminado de digerir los asombrosos guarismos que arrojaron las urnas.
A lo largo del día los precandidatos hicieron declaraciones, conferencias de prensa y reuniones más o menos privadas.
Al presidente Macri se lo vio enojado, diciendo que el kirchnerismo es un factor de riesgo para los mercados internacionales.
Reconoció que visitó muchos hogares en donde las familias con sus sueldos no llegaban a fin de mes y dijo que habrá noticias de cambio en la política económica. No descartó perder por poca diferencia en octubre y forzar un ballotage que sería algo así, como la tabla de salvación electoral del macrismo.

Alberto Fernández se encargó de decir que «Macri no me llamó nunca en todo este tiempo, no me va a llamar ahora», un poco como respuesta a los dichos por Mauricio cuando le preguntaron si había llamado al precandidato ganador: «Lo voy a llamar cuando salga electo, en octubre o noviembre».
Unos minutos después los voceros presidenciales aseguraron que Macri intentó comunicarse con Alberto pero no obtuvo respuesta… María Eugenia Vidal habló a su estilo moderado y sin agresión. Volvió a reconocer que ha quedado demostrado que hay muchos bonaerenses que no están contentos con todo lo que se hizo.

Vidal sabe que su derrota es exclusiva responsabilidad de Macri, Marcos Peña y Jaime Durán Barba, pero nunca lo dirá en público. El miedo a perder del Presidente le costó no sólo la provincia de Buenos Aires al no querer desdoblar las elecciones a gobernador, sino la casi totalidad de los territorios ganados en las últimas elecciones.

Ayer muchos tuvieron miedo de una corrida cambiaria, de calles tomadas, de la grieta más expuesta que nunca, pero afortunadamente por ahora nada de eso pasó. Sí cayeron las acciones de las empresas nacionales de Wall Street y por acá el dólar sólo se atrevió a subir unos pocos escalones.
Hoy será otro día con los mismos miedos. En el riñón del Frente Juntos por el Cambio, las culpas se cruzaban de un lado a otro pero lo más fuerte fue la sospecha de sus dirigentes acerca de que el kirchnerismo quiere que Macri abandone la Casa Rosada (como De la Rúa y Alfonsín) antes de terminar su mandato, algo que les permitiría asumir el gobierno culpando al macrismo del desastre económico.
Otra versión aseguraba que habría cambios en el gabinete, pero el Presidente fue categórico: «Estamos gobernando y la elección está ahí no más. Los cambios de gabinete se hacen cuando uno pasa una elección y va a comenzar un nuevo período».
En el Poder Ejecutivo no quieren que se hable de transición porque suponen esto se daría en el caso de que ya hubiera un nuevo gobierno electo. «Aquí la única transición que puede darse es entre el final del proceso electoral y el 10 de diciembre», se apuran a aclarar.
Pasaron las PASO y dejó un tendal de sorpresas que todavía no terminan de acomodarse en la lógica del ciudadano común que tampoco esperaba estos resultados.
A propósito de resultados, ya va siendo hora de que las encuestadoras, desde las más prestigiosas hasta las más berretas, devuelvan el dinero que les timaron a sus clientes.
El sábado antes de las elecciones, las tres consultoras más importantes entregaron los resultados de sus últimos sondeos y las diferencias a favor de Fernández-Fernández fueron: 3, 5 y 7 puntos.
Le erraron por mucho, digamos que de manera grosera. En fin, ahora habrá que estar atentos a la segunda etapa de la campaña que no cesa, los dos partidos que polarizaron la elección no pueden descuidar sus movimientos, unos para no perder lo ganado y los otros para conquistar lo perdido, por cierto una tarea que parece imposible con 17 por ciento de votos por ganar.

 

 

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