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La humillación del dinero nacional

Pocos días después de que la Gaceta Oficial del 13 de agosto de 1993 anunciara la despenalización del dólar en Cuba, «la maldita moneda del enemigo» se convirtió en el principal objeto de deseo de los habitantes de la Isla. A la cándida pregunta de «¿qué hace un cubano que no tenga dólares?» la respuesta más acertada era: «los busca».

Más por la irrefrenable tendencia al choteo que, por patriotismo, un autor anónimo difundió a través de las redes (entonces analógicas) una simpática parodia a los conocidos versos que Bonifacio Byrne escribió en enero de 1899 movido por la indignación que le provocó ver la bandera estadounidense junto a la cubana.

Cito de memoria las tres primeras estrofas de aquella memorable parodia.

Al volver del hotel Riviera,

Con mi cartera enlutada y sombría,

Afanoso busqué mi moneda

¡y otra he visto además de la mía!

¿Dónde está mi pesito cubano,

el billete más bello que existe?

¡Desde mi casa lo vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste…!

Con la fe de las almas austeras,

Hoy sostengo con honda energía,

Que no deben valer dos monedas

Donde basta con una: ¡la mía!

Como es sabido en 1994 apareció el peso convertible CUC para rescatar el honor perdido de la moneda nacional y, en noviembre de 2004, se decidió dar por terminada la circulación del dólar en las redes comerciales, aunque no se volvió a penalizar su tenencia.

A partir del pasado lunes el Banco Central de Cuba habilitó nuevas tarjetas magnéticas para cuentas en dólares accesibles a personas naturales. Dichas tarjetas serán las únicas admitidas en la también nueva red comercial que ofrecerá equipos electrodomésticos con mayor variedad de productos y a precios inferiores de los que hasta ahora han tenido las llamadas Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD).

Para aclarar dudas (nunca inconformidades) el diario Granma ha publicado que en estas tarjetas «»No se admiten depósitos en pesos cubanos (CUP), ni en pesos convertibles (CUC).Se trata de una tarjeta red referenciada en dólares» y añade otra mala noticia: Las tarjetas magnéticas de colaboradores (con las que se puede comprar con un 30 % de descuento) tampoco pueden ser utilizadas para la compra en esta nueva red de comercialización.

Para mencionar las divisas extranjeras, recién admitidas en las redes comerciales, el léxico popular ha acuñado el término de «Monedas Realmente Convertibles» donde el agregado adverbio modifica sustancialmente al adjetivo convertible, transformado ahora en un eufemismo cuando, debajo de la denominación de cada billete de CUC, se lee este compromiso en letras pequeñas : «Garantizado íntegramente por valores internacionales de libre convertibilidad».

Para mencionar las divisas extranjeras, recién admitidas en las redes comerciales, el léxico popular ha acuñado el término de «Monedas Realmente Convertibles»

De momento, aunque ha disminuido su valor de cambio frente al dólar, el CUC sigue vigente en los mercados TRD, cada vez peor abastecidos y donde ya aceptan también el CUP.

Al respecto, mientras hacía la cola del banco para habilitar la nueva tarjeta, un joven comentó: «El chavito (CUC) que me dan como estímulo solo servirá para comer pollo, salchichas y sardinas en lata». Un señor, casi a final de la fila, con ese tono de experiencia tan extendido entre quienes peinan canas, le advirtió: «Ten paciencia, que no me sorprendería que con los dólares que metas en esa tarjeta pronto podrás conseguir langosta, camarones, pescado fresco y hasta carne de res».

Quizás sea esa capacidad de folclorizarlo todo, de convertir cada tragedia en un chiste, cada trampa del Gobierno en una oportunidad para escapar, lo que singulariza la forma cubana de reaccionar ante los problemas.

Por menos que eso casi arden Ecuador y Chile.

 

 

 

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