Venezuela. Monseñor Mario Moronta: no nos dejen solos
«Sentimos que el mundo no ha entendido lo que de verdad está sucediendo en Venezuela”: lo dijo en una ponencia ante un diputado del Parlamento Europeo y su grupo de trabajo, y algunos empresarios alemanes, el Primer Vicepresidente de la Conferencia Episcopal venezolana, Monseñor Mario del Valle Moronta, en este jueves 5 de diciembre. El prelado repasó los advenimientos en Venezuela a partir de la década del setenta del siglo pasado, realizando una lectura a través de los años de lo que llevó a la situación de crisis actual en el país, en el que “el régimen ha sabido imponerse”.
Un país rico pero tremendamente empobrecido
Venezuela, expresó el Obispo, “sigue siendo una nación rica pero tremendamente empobrecida”, con los recursos que “están en manos de pocos, con la excusa de ser los administradores del estado”.
Desglosando la situación actual, y en lo que se refiere al régimen de gobierno, Moronta señaló que “hay diversos grupos estructurados con cierta autonomía y cada uno de ellos resguarda al otro, pero no quiere ceder ninguna parcela de poder”. A saber, “el grupo del Sr. Maduro, con los cubanos que le apoyan; el grupo de chavistas fieles al legado de Chávez y que no pretenden dejar espacio alguno de cambio; los militares, empoderados y sostenedores de los otros, que no van a permitir que se les quite su cuota de poder”. Por otra parte, dentro de la oposición, que está “fragmentada”, el prelado indicó la presencia de grupos y partidos “que están negociando con el régimen”, y también un grupo de personas que “apuestan a una salida a mediano plazo”, para lo cual –subrayó – “hay que recuperar las bases sociales y preparar nuevos y auténticos liderazgos”.
Caos social aprovechado por el régimen
La sociedad civil está “desprotegida y golpeada”, afirma Moronta. El sector popular es “amenazado y manipulado por el régimen, con dádivas que no resuelven para nada la situación”. También están las personas e instituciones que “plantean luchas y soluciones desde el compromiso con las bases y las comunidades”, entre los cuales “los estudiantes, las universidades, la Iglesia, etc.”. Este sector, sin embargo “siente el peso de la ausencia de quienes han emigrado”.
Moronta denuncia que “se percibe un caos social aprovechado por el régimen», el cual sobrevive «por estar bien arraigado y sostenido por la clase militar, por el apoyo de algunos países como Rusia, Cuba, China…». El régimen además «resiste los embates de un bloqueo» que, a la hora de la verdad, «a quien más golpea es a los pobres y a la clase media que se empobrece cada día más».
El mundo no ha entendido lo que está pasando en Venezuela
En su ponencia, el prelado habla a los representantes del Parlamento europeo “desde el compromiso” con los hermanos obispos de Venezuela, con los sacerdotes y los laicos más comprometidos en la construcción de la justicia y de la paz, porque lo narrado – dice – “no es fruto de un estudio sociológico con estadísticas o con variables que pueden ser interpretadas de diversa manera”. Por cuanto expresado en la última parte de su ponencia, en la que describe situaciones tocadas con mano propia, lo narrado es fruto de la cercanía y del día a día pasado con la gente que vive y sobrevive en Venezuela. “Sentimos – afirma – que el mundo no ha entendido lo que de verdad está sucediendo en Venezuela”.
¿Qué pasaría si escucharan el testimonio vivo y lacerante de los que sufren? Por favor, abran los ojos y podrán tomar decisiones mucho más acordes con la urgencia que vive el país.
No nos dejen solos
«Pídanles a los que se auto califican como las grandes potencias que no nos traten como fichas de un juego geopolítico», exhorta el Obispo a los representantes del Parlamento europeo. “Pídanles a las corporaciones que están negociando con el ‘arco minero’ o que venden armas o sacan ganancias del dolor del pueblo, que no le hagan el juego a la corrupción ni a un régimen con vestidura democrática pero con el perfume del crimen contra su gente”.
“Es urgente que el mundo, los gobiernos, las instituciones políticas, legislativas y los organismos de derechos humanos entiendan que lo que sucede en Venezuela no es una simple crisis política más o menos pasajera o superable en escaso tiempo. No. En el nombre de mis hermanos que sufren en Venezuela, les pido que abran los ojos y sus oídos”.
“Es verdad que tenemos nuestra cuota de responsabilidad. Pero no nos dejen solos…”, pide también el Obispo Moronta, asegurando a los parlamentarios que «si abren los ojos y contemplan, si abren los oídos y escuchan los clamores del pueblo, ya será un importante paso».
«De seguro, confiando en el sentido humanitario de ustedes, entonces actuarán dónde y cómo consideren más oportuno. Pero, por favor, no lo dejen para muy tarde […].