Brasil se declara en estado de calamidad tras confirmar su primera muerte por coronavirus
El Ministerio de Sanidad confirma 300 casos positivos y proyecta 20 semanas “extremadamente duras”
Tras confirmar la primera muerte por coronavirus en Brasil, el ministerio de Sanidad ha advertido sobre un escenario difícil para los próximos meses. Pese al comportamiento errático del presidente Jair Bolsonaro, el Gobierno solicitará al Congreso que decrete el estado de calamidad pública para poder gastar más allá del límite de la Ley de Responsabilidad Fiscal y enfrentar la situación de emergencia. La primera muerte registrada ha sido un hombre de 63 años que estaba en un hospital privado. “Vamos a pasar entre 60 y 90 días de mucho estrés”, dijo el martes el ministro Luiz Henrique Mandetta, en un mensaje al país.
El número de casos sospechosos se cuadruplicó en Brasil entre el lunes y el martes y hay al menos 291 casos confirmados. Sin embargo, en el balance que hacen los Estados provinciales, aún en proceso, el número de casos ya supera los 300. Al menos 28 personas están hospitalizadas con Covid-19, y la previsión de las autoridades sanitarias es que el número de pacientes que necesiten cuidados intensivos en los hospitales se duplicará cada tres días. La perspectiva es que solo en septiembre la situación empezará a volver a la normalidad.
La rápida escalada de la enfermedad ha colapsado los sistemas sanitarios de varios países. En Brasil, el Gobierno ya hace días que trabaja para ampliar el número de camas de cuidados intensivos, equipos y profesionales, cuellos de botella crónicos en la sanidad pública brasileña. Ahora llegan tiempos duros, y el país se prepara para actuar en escenarios aún más drásticos. Se considera, por ejemplo, adaptar contenedores y escuelas para que funcionen como puestos sanitarios, en caso de que el sistema colapse. Las pruebas de diagnóstico también empiezan a racionarse, dando prioridad a los pacientes en estado grave. El Gobierno continuará midiendo la propagación del virus en todo el país por muestreo.
Este es el panorama con el que trabaja el ministro Mandetta, que ha pedido directamente la colaboración ciudadana en acciones preventivas y de distanciamiento social, una forma de frenar el contagio y dar tiempo a que el sistema sanitario se recupere y pueda tratar a sus enfermos más vulnerables. En los Estados, sin embargo, la situación es variable: aunque la mayoría de las instituciones educativas han cancelado las clases en Río de Janeiro y São Paulo, el comercio todavía funciona y hay empresas que se resisten a adoptar el teletrabajo o a distribuir el personal en turnos. Este miércoles el Gobierno de São Paulo anunció que gimnasios y centros de compras de la ciudad, epicentro del coronavirus en Brasil, serán cerrados hasta el 30 de abril.
Todavía no se pueden establecer patrones muy claros de cómo se comporta el coronavirus en un país del hemisferio sur como Brasil y hay muchas preguntas abiertas sobre el Covid-19. Sin embargo, el Gobierno pronostica que el período de infección más agudo se alargará al menos hasta julio, con números exponencialmente ascendentes. A partir de entonces, espera que los casos de contagio vuelvan a un nivel de propagación más lento. “Siempre que podamos inmunizar a más del 50% de la población”, ha advertido el ministro.
Las autoridades podrán ampliar cuarentenas y bloqueos y podrán incluso echar mano de la coacción policial y las multas, algo mucho más fuerte que las recomendaciones que los gobernadores y alcaldes ya han iniciado al suspender las clases, establecer nuevas reglas para el transporte público y desalentar eventos.
20 semanas duras
“Tendremos unas 20 semanas, desde el brote epidémico, que serán extremadamente duras para las familias, para las personas. Cuiden a sus mayores, hijos e hijas deben cuidar a su padre, su madre, su abuela, su tía abuela”, instó el ministro de Sanidad, que hace diariamente ruedas de prensa transmitidas por todos los canales de televisión. El ministro apeló directamente a la solidaridad de la población para protegerse. “Mientras menos ancianos tengan el coronavirus, menos presión pondremos en las camas de la UCI”, explicó.
Paralelamente, el Gobierno prevé tomar acciones más extremas para garantizar la atención de los pacientes durante el pico de contagios, que debe llegar pronto. Además de contratar a 5.800 médicos en caso de emergencia (entre ellos, cubanos) y de ampliar el horario de atención de los puestos sanitarios, el Gobierno capacitará a estudiantes de Medicina que estén en el último año de la carrera para que puedan atender casos poco complejos, con la supervisión de profesionales graduados.
El Ministerio de Sanidad ha señalado que es importante aumentar la fuerza laboral juvenil en la línea del frente, ya que tienen una mayor capacidad de recuperación en caso de contagio. Por esta razón, se está desaconsejando que los médicos jubilados ayuden en la crisis. “Empezaremos la capacitación de médicos de otras especialidades, más jóvenes, que se recuperan más rápido en contacto con el virus”, dijo Mandetta.
Contenedores, escuelas y otros edificios también podrán adaptarse para que funcionen tanto para la atención primaria como para albergar pacientes que no necesiten cuidados intensivos. De esta forma, los hospitales podrán adaptar su estructura para acoger el mayor número de camas de cuidados intensivos, donde deben tratarse los pacientes más graves que necesiten respiradores mecánicos. “No hay ningún Estado de la Federación que no esté aumentando su capacidad. Necesitaremos más, mucho más”, advirtió el ministro.
Las pruebas de diagnóstico han empezado a racionarse. Se da prioridad a los pacientes hospitalizados que tengan una afección respiratoria más grave. La comprobación de la circulación del virus en las ciudades brasileñas continúa realizándose mediante muestreo, con pruebas realizadas aleatoriamente en las llamadas unidades de centinela.
En principio, el Gobierno resiste a seguir la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de promocionar pruebas en masa, como lo hizo Corea del Sur, referencia para todo el mundo por haber controlado la enfermedad. En China, las personas infectadas, pero asintomáticas, que no fueron diagnosticadas aceleraron la explosión de la pandemia. Para intentar reducir daños, el Gobierno brasileño anunció una licitación para tecnologías que amplíen la capacidad de hacer tests del coronavirus, pero evaluará su contratación en función de la calidad. O sea, que puede tardar, lo que mantiene a Brasil bajo una tensión que se puede transformar en pánico a medida que las muertes por coronavirus se multipliquen.