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Cómo logra Costa Rica contener la pandemia de covid-19

Instituciones sólidas, inversión histórica en sistema de salud y rapidez en medidas de confinamiento, han sido clave en manejo de la crisis sanitaria

San José, Costa Rica. Las calles de San José Centro lucen semi vacías. El odioso tráfico, los embotellamientos que acá llaman “la presa”, hoy ha disminuido considerablemente por la restricción vehicular decretada desde hace un mes. Se trata de una de varias medidas que las autoridades tomaron a raíz de la llegada de la pandemia de covid-19 a Costa Rica.

Las personas que transitan a pie son pocas, algunas con mascarillas y caretas, pero ya empiezan a verse de nuevo, tras haber desaparecido casi por completo del escenario urbano durante las semanas anteriores para guardarse en sus casas. Rodrigo Rodríguez y Gloria Ruiz son dos nicaragüenses-costarricenses viviendo en San José que también han atendido las orientaciones de distanciamiento físico para evitar el contagio de covid-19. Ambos jóvenes profesionales tienen trabajos que les permiten laborar de forma remota, así que solo salen para lo necesario: ir al súper, a una consulta médica, algún mandado importante. Les ha tocado vivir la pandemia en medio de las realidades contrastantes de sus dos países, como el casi medio millón de nicas que viven aquí y tienen familia allá, o los ticos que tienen parientes en Nicaragua también.

Poco a poco, el país busca retomar algunas de sus actividades sociales y económicas. A partir del 18 de mayo, el Gobierno relajó algunas de las instrucciones de distanciamiento físico ante un bajo índice que contagio y letalidad que indican que el país va por buen camino en la contención del virus.

En medio de panoramas devastadores en todas partes del mundo con miles de muertes y hospitales colapsados a causa de la covid-19, Costa Rica, un país de cinco millones de habitantes, ha destacado por el manejo de la emergencia sanitaria. Sus cifras hablan por sí solas. Hasta el día de hoy, tras aplicar más de 23 mil tests, reporta menos de mil casos confirmados y su índice de letalidad por coronavirus es uno de los más bajos de Latinoamérica, 1.0%. Además, desde hace tres semanas son más los casos recuperados que los activos, los hospitalizados son solo trece, de los cuales dos se encuentran en Unidades de Cuidados Intensivos.

Las autoridades se prepararon temprano para hacerle frente al virus: el decreto de emergencia nacional llegó diez días después de detectado el primer caso, de inmediato se cerraron las fronteras a personas extranjeras, se suspendieron las clases, a los trabajadores públicos se les ordenó hacer teletrabajo, se cerraron bares, restaurantes, parques, playas, se prohibieron aglomeraciones, se llamó a la población a quedarse en casa.

El sistema de salud, históricamente robusto por la significativa inyección de recursos que recibe, también hizo lo suyo: reforzó sus capacidades, en cuestión de once días instaló un hospital especializado para pacientes con covid-19 y contrató un avión para trasladar una donación de insumos médicos desde China.

Medios internacionales se han preguntado en qué radica el éxito de la nación vecina. Las respuestas se hallan en las decisiones del Gobierno actual, pero también en las adoptadas desde hace décadas por su sociedad.

El valor de la institucionalidad democrática

“El alcance de las medidas implementadas en Costa Rica están completamente ligadas al diseño del Estado costarricense a muy largo plazo”, explica la politóloga costarricense María Estelí Jarquín. “Se comienza a diseñar en la década de los 40 lo que se conoce como los conceptos claves del Estado benefactor y el Estado Social de Derecho. Ese éxito de las medidas sanitarias y de convivencia durante esta pandemia radica en un andamiaje institucional muy fuerte que se ha construido durante décadas”, detalla.

María Luisa Ávila, pediatra infectóloga y exministra de Salud entre 2006 y 2012, observa que las medidas del actual Gobierno han sido oportunas, tomadas a tiempo y basadas en las evidencias de países a los que la pandemia llegó antes que a Costa Rica, pero también destaca una política nacional de salud que ha trascendido partidos políticos, que ha sido vista como una inversión por los distintos gobiernos. “Costa Rica es un país que ha tenido un sistema nacional de salud que no solamente se enfoca en la atención de las personas enfermas en los hospitales, sino que desarrolla una serie de elementos salutogénicos, por así llamarlos, como han sido el acceso al agua potable, la recolección de residuos sólidos, la misma ley antitabaco, la educación en salud. Tenemos muchos años, décadas de venir diciéndole a los niños en las escuelas lavarse las manos”, afirma.

Costa Rica invierte cerca del 6 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) en Salud, lo que le ha permitido una cobertura casi universal. “Eso es una gran ventaja para diseñar y ejecutar medidas en el tema sanitario”, apunta Jarquín. Veintinueve hospitales, 104 áreas de salud, 1053 EBAIS (Equipos Básicos de Atención Integral en Salud), que son centros de salud en los distritos y barrios, es el despliegue de entidades de este sistema, que ante una pandemia, se convierten en “los ojos del Estado costarricense”.

Hay además, “una rectoría muy clara en el tema de salud que ha permitido una acción muy coordinada” entre las instituciones, añade. Esa respuesta coordinada se ha dado en distintos frentes, los diferentes ministerios han presentado sus planes de acción para atender también la crisis económica. “Nunca antes en la historia se había visto con tanta relevancia esa fortaleza estatal institucional para atender una crisis tan multidimensional”, reflexiona Jarquín. A ello se le agrega el consenso en que trabaja el sector público con el sector privado, comenta Rodrigo Rodríguez.

El ministro que se convirtió en “héroe”

A diferencia de otros países vecinos como Guatemala, con el presidente Alejandro Giammattei; o El Salvador, con el presidente Nayib Bukele, en que los mandatarios han acaparado la tarea de informar a la población, en Costa Rica los jerarcas de los distintos ministerios se encargan de brindar sus informes y la figura del presidente Carlos Alvarado, aunque presente y activo, aparece de forma puntual en las conferencias.

Al tratarse de una emergencia sanitaria es el ministro de Salud el de mayor protagonismo. Daniel Salas se ha convertido en una figura admirada por lo ticos, al punto que se ha convertido en objeto de memes en que se le compara con los superhéroes de Marvel, su rostro aparece en pasteles, piñatas y muñecos. La “Salasmanía”, le llama un medio local popular. “En el grupo de WhatsApp de mi barrio están todo el tiempo ahí hablando de la medida y de lo que dice el ministro Salas. Escucho a mujeres por todos lados que dicen, en tono de broma, ‘Quiero que me venga a regañar el ministro’”, cuenta Rodríguez.

El ministro “regaña” con un tono amable a la población casi todos los días, en la infaltable conferencia de prensa en que pide respetar las medidas de confinamiento y brinda el reporte epidemiológico con las cifras actualizadas de la pandemia de covid-19. A Salas le acompañan distintos ministros y ministras, que van detallando medidas de otra índole y avances en los distintos ámbitos y que responden preguntas de periodistas.

La conferencia la sigue atentamente la población a través de medios nacionales y redes sociales que se encadenan puntualmente quince minutos antes de la una de la tarde. “Me tocó hacer un mandado un día de estos a la hora de la conferencia, y hasta los guardas de seguridad estaban pendientes del informe”, anota Gloria Ruiz.

“Si hay algo que ha marcado la vida de todas las personas en esta crisis ha sido esa sensación de incertidumbre ante ante el futuro. Por lo tanto, si hay autoridades que constantemente te están brindando información, no solamente de la situación, sino de los planes para atender esa situación, pues baja los niveles de incertidumbre en la sociedad y en los individuos, ayuda a una sociedad más informada, a una sociedad más dispuesta a seguir las indicaciones de las autoridades”, dice Jarquín.

La exministra Ávila destaca otro elemento clave en el buen manejo de la pandemia, el comportamiento ciudadano: “La gente ha sido muy receptiva. Hay un grueso de la población que sabe que hay que tomar medidas y que estamos apostando por salvar vidas”, asegura. Rodríguez coincide y describe a los ticos como “disciplinados”. Gloria Ruiz agrega: “la gente se toma a pecho su deber cívico. Se nota la penetración del sistema de educación pública porque la gente busca la información… la gente confía en sus instituciones, aunque hablen mal del Gobierno”. Justamente, el Gobierno de Alvarado se ha beneficiado de los buenos resultados del abordaje de la emergencia, logrando mejorar significativamente el nivel de aprobación de su gestión entre la ciudadanía.

Para Jarquín, la abolición del ejército costarricense, hace más de 70 años, es parte de la razón, pues “ha permitido que hasta cierto punto se moldee una identidad del costarricense muy respetuosa de sus autoridades. Nosotros no tenemos toque de queda, algo que ha sido implementado en otros países. Aquí no existe la figura legal de toque de queda y más bien hay una gran confianza en la respuesta y preparación de las instituciones e instituciones sanitarias”.

Decisiones técnicas y no políticas

“Esta pandemia se ha prestado para ser politizada. Empecemos por el mismo presidente Donald Trump, por (Jair) Bolsonaro, lamentablemente, por los presidentes de Nicaragua, los Ortega Murillo, eso ha incidido negativamente en algunas decisiones”, esa ha sido otra de las diferencias en el caso Costa Rica, señala la exministra de salud: las autoridades de salud “son entes muy técnicos que han sabido exponer las ideas que como ministerio tienen y el presidente Carlos Alvarado, como ha sido la tónica con otros presidentes en otras emergencias sanitarias, ha respetado lo que su ministro le ha dicho”.

Las decisiones tomadas en este país, en materia sanitaria y de innovación tecnológica, han sido basadas en la ciencia, agrega Jarquín. “Ciencia producida por centros de investigación financiados por fondos públicos en las universidades públicas, en centros de investigación que día a día generan evidencia científica para tomar mejores decisiones. Han habido esfuerzos por conectar evidencia y ciencia con toma de decisiones para paliar los efectos de la pandemia”, asegura.

El ‘pero’ en la estrategia de Costa Rica

No todo sale a la perfección. En Costa Rica, el punto en la pared es la situación de los transportistas extranjeros que exportan e importan mercancías por el istmo centroamericano. Miles de furgones han quedado varados durante los últimos días entre Nicaragua y Costa Rica.

En su afán por evitar el contagio, el país cerró sus fronteras a los extranjeros desde el 19 de marzo, el patrullaje se intensificó en las fronteras terrestres para impedir el paso de personas indocumentadas y el flujo del comercio exterior funcionaba con regularidad, hasta que las autoridades costarricenses empezaron a endurecer medidas para los transportistas. Al practicar pruebas de covid-19 en frontera, 50 conductores extranjeros dieron positivo. De ellos, uno contagió a unas 18 personas, por eso tomaron una decisión más radical: los transportistas no entrarían del todo, a menos que pasaran de tránsito o solo para relevar la mercancía y que otro conductor la trasladara hacia el interior del territorio. La decisión ha sido rechazada por transportistas y exportadores de toda la región, a la vez que el Gobierno de Nicaragua cerró su frontera como represalia.

“Debería haber un mayor esfuerzo, no solamente de parte de Costa Rica, sino de los estados centroamericanos que forman parte del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) por llegar a un acuerdo, en consenso, de cómo se va a manejar la crisis a nivel regional”, opina Jarquín. Es el dilema de Costa Rica, garantizar la continuidad de las relaciones comerciales con sus vecinos, pero a la vez, proteger los buenos resultados que hasta ahora ha obtenido en la contención de la pandemia.

“Tenemos en estos momentos una situación bien difícil, que la ha creado, desgraciadamente, las autoridades costarricenses. Tiene que ver con el tránsito de alimentos, de materia prima, productos que se importan y exportan… Ese tránsito se estaba moviendo con bastante fluidez. Está siendo afectada esta línea centroamericana de comercio”, se quejó el presidente de Nicaragua Daniel Ortega en cadena nacional.

Precisamente, Ortega ha priorizado su economía en recesión en medio de la pandemia del covid-19. Ha dicho que no implementará cuarentena nacional ni ninguna otra medida de distanciamiento físico porque “si aquí se deja de trabajar, el país se muere”, dijo.

En Nicaragua, el manejo ha sido opuesto al de Costa Rica. “Ha sido complejo ver la diferencia abismal que hay en el manejo de los dos países. Es el blanco y el negro”, compara Gloria Ruiz. El Gobierno de Daniel Ortega no ha tomado medidas de prevención, sino de “propagación”, dice Rodrigo Rodríguez, refiriéndose a las convocatorias del Gobierno a actividades masivas: fiestas, conciertos, marchas y ferias. Las autoridades nicas tampoco brindan información sobre cómo responde el sistema de salud ante la pandemia, no da número de pruebas realizadas y sus cifras oficiales (759 casos de coronavirus y 35 fallecimientos) lejos de ser creíbles, son desmentidas por la población que reporta hospitales desbordados, entierros exprés y cientos de casos por todo el país. Nicaragua, podría convertirse en el epicentro de la pandemia en Centroamérica, afirman especialistas.

“Es hasta violatorio de los derechos humanos, porque ustedes merecen tener una Salud que les dé respuestas, no una Salud que les oculte datos y que les haga creer que no está pasando nada Me ha llamado la atención ver noticias de Nicaragua, donde la población se ve lavándose las manos, con mascarillas correctamente colocadas. Creo que la gente está tomando acciones y eso, por supuesto que es bueno, pero necesitan una conducción adecuada”, apunta la exministra de Salud.

“Me da un poco de frustración saber que no puedo hacer mucho desde aquí. No hay un Estado y no hay ni siquiera infraestructura para responder a la situación. Eso me tiene ansioso”, cuenta Rodríguez, que a la vez considera que una situación fuera de control en Nicaragua causará más migración. De hecho, durante las últimas semanas unos diez mil nicaragüenses han sido detenidos por la policía tica intentando ingresar a Costa Rica por puntos ciegos. “Temo un recrudecimiento de la xenofobia. Ya no solo va a ser el tema de que si los nicas son los pobres o lo arrimados, sino que ahora van a ser los infectados, que son comentarios que yo he leído en las redes”, dice la nica-costarricense Gloria Ruiz

“Me siento satisfecha de ver cómo las cosas van caminando en Costa Rica, pero tengo la sensación conflictiva también de que mi familia no está segura en Nicaragua y no hay garantías, aunque tengan dinero para tratarse, porque la situación se va a desbordar”, reflexiona.

 

 

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