Navajos contra la pandemia
Los indígenas Navajos, cuya colaboración fue decisiva en las dos guerras mundiales, permitiendo al ejército estadounidense burlarse del enemigo con un indescifrable código de señales basado en el idioma de la tribu, podrían devenir ahora pieza clave contra el Covid-19, en un combate quizás más importante para el futuro de nuestra civilización.
El pueblo Navajo de 173 mil personas en los estados de Nuevo México, Utah y Arizona, registra uno de los más altos niveles nacionales de contagio, con 12.641 casos confirmados y 594 fallecidos hasta mediados de noviembre, forzando al gobierno tribal a implantar drásticas medidas de aislamiento que incluyeron la suspensión del concurso Miss Navajo Nation, donde las competidoras deben sacrificar un cordero y cocinarlo en un fuego al aire libre.
Según el GUARDIAN londinense, las mujeres asumieron el liderazgo en la sociedad matriarcal de este pueblo desde que la pandemia tocó a las puertas de su reservación, afectando la vida cotidiana en todos sus aspectos, desde la economía hasta la salud y la educación; porque son ellas el 77% del personal sanitario mientras conservan la presencia tradicional en los comercios de alimentación.
Y esto a pesar de que son más vulnerables al virus, sobre todo en la ancianidad, en razón de la pobreza, escasa salubridad y altos índices de enfermedades como la diabetes, al tiempo que alientan la llama de la cultura nativa y atienden a mucha gente de su entorno que han resultado afectadas por el virus.
Por eso cuando se enferman o fallecen es la sociedad toda que experimenta una severa sacudida.
Desde que la reserva se convirtió en uno de los puntos más álgidos del país, se ha visto a las mujeres en las tiendas locales haciendo compras no sólo para sus familias inmediatas sino para parientes lejanos y a las ancianas asistiendo a los niños en sus clases virtuales, a pesar de su limitado dominio de la computación, o improvisando oficinas en casas que, como es usual en un dramático porcentaje, carecen de electricidad, agua potable o instalaciones sanitarias.
Pareciera que la historia interfiere una vez más para modificar el papel femenino, porque el ejército estadounidense desalojó brutalmente al pueblo de sus territorios originarios en 1864 y las mujeres fueron claves para el retorno, cuatro años después, amparadas en un tratado, y bajo la influencia de misioneros cristianos que pusieron énfasis en que correspondía a las mujeres y no a los hombres el control del gobierno.
Pero no fue hasta 1951 cuando la figura ya legendaria de Annie Dodge Waunek fue electa al Concejo Tribal y dedicó sus esfuerzos a combatir la tuberculosis y otros flagelos que diezmaban a su gente.
Es un protagonismo que no discurre sin problemas porque, siempre según el matutino británico, ha ocasionado un nivel exacerbado de violencia en comparación con el resto del país, en un fenómeno desde luego paradójico porque las mismas mujeres que el pueblo Navajo considera sagradas no pueden arriesgarse a dar una breve caminata en los predios de sus comunidades.
Ahora, en estos tiempos de pandemia, las mujeres acuden al rescate con los mecanismos de supervivencia aprendidos de sus ancestros, para preservar su cultura y proteger a sus familias, mientras la autora del reportaje, Sunnie R Clahchischiligi, contribuye a divulgar la nobleza de sus luchas en sus colaboraciones en la prensa tribal y publicaciones de ámbito internacional y desde la cátedra que mantiene en la Universidad de Nuevo México.
Varsovia diciembre 2020