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Ya hablaron los Obispos cubanos ¿y ahora qué?

El pasado 12 de diciembre se ha dado a conocer el Mensaje de Navidad de los Obispos Católicos de Cuba. La misiva lleva un sugestivo título tomado del Evangelio de San Lucas en la narración del Nacimiento de Cristo: “¡Miren, les doy una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo!” (Lucas 2,10) y no solo va dirigido a los sacerdotes, diáconos, vida religiosa y laicos de la Iglesia, sino que va también destinado a todos los cubanos, porque los pastores lo son de todo el pueblo y no solo de una parte de él.

Era una declaración muy esperada, bastante requerida. Creo que esto significa un reconocimiento a la autoridad moral de los Obispos y de la Iglesia Católica en Cuba. Ya se han pronunciado y no tardaron en llegar las más diversas reacciones que son signo de la pluralidad de opiniones, puntos de vista y expectativas. Eso es lo normal en cualquier sociedad. Negar la diversidad de criterios y la discrepancia sobre un tema es negar la esencia misma de la persona y de la sociedad. Unos critican el lenguaje religioso porque para estas personas los obispos deben hablar “más duro”.
Otros consideran que es un documento orientador y claro.

Otros critican el contenido porque según estos faltaron temas importantes sobre los que se deberían pronunciar los Obispos. Otros han dado una buena acogida al Mensaje y han demostrado su alegría e incluso han compartido fragmentos en sus redes sociales. Qué bueno sería que los que usamos estas redes compartamos aquellas ideas que más nos han impactado o que consideramos más necesarias y oportunas para el momento que vive Cuba hoy.

Comparto mi opinión sobre el Mensaje de los Obispos cubanos para la Navidad 2020:

En cuanto al proceso: veo normal, y además aconsejable, como ocurrió en la Reflexión Eclesial Cubana (REC) y en el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC) en 1986, citado en este mensaje por los pastores cubanos, que el proceso haya sido partiendo desde la base hasta los obispos. Ellos han podido recoger en su Mensaje lo que un número de laicos comprometidos venimos compartiendo y publicando. Ellos han podido recoger lo que religiosas y religiosos han expresado de diversas maneras. Ellos han podido escuchar y recoger lo que un número creciente de sacerdotes han venido publicando y compartiendo desde hace tiempo. Pero sobre todo los Obispos han escuchado el clamor de nuestro pueblo, no solo a través de sus colaboradores más cercanos sino directamente, y a través de las redes sociales y desde los más pobres bateyes y barrios de toda la Isla.

No podían callar los Obispos cuando los que compartimos su labor evangelizadora, e incluso los que son agnósticos, ateos o no practicantes, ya nos habíamos pronunciado frecuentemente. Una enseñanza de este proceso podría ser que no debemos esperar, tampoco en la Iglesia, que las cosas nos vengan dadas desde arriba, como dicen los Obispos en este mensaje. Dichosa la Iglesia cuyos miembros piensan con su cabeza, tienen voz propia y se deciden a compartir sus preocupaciones, anhelos y propuestas como una señal de comunión y sinodalidad en la Iglesia del siglo XXI. Este profetismo en comunión, propio de los cristianos, además brinda a los pastores un análisis de la realidad, una medida de cómo se agudizan los problemas y la riqueza de las más diversas propuestas y posibles soluciones.

En cuanto al lenguaje: opino que es el propio de la Iglesia. Y considero que si criticamos el lenguaje de barricada, de enfrentamiento y de incitación al desprecio y a la descalificación, que ha aumentado en los medios oficiales, sería un error de los que pensamos diferente caer en esa espiral de lenguaje duro y confrontativo. La verdad no necesita de fuerza, tiene en sí misma otro tipo de potencia y mística interior. Entre machete y bisturí hay tremenda diferencia: el machete es para matar, el bisturí es para curar. El machete necesita una carga, el bisturí precisión. El machete desguaza, el bisturí profundiza hasta el interior, hasta las causas de la enfermedad para sanarla con cuidado, sin violencia, en las mejores condiciones humanizadoras para el paciente. El lenguaje puede ser de machete o de bisturí, desgarradura o terapia. El lenguaje puede ser bloqueo o canal para la comunicación sanadora y para la restauración de las heridas.

Coincidencia entre la realidad y el mensaje de los obispos

En cuanto al contenido, he tratado de hacer un paralelo entre los principales problemas que Cuba padece e intenta cambiar y los temas que los Obispos han tratado en su Mensaje. Entre los métodos que las autoridades están utilizando y los que la Iglesia recomienda y apoya.

Cada cual puede hacer este paralelismo y buscar en una segunda lectura esos temas que más nos agobian, las soluciones propuestas y los que más requieren de orientación y diálogo. Yo solo haré la prueba con algunos. Entre los temas de mayor actualidad en Cuba hoy creo que están: el hambre y el agobio para conseguir alimentos, la pobreza y la precariedad, los problemas económicos, familiares y nacionales, la necesidad de un diálogo y una negociación entre cubanos que pensamos diferente, que los cambios se hagan en paz, que cesen la violencia, los actos de repudio, los insultos y las descalificaciones, que tengamos un salario suficiente, que se respete una sana pluralidad, que no dependamos de la ayuda que venga de fuera y de arriba, que cesen los bloqueos internos y externos, que se liberen las fuerzas productivas, que no creamos más en falsos mesías ni en promesas salvadoras, que sepamos identificar los verdaderos liderazgos, entre otros temas.

Ahora los dejo solo con algunos párrafos textuales del Mensaje que van tratando, uno a uno, estos problemas y realidades, no quedando en la constatación, ni en la queja sino proponiendo, aconsejando:

La crisis económica y los más desfavorecidos

“9. Las carencias materiales, el cansancio espiritual, la insuficiente economía personal, familiar y nacional que afectan duramente la vida presente y ensombrecen el futuro, están pesando en el alma de la inmensa mayoría de los cubanos. La crisis económica ya existente, la pandemia de la COVID-19 y las consecuencias de los fenómenos naturales provocan en la población temores e incertidumbres.”

“10. Ante esta realidad, los obispos queremos expresar nuestra cercanía hacia los más desfavorecidos: los pensionados, los desempleados, las madres solteras, los enfermos, los presos y los ancianos que viven solos y en situación de necesidad…”

Reconocer propuestas diversas, con diálogo, y negociación entre cubanos diferente

Estos dos párrafos definen y apoyan claramente lo que es un verdadero diálogo:

“11. En medio de esta situación, además de las propuestas de solución aportadas por las autoridades del país, se han expresado otras tantas, fruto del genuino amor y compromiso de los cubanos con su patria. Esta diversidad de sugerencias es riqueza y es signo de que Cuba es una sociedad emprendedora y rica en talentos.”

“12. Nos parece que todas las propuestas deben ser escuchadas y atendidas. Con palabras del Papa Francisco, los obispos de Cuba queremos recordar que “La falta de diálogo implica que ninguno, en los distintos sectores, está preocupado por el bien común, sino por la adquisición de los beneficios que otorga el poder o, en el mejor de los casos, por imponer su forma de pensar. “El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro (…). Desde su identidad, el otro tiene algo que aportar, y es deseable que profundice y exponga su propia posición para que el debate público sea más completo todavía”. De la misma forma, recordamos lo expresado años atrás: “Un diálogo no sólo de compañeros, sino de amigos a amigos, de hermanos a hermanos, de cubanos a cubanos que somos todos, de cubanos ‹que hablando se entienden› y pensando juntos seremos capaces de llegar a compromisos aceptables”. Un país crece cuando entre sus diferentes grupos no se fomenta la confrontación, sino la amistad social.”

El nacimiento de Cristo una buena noticia, ¿cuáles serían las buenas noticias para Cuba hoy?

Creo que las principales expectativas y esperanzas del pueblo cubano están recogidas en estas siete “buenas noticias” que los Obispos enumeran explícitamente y le dan su apoyo, cito parte del epígrafe 13 del Mensaje:

• “Una buena noticia para los cubanos sería que las cosas cambien para bien y en paz.”

• “Una buena noticia para los cubanos sería que el agobio por conseguir los alimentos se convierta en un sereno compartir el pan cotidiano en familia.”

• “Una buena noticia para los cubanos sería que el anunciado reajuste de la economía nacional, lejos de aumentar las preocupaciones de muchos, ayude a que cada cual pueda sostener a su familia con un trabajo digno, con el salario suficiente y con la siempre necesaria justicia social.”

• “Una buena noticia para los cubanos sería que se evite la violencia, la confrontación, el insulto y la descalificación para crear un ambiente de amistad social y fraternidad universal, como nos invita el Papa Francisco en su reciente Encíclica Fratelli tutti.”

• “Una buena noticia para los cubanos sería que la intolerancia dé paso a una sana pluralidad, al diálogo y a la negociación entre los que tienen opiniones y criterios distintos.”

• “Una buena noticia sería que los cubanos no tengamos que buscar fuera del país lo que debemos encontrar dentro; que no tengamos que esperar a que nos den desde arriba lo que debemos y podemos construir nosotros mismos desde abajo.”

• “Una buena noticia para los cubanos sería que cesen todos los bloqueos, externos e internos, y dar paso a la iniciativa creadora, a la liberación de las fuerzas productivas y a leyes que favorezcan la iniciativa de cada cubano, así cada uno sentirá y podrá ser protagonista de su proyecto de vida y, de ese modo, la Nación avanzará hacia un desarrollo humano integral.”

¿Cómo identificar un verdadero liderazgo y los falsos mesianismos?

Para toda la nación cubana es importante aprender a reconocer la diferencia entre un líder y un jefe mesiánico, sea cual sea su opción política, así como la identificación de los falsos mesianismos, sean de un lado o del otro. Así lo expresan los obispos cubanos:
“14. En efecto, la más grande y buena noticia es que Jesús, el Hijo de Dios, es el único Mesías, Salvador y Señor. El Evangelio nos anuncia las señales que identifican al verdadero Mesías: no hace ruido, da paz. Nace con dolor, pero provoca alegría. No nace en palacios, sino en un establo con los más pobres y sin techo. El verdadero Salvador no busca las luces; hoy pudiéramos decir que no es mediático, sino que ayuda a encender la luz que cada cual lleva dentro y no apaga la mecha vacilante. No promete, se sacrifica. No arenga, se entrega. No aliena a los pobres de la tierra con un cielo que nunca llega, sino que siembra paz, libertad y esperanza, para que podamos comenzar la construcción del Reino de los Cielos ya en la tierra, pero sabiendo que aquí nunca se encuentra la felicidad perfecta.”

Quedan, a lo largo del Mensaje, otros temas y preocupaciones que los Obispos cubanos han querido destacar y brindar su apoyo y el de toda la comunidad cristiana. Recomiendo vivamente que le concedamos más de una lectura a este importante documento, que lo comprendamos a través del lenguaje que es propio de la Iglesia, pues busca no replicar la misma violencia verbal que podemos encontrar en los medios cubanos y en algunas redes sociales. Les dejo el enlace del Mensaje para que puedan leer el texto íntegro y sacar sus propias conclusiones: https://centroconvivencia.org/convivencia/ltima-hora/12847/cocc

Los Obispos de Cuba han hablado… y ¿ahora qué? ¿Qué haremos pacíficamente en lo adelante, cada uno desde su propia creencia, opción política o vocación social? Creo que estos criterios, valoraciones y apoyos, tan reiteradamente esperados por algunos, pueden ser un valioso aporte de la Iglesia Católica, institución universal y milenaria, que en comunión con los aportes de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos comprometidos, sirvan para seguir acompañando, aconsejando, mediando, como parte de nuestro pueblo, en el difícil camino de los cambios profundos, estructurales y necesarios que Cuba necesita.
No los desaprovechemos ni nos desanimemos; al contrario, seamos conscientes de la hora que vivimos: ánimo, diálogo y propuestas.

Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.-

 

 

 

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