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El Consejo Superior de la Democracia Cristiana venezolana ante la agresión a la Universidad

DECLARACION DEL CONSEJO SUPERIOR DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA PARA VENEZUELA
SOBRE
LA AGRESION A LA UNIVERSIDAD

 

El Consejo Superior de la Democracia Cristiana para Venezuela, designado por la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), ante las públicas agresiones a la autonomía universitaria y la ofensa a la dignidad académica realizadas por la dictadura venezolana, declara:

A la sombra trabaja solo el crimen, dijo el Libertador. Y a la sombra, escondidos bajo el ropaje de la estulticia y la cobardía, Maduro y sus áulicos han mancillado la dignidad universitaria. No es un hecho nuevo en la dinámica de la dictadura. Como todas las tiranías precedentes de nuestra historia incivil, ésta ha tenido, durante las últimas dos décadas, una invencible alergia al pensamiento. Más que todas las tiranías precedentes, la actual lleva muchos años estrangulando económicamente a la Universidad. La dictadura redujo al 1,5 % el presupuesto universitario en relación a la dotación presupuestaria de los períodos democráticos, lo que ha provocado la pauperización sin precedentes del profesorado y ha afectado todos los trabajos de investigación y de docencia. Ello ha afectado criminalmente a todas la Universidades públicas del país. Ha afectado al nivel de vida de sus académicos, de su personal administrativo y de sus trabajadores.

De los agravios a la Universidad venezolana pueden dar testimonio todas nuestras Casas de Estudio. Sobre todo, la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Universidad Simón Bolívar (USB), la Universidad de los Andes (ULA, Supra montem posita), la Universidad del Zulia (LUZ, Post nubila phoebus), La Universidad de Carabobo (UC), la Universidad de Oriente (UDO), la Universidad Centro-Occidental Lisandro Alvarado, la Universidad Pedagógica Experimental Libertador y la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET). La Universidad venezolana ha sufrido en las últimas dos décadas la agresión permanente de la incultura y la anti-patria. Maduro ha dado a toda la Educación Superior Universitaria del país menos de un 0,3% de lo que se estima ha invertido en la defensa de un siniestro delincuente internacional como Alex Saab. Pero, además, la barbarie hecha poder se ha esforzado hace poco en poner de relieve su infamia en el trato dado singularmente a la Universidad Central de Venezuela (UCV). A ello tenemos el deber de hacer especial referencia.

La Universidad es la casa insomne del civilismo republicano. En la Capilla de la Universidad de Caracas, sede del Primer Congreso de la República, nació la Patria Republicana, civil, civilista y civilizada, el 5 de julio de 1811. El atentado continuado de Maduro contra la UCV y su autonomía es un atentado contra lo mejor de la historia de Venezuela. El descaro de sus últimas agresiones se realiza estando cercano el 300 Aniversario de la existencia de la UCV. La Real y Pontificia Universidad de Santa Rosa de Lima, la Universidad de Caracas, fue creada por Real Cédula de rey Felipe V de España el 22 de diciembre de 1721. La Universidad de Caracas fue el Alma Mater de Andrés Bello y Juan Germán Roscio. Fue el Alma Mater de José María Vargas, albacea testamentario del Libertador. Simón Bolívar no estudió en ella, pero sí la dotó de un generoso patrimonio que después le arrebataron las tiranías de nuestro sigo XIX. A esas tiranías y no al Libertador imita Maduro.

Francisco de Miranda estudió en la Universidad de Caracas entre 1764 y 1766, recibiendo en sus aulas una sólida formación humanística y hábitos intelectuales de lectura y reflexión crítica que le acompañaron siempre. Emociona ver, en sus disposiciones testamentarias hechas en Londres el 1 de agosto de 1805, el legado de sus libros a la Universidad que había sido su Alma Mater: “A la Universidad de Caracas se enviarán en mi nombre los libros Clásicos Griegos y Latinos de mi biblioteca, en señal de agradecimiento y respeto por los sabios principios de literatura y de moral cristiana con que alimentaron mi juventud, con cuyos sólidos fundamentos he podido superar felizmente los grandes peligros y dificultades de los presentes tiempos”.

La Universidad de Caracas fue el Alma Mater de Fermín Toro y de Cecilio Acosta. La UCV fue el Alma Mater de José Gregorio Hernández y de Luis Razetti. Fue el Alma Mater de Andrés Eloy Blanco y Luis Beltrán Prieto Figueroa. Por sus aulas pasaron Rómulo Betancourt y Raúl Leoni. Fue el Alma Mater de Jóvito Villalba y Caracciolo Parra León. Fue el Alma Mater de Rafael Caldera y Lorenzo Fernández. Fue el Alma Mater de Arturo Uslar Pietri y Francisco De Venanzi. Fue el Alma Mater de Enrique Tejera, Arnoldo Gabaldón y Jacinto Convit. Fue el Alma Mater de Arístides Calvani y Enrique Pérez Olivares. Fue el Alma Mater de Luis Herrera Campíns, Manuel Alfredo Rodríguez y Jaime Lusinchi. Fue el Alma Mater de Juan Pablo Pérez Alfonzo y Rafael José Neri. Esta memoria de ejemplos podría multiplicarse sin fin. La Universidad venezolana, y particularmente la UCV, ha sido, y seguirá siendo, la cuna permanente del saber, de la mentalidad crítica y del civilismo venezolano.

La UCV no es un potrero, ni un cuartel. El dictador podrá disfrazarse de militar; y sus fichas del Alto Mando, le dejarán hacerlo. Pero no podrá disfrazarse de universitario. Quienes tienen a la UCV como Alma Mater, no se lo permiten, ni se lo permitirán jamás. La UCV es la casa que vence la sombra y que cuida, en la historia, el sueño encendido de Vargas, como dice la letra de su himno, obra de Luis Pastori y Tomás Alfaro Calatrava.  La pretensión de Maduro de crear un Protectorado sobre una Universidad Autónoma como la UCV es un descarado intento de desconocimiento total de la autonomía universitaria. Ello resulta absolutamente inadmisible. Frente a la arbitrariedad insolente, nuestro firme rechazo.

De la UCV han salido siempre los rayos de luz y de esperanza para, a pesar de las largas noches de nuestras satrapías, encontrar, desde sus claustros venerandos, el canto siempre renacido, para, en cada tiempo, realizar el esfuerzo pedagógico de convertir la multitud en República.

De la Universidad venezolana, y particularmente de la UCV, brotó siempre el renuevo generacional de la Patria que sobrevive a la felonía de sus tiranos. Así fue en 1928. Así fue en 1958. Así fue en los jóvenes mártires de 2014 y 2017: 150 muchachos con edad promedio de 17 años, que dieron su vida por una libertad que nunca conocieron. Así será de nuevo cuando llegue la aurora. Porque llegará. Todos lo sabemos.

La lucha de la UCV por su autonomía y su dignidad nunca podrá entenderla Maduro, como nunca la han entendido los tiranos. Esa lucha cuenta con toda la solidaridad del Consejo Superior de la Democracia Cristiana para Venezuela, designado por la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA). Esa lucha cuenta con la solidaridad de todo el país que espera que esta noche concluya más pronto que tarde. Es la lucha de la civilización contra la barbarie. En este instante de agresión rastrera de la dictadura contra la UCV, vaya nuestro público respaldo a su valiente equipo directivo presidido por la Rectora Cecilia García Arocha.

A la UCV, con afecto filial, le decimos, en estas horas de amarga penumbra, con las palabras de la IV y última estrofa de su hermoso himno:
Alma Máter, Abierto Cabildo,

donde el pueblo redime su voz:

¡nuestro pueblo de amable destino,

como el tuyo, empinado hacia Dios!

 

Caracas, 29 octubre 2021.

 

 

 

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