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Periscopio La Habana: Punteado de sal en el ajiaco cubano

Siempre ha existido una brecha en la dicotomía entre lo que los cubanos expresan, hacen y se comportan en el universo de espacios público/oficiales y lo que hacen, expresan y se comportan en la intimidad familiar, frente a la siempre escasa mesa, muy corto bolsillo y también en los núcleos más íntimos de amistades » seguras y confiables»; y esto último es el axioma de lo que «realmente piensan, sienten y están convencidos».

Esta brecha ha venido cambiando y es cada vez menor la distancia entre las dos variables. No ha sido un proceso fortuito, sino que ha tenido como catalizador varios aspectos. Cómo punto inicial, tenemos el acceso a internet por la población, y con esto el acceso a las redes sociales y de algunas plataformas, siempre teniendo en cuenta que desde «arriba» está latente la mirada de “Mashenka” a través de su lupa.

Esto ha permitido que se compartan sucesos, opiniones y actitudes que antes solo se conocían en círculos muy pequeños de personas, pero que hoy marcan tendencias. Hace apenas unos años que contábamos con dos fuentes informativas, la oficial y » Radio Bemba», está última con poco efecto debido al excelente y profesional manejo de la Psicología Social por parte de las estructuras del gobierno-califato, pero con cierto impacto mediático producto del morbo que provoca lo inasequible, la posibilidad de acercarnos a la otra cara de un hecho.

Cómo segundo aspecto derivado de lo anterior, el cubano de a pie ha podido conocer la realidad de la vida del extinto Califa holguinero, los Emiratos traspillados, los príncipes y descendientes de esos «Impolutos salvadores de nuestro destino». Total contraste, brutal antagonismo entre lo que nos quisieron mostrar y lo que realmente fueron y siguen siendo, comiendo buenos cortes de carnes en privado y en público eructando huevo. Prevaleciendo el «haz lo que yo digo, pero nunca lo que yo hago».

Ha sido esta ciberventana que, al asomarnos en ella, deja al desnudo una realidad que tira al piso, desmontando, el idílico escenario que se nos vendió por años. No es casual que el extinto “Califa holguinero” hubiera postergado e impedido el libre acceso de internet en el pueblo. Hoy sin posibilidad de no formar parte de esta Big Data y en el umbral de la inteligencia artificial, los que se mostraban por décadas como dioses poseedores y practicantes de la única verdad, van quedando al descubierto cuando las piezas empiezan a encajar y la verdad no se puede ocultar frente a este fenómeno de masividad y diversidad informativa.

Podemos afirmar que estamos viviendo el momento donde esta sociedad llena de inocencia descubre que sus patrones a imitar no son todo lo puro y real que se creía, por lo que se va fomentando un proceso metamórfico donde a medida que pasa el tiempo se modifican los parámetros sociales adquiridos por el adoctrinamiento impuesto durante años; la magnitud de este evento es definitoria y crea un punto de no retorno, por lo que afirmo con certeza que el funeral de la inocencia marcará el camino del cambio inevitable.

Años atrás, era casi inexistente escuchar opiniones en público que no fueran las acostumbradas, las aprendidas, las que siempre llevaban implícito parte del discurso «apologético revolucionario» y como ingrediente secundario la denuncia al «enemigo común», responsable de todas las desgracias de nuestra sociedad, incluida la desdicha económica del pueblo cubano.

Las protestas ocurridas en los últimos tiempos han terminado de cerrar la brecha a escasos milímetros/segundos; el ineficiente manejo de la economía, tanto interna como externa, por parte del gobierno-califato, ha traído como consecuencia que ya la mayoría de los cubanos están hartos del discurso plagado de potencialidades indemostrables, el evidente espejismo traducido en lemas históricos, con la constante extraviada esperanza de que «saldremos adelante». Llevamos años en un túnel dónde no se ve la luz por donde salir de esta oscuridad en la que estamos viviendo, en ocasiones -y quizás por la desesperación- pienso que si seguimos en este andar vamos a salir al otro lado del planeta, quizás saldremos por China, es solo una analogía, pero la que espero nos de la dimensión de todo lo que hemos transitado en la oscuridad durante años.

Se deberían premiar los resultados, de nada nos vale esfuerzos sin resultados, las personas  necesitan, piden, exigen, resultados tangibles, no hay espacio para discursos huecos, han agotado la posibilidad de que las personas tengan la más mínima esperanza de soñar con una maravilla que por seis largas décadas no ha podido llegar a la mesa del hombre de a pie.

¿Es el gobierno quien maneja las prioridades, no es así?

Pues cuidado, mucho cuidado…

 

«Ha querido probar que el estómago es la regla de la vida».

José Martí. Revista Universal. México, 15 de octubre de 1875, t. 15, p. 73.

«El respeto a la libertad y al pensamiento ajenos, aún del ente más infeliz, es en mi fanatismo. Si muero, o me matan, será por esa».

José Martí. Carta al General Máximo Gómez. Nueva York, 12 de mayo de 1894, Epistolario, t. 4, p. 137

 

 

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