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La dictadura de Cuba emerge como el talón de Aquiles de la candidata comunista en Chile

Jeannette Jara ya ha sido puesta contra las cuerdas por su ambigüedad para criticar la falta de libertades en la Isla.

Jeannette Jara, candidata presidencial de Chile.
Jeannette Jara, candidata presidencial de Chile. Getty Images

 

 

La candidata presidencial de la izquierda en Chile, con una votación que duplicó a su más cercana rival en las elecciones primarias celebradas a fines de junio, tendrá su talón de Aquiles o punto de más debilidad en relación con Cuba. Figura del Partido Comunista de Chile (PCCh)Jeannette Jara, ya ha sido puesta contra las cuerdas por su ambigüedad para criticar la falta de libertades en la Isla.

Jara se consolidó como la candidata unitaria del oficialismo de izquierdas al prácticamente doblegar a la izquierdista moderada Carolina Tohá. Ambas formaron parte del Gabinete del presidente Gabriel Boric, quien también se destacó en sus años de gestión por criticar duramente a las dictaduras de Nicaragua y Venezuela, pero guardar un evidente silencio ante los desmanes autoritarios del castrismo en Cuba.

La elección de Jeannette Jara, y en particular su ambigüedad frente a la dictadura cubana, será un tema polarizante en Chile en los meses por venir hasta la realización de las elecciones, cuya primera vuelta está prevista para el 16 de noviembre próximo.

El ascenso de Jara, marcado por una victoria contundente en las primarias de la coalición de izquierda Unidad por Chile, la posiciona como una contendiente seria para las elecciones presidenciales de noviembre. Sin embargo, su postura ambigua respecto al régimen cubano, caracterizada por una notable falta de críticas contundentes a las violaciones de derechos humanos en la Isla, ha generado controversia y cuestionamientos sobre su compromiso con los principios democráticos.

A esto se suma la crítica del Partido Comunista de Venezuela (PCV), que la ha acusado de no condenar con suficiente firmeza las violaciones a los derechos humanos en ese país, revelando tensiones incluso dentro de los círculos de izquierda latinoamericana. El PCV, que fue importante sostén del ascenso de Hugo Chávez al poder y respaldo de este, fue ilegalizado por el régimen de Nicolás Maduro y sus siglas fueron entregados a adláteres del chavismo.

Jara, tal como ha sido una posición del PCCh, ha evitado consistentemente condenar de manera directa las violaciones a derechos humanos en la Isla, optando por declaraciones que diluyen la gravedad de la situación en Cuba y atribuyen sus problemas principalmente al embargo estadounidense.

Esta postura no solo ha generado críticas dentro de Chile, sino que también ha puesto en evidencia una contradicción entre su discurso de defensa de los derechos humanos y su renuencia a señalar las violaciones cometidas por regímenes afines ideológicamente.

En una entrevista con CNN Chile el 9 de abril, en plena campaña para las primarias, Jara afirmó que Cuba no es una dictadura, sino que tiene «un sistema democrático distinto al nuestro«. Según ella, «cada pueblo tiene que definir su gobierno», y atribuyó las dificultades de la Isla principalmente al embargo estadounidense, minimizando las responsabilidades del régimen castrista.

Estas declaraciones desataron una ola de críticas, incluso entre sus aliados de izquierda, como la precandidata Carolina Tohá, quien señaló que el sistema cubano «no cumple con ninguno de los requisitos de una democracia» y ha sumido al país en una pobreza «inconcebible».

Tras la controversia, el 20 de abril, en otra entrevista Jara intentó aclarar sus dichos, afirmando que no fue su intención negar que Cuba es una dictadura, sino destacar que es un sistema «diferente». Sin embargo, esta rectificación fue percibida como tibia y poco convincente, ya que no incluyó una condena explícita a las violaciones de derechos humanos en la Isla. Jara insistió en que su prioridad es un «modelo chileno» y no replicar sistemas como el cubano, pero evitó condenar directamente los abusos del régimen que encabeza Miguel Díaz-Canel.

Bajo presión de sus contendores en las primarias, Jara volvió sobre el tema de Cuba el 23 de junio en un evento en la Universidad Alberto Hurtado, de los jesuitas. Por primera vez, reconoció que en Cuba existen «vulneraciones a los derechos humanos» pero abogó por la tesis de que el país caribeño debe resolver sus «problemas internos».

Sin embargo, esta declaración fue desmentida horas después por Lautaro Carmona, presidente del PCCh, quien afirmó que en Cuba «no hay presos por pensar distinto», evidenciando una discrepancia entre Jara y la línea más dura de su partido.

Entretanto, el PCV venezolano ha añadido una capa adicional de controversia al criticar a Jara por su postura frente al régimen de Nicolás Maduro. A diferencia de su ambigüedad respecto a CubaJara ha calificado repetidamente a Venezuela como un «régimen autoritario» y ha expresado que no considera que haya una democracia en ese país.

Sin embargo, el PCV, que históricamente ha apoyado al chavismo, pero se ha distanciado de Maduro por sus políticas económicas y represivas, ha acusado a Jara de no ser lo suficientemente enérgica en su condena a las violaciones de derechos humanos en Venezuela. Según el PCVJara ha evadido mencionar casos específicos de represión, como la detención de opositores y la persecución de movimientos sociales.

Esta crítica del PCV pone de manifiesto una paradoja: mientras Jara intenta proyectar una imagen moderada para captar votos de centro-izquierda en Chile, su reticencia a condenar con claridad los abusos en Cuba y Venezuela la expone a cuestionamientos tanto de sus adversarios como de aliados ideológicos.

Tal ambivalencia, según lectura de analistas críticos con el comunismo chileno, podría interpretarse como un cálculo político para no antagonizar a la base más radical del PCCh, pero también refleja una falta de coherencia en su defensa de los derechos humanos.

La renuencia de Jara a condenar inequívocamente la dictadura cubana plantea serias preguntas sobre su compromiso con los valores democráticos que dice defender, según los críticos de la ahora abanderada presidencial.

En un contexto donde la izquierda chilena busca consolidar una coalición amplia para enfrentar a candidatos conservadores como José Antonio Kast y Evelyn Matthei, quienes encabezan las encuestas, la postura ambigua de Jara podría serle costosa, políticamente hablando, entre votantes moderados que ven en Cuba un ejemplo de autoritarismo.

Jara, con su trayectoria como exministra y su origen popular, ha logrado conectar con sectores de la clase trabajadora chilena, pero su candidatura enfrenta un talón de Aquiles evidente: su incapacidad para condenar de manera clara y contundente la dictadura cubana. Esto convertirá a la dictadura cubana en un tema relevante en la campaña electoral.

Tal como ocurrió con el cuestionado silencio que mantuvo Gabriel Boric en relación con Cuba, en aras de complacer a sus aliados del PCCh dentro de una variopinta coalición de gobierno, diversos sectores de centro y de izquierda moderada, especialmente los chilenos más jóvenes, reclaman un liderazgo que conjugue los valores de la libertad individual con la justicia social, y ambas dimensiones no están presentes en la Cuba bajo el castrismo.

Para esos chilenos, según diversos observadores, los políticos en Chile no pueden obviar promover en otros países lo que predican puertas adentro del suyo.

 

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